Fraternidad diacrónica y sincrónica

Fraternidad diacrónica y sincrónica
Imagen I Annie Spratt (unsplash)
El 2020 ha sido uno de los tres años más cálidos desde que hay registros, a pesar del enfriamiento provocado por el parón económico de la pandemia. La temperatura media mundial estuvo 1,2 grados centígrados por encima de los valores preindustriales, y subiendo: los últimos seis años han sido los más cálidos jamás registrados y la década 2011-2020, la más calurosa.

Los glaciares, indicadores muy sensibles de la crisis climática, experimentan desde mediados del siglo XX un deshielo considerable. En los últimos 20 años, han perdido de media 267 gigatoneladas de hielo anuales, según las observaciones realizadas en más de 200.000 en todo el mundo.

Con dos consecuencias: los casquetes polares están en irreversible cuarto menguante y el nivel del mar sube. Lo primero es nefasto para los osos polares, porque su hábitat se funde bajo sus pies. Y bueno, parece, para el comercio. En febrero de este año –en pleno invierno–, un enorme carguero cruzó por primera vez el Ártico, ida y vuelta sin problemas. Los expertos juzgan que esta es la última señal de la rapidez con la que se acelera el ritmo del cambio climático en las regiones más septentrionales de la Tierra, lo que abre nuevas expectativas comerciales (¿tal vez por eso hay tanta pasividad respecto a la crisis climática?).

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