Ana de Miguel: “Necesitamos redefinir entre mujeres y hombres qué es lo bueno y valioso para este mundo”

Ana de Miguel: “Necesitamos redefinir entre mujeres y hombres qué es lo bueno y valioso para este mundo”
La filósofa feminista ha participado en el 40 Congreso de Teología El neoliberalismo mata. No se puede servir a Dios y al dinero, convocado por la Asociación Juan XXIII para reflexionar sobre las consecuencias sociales, políticas, económicas y ecológicas de este sistema.

La intervención de Ana de Miguel, centrada en neoliberalismo y patriarcado, ha arrancado con una mirada al pasado para analizar cómo a lo largo de la Historia la palabra de la mujer no ha tenido ningún valor. Para ello, ha recurrido a la leyenda del rey Salomón que tuvo que intervenir ante dos mujeres que discutían por saber de quién era el hijo que había sobrevivido a la primera noche del parto. La palabra de ellas tuvo que ser interpretada por la sabiduría del hombre.

“De ahí venimos, de ser el segundo sexo, aprendiendo desde la infancia que nuestra misión es sostener y cuidar el mundo, pero no pensarlo ni hacerlo”, ha reflexionado la profesora de Filosofía Moral y Política de Universidad de Rey Juan Carlos. Según de Miguel, el feminismo es mucho más que la lucha por la igualdad de las mujeres, es un movimiento que nos ha empoderado para dejar de actuar a la defensiva. “Queremos pensar y cambiar nuestra situación en el mundo y, con ello, la de los hombres, para repensar conjuntamente que es lo bueno y lo valioso y qué estructuras necesitamos para desarrollarlo”.

En las sociedades neoliberales, que se extienden con la caída del Muro de Berlín, se ha impuesto la creencia del mundo como un gran supermercado. “Todo es susceptible de comprarse y venderse”, y el mensaje patriarcal que reciben los hombres es que sus deseos no tienen límites. Por tanto, la desigualdad en sociedades formalmente igualitarias se reproduce a través de normas y valores diferenciados para chicas y chicos, y se impone, no desde la coacción, sino desde el falso consentimiento.

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Desde esa lógica neoliberal se vive con normalidad la mercantilización de las mujeres, que pueden ser “empresarias” de su propio cuerpo. Así, asegura Ana de Miguel, cuando las empobrecidas dicen que no tienen nada, el mercado les responde que exploten su cuerpo para dar placer a los demás. El mensaje que nuestros jóvenes están interiorizando, fundamentalmente a través de la pornografía y la prostitución, “es el de una doble verdad: que una chica es su igual, pero al mismo tiempo un trozo de carne a su servicio”. Un adoctrinamiento reforzado por youtubers, instagramers e influencers.

Entiende la filósofa que el feminismo actual tiene que compartir una serie de presupuestos nucleares, pocos, pero firmes. Entre estos principios sitúa la desmercantilización del cuerpo de la mujer y, a partir de ahí, se muestra abierta a acoger toda la diversidad de pensamiento que siempre ha caracterizado a este movimiento.

Manifiesta que se puede reflexionar sobre todo, también sobre el sexo, que entiende desde la reciprocidad y no desde la violencia y la humillación que siembra la pornografía. “Hemos de perder el miedo a que nos llamen puritanas”, afirma. En ese sentido, considera que la moral sexual de la Iglesia es anacrónica, aunque no le atribuye toda la responsabilidad, pues el patriarcado es el que ha promovido el “todo vale” y ha mandatado a los hombres a vivir la sexualidad atendiendo a “sus” deseos y a “su” placer.

 

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