Escuchar, acompañar y caminar juntos “buscando la dignidad de las personas trabajadoras”

Escuchar, acompañar y caminar juntos “buscando la dignidad de las personas trabajadoras”
El primer seminario monseñor Antonio Algora convocado por la Conferencia Episcopal Española para escuchar a militantes cristianos comprometidos en organizaciones sindicales, ha constatado la necesidad de caminar juntos para seguir “buscando la dignidad de las personas trabajadoras”. En este sentido, se ha subrayado la importancia de que la Iglesia mire a los sindicatos “sin prejuicios” y se concreten lugares comunes de diálogo institucional

Militantes de base, dirigentes sindicales, delegadas y delegados de servicios públicos y de sectores privados, de una amplia representación de la geografía del país, han participado junto con los responsables de la Pastoral del Trabajo de la Iglesia española, en un proceso de diálogo y de escucha concretado este sábado en el primer seminario Antonio Algora, llamado así a modo de “homenaje sencillo pero inequívoco”, según expresó Abilio Martínez, obispo que le relevó como responsable de la actual Pastoral del Trabajo.

“Su tesón, junto con los movimientos especializados, hizo que la Pastoral Obrera concretase en un documento lúcido como es la Pastoral Obrera de Toda la Iglesia (POTI) para que tomara carta de ciudadanía en la Iglesia, en general, y en las diócesis en particular”, subrayó Martínez en la presentación del encuentro, recordando este hito de la Iglesia española. Una pastoral “muy necesaria” al mismo tiempo que “compleja”, ya que supone situarse en el conflicto capital-trabajo, sin dejar de practicar la cultura del encuentro.

“Esta convocatoria quiere ser un encuentro con militantes que dan su testimonio y compromiso buscando la dignidad de las personas trabajadoras”. Un momento “de encuentro y de escucha” para conocer “qué es lo que pensáis que la Iglesia puede ofrecer”, ha aseverado el obispo de la Pastoral del Trabajo, recordando los criterios de justicia social de tierra, techo y trabajo para todos (Cfr. Fratelli tutti, 127)

La DSI, la gran desconocida

Desde este punto de partida, en la primera parte del encuentro se ha impartido la ponencia Los sindicatos en la DSI y el magisterio del papa Francisco, por Maribel Zaldivar, militante de la HOAC. En su intervención, ha expuesto “lo que ha vivido, compartido y sobre lo que se ha formado, en relación al sindicalismo y Doctrina Social de la Iglesia” (DSI). Y ha recordado que la DSI es la gran olvidada de todo el pueblo de Dios “es la gran desconocida de nuestra Iglesia”. En este sentido, ha expresado la necesidad de que la Iglesia impulse, difunda y promueva la formación de su magisterio social que “debe estar en todas las pastorales de la Iglesia… y en todas las diócesis”.

En su opinión, la DSI es parte de la tarea evangelizadora de la Iglesia y de su compromiso por la justicia, de ahí que sea “imprescindible para el mundo obrero”. Durante su exposición ha realizado un recorrido por el magisterio social y los diversos pontificados, desde el año 1891 con Rerum novarum, de León XIII; Quadragesimo anno, de Pio XI; Mater et magistra y Pacem in terris, de san Juan XXIII; Populorum progressio, de Pablo VI; Laborem exercens, de san Juan Pablo II; y Laudato si’, de Francisco han sido las encíclicas referenciadas a los que ha incorporando dos mensajes del papa Bergoglio: el realizado en la 109 Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT (2021) y en el Encuentro internacional de organizaciones sindicales con el Vaticano (2017), al que, precisamente, participó monseñor Antonio Algora.

“Mirar a los sindicatos sin prejuicios”

Zaldivar ha insistido en “la importancia del diálogo, de caminar juntos es una tarea que está impulsando el papa Francisco, situando tres aspectos importantes: la cuestión social debe estar unida a tierra, techo y trabajo” y al cuidado de la casa común. Es imprescindible “prestigiar la labor de los sindicatos”. “La Iglesia debe mirar sin prejuicios a los sindicatos, pues sus enseñanzas sociales así se lo exigen. Debe dialogar con ellos, compartir experiencias que puedan redundar en el bien de la sociedad porque respondan a una economía de comunión y no de descarte”. De ahí que haya planteado que los militantes cristianos comprometidos en las organizaciones sindicales deben “tender puentes”, también con otras organizaciones y expresiones de lucha por el cuidado del medioambiente, la igualdad de la mujer, la erradicación de la pobreza, o el derecho a la vivienda.

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Los sindicatos son “la mejor herramienta para defender los derechos de los trabajadores”, señalando además que “hay otras expresiones de lucha que también hay que apoyar”. “Nuestra tarea es que todas las decisiones sean tomadas teniendo como referencia a los empobrecidos del mundo obrero”, ha subrayado. Por otro lado, ha considerado “imprescindible que trabajemos por la educación en los valores obreros, no solo en los jurídicos, que siempre formaron parte de la cultura obrera”.

Espacios de diálogo, encuentro, escucha y acompañamiento

En la segunda parte del encuentro, se han presentado una síntesis de las aportaciones realizadas previamente por todos los participantes del seminario sobre el por qué se da el compromiso militante en organizaciones sindicales; que aporta la experiencia sindical a la fe y viceversa; cual es el sentimiento de acompañamiento por parte de la Iglesia; lo que más se valora y cómo mejorar este acompañamiento, que ha dado oportunidad a realizar un diálogo y a resaltar algunos acentos.

Subrayar la centralidad del trabajo, como tema clave que atraviesa todas las pastorales, por lo esencial que es para la persona, para la sociedad y para el cuidado de la casa común. Se ha remarcado la importancia de ser esperanza en el mundo del trabajo, teniendo como punto de partida en cualquier diálogo que “millones de trabajadores se siguen cayendo del andamio social”, como apuntó Algora, lo que implica una crítica al sistema por ser la causa que provoca las injusticias, crear esa conciencia y reconocer el mundo obrero; promover la participación y el protagonismo de la gente trabajadora, ser críticos con las estructuras que dejan de realizar su misión. Otra de las cuestiones señaladas son las relacionadas con los estilos y prácticas sindicales y si estas van en la línea de lo que propone la Iglesia, desde su DSI y el problema fundamental de empobrecimiento y deshumanización.

El diálogo también ha sido una oportunidad para visibilizar una problemática de relaciones laborales en el seno de las Iglesia y la necesidad de dar ejemplo en la defensa y con la aplicación de trabajo decente en su seno.

Por otro lado, se considera fundamental seguir facilitando este tipo de encuentro, promover la escucha, la cercanía y el acompañamiento en el mundo del trabajo, de sentirnos pueblo en la tarea constante de compromiso a las dinámicas pastorales del trabajo.

Normalizar las relaciones institucionales Iglesia-sindicatos

Destacar la importancia de tender puentes entre la Iglesia y los sindicatos buscando espacios de encuentro desde temas que pueden ser compartidos: el trabajo decente, la siniestralidad laboral, las transiciones ecológicas, el salario universal, el reparto del tiempo de trabajo, etc.. En este sentido, se subraya que la normalización de relaciones institucionales de la Conferencia Episcopal y los sindicatos, fortalecería el acompañamiento de las personas cristianas en organizaciones sindicales. Y que el acompañamiento primario que se hace desde los movimientos apostólico sea también un proceso en el que se impliquen todos los obispos de la Conferencia Episcopal.

El aire sinodal ha recorrido todo el encuentro, también la dinámica y el impulso pastoral del papa Francisco, que ha vuelto a situar la centralidad del trabajo, desde el primer momento de su pontificado, y que esa “lluvia fina” –como dejó dicho Algora– ya cala y se hace visible en la Iglesia española.

“Jesús ya está en el trabajo, no hay que llevarlo”, se escuchó en la sala para recordarnos que, con nuestra entrega y actuando como samaritanos colectivos en el mundo del trabajo, lo acompañamos a él en la construcción de “un reino” de rostro humano, sostenible, fraternal y de justicia social.

 

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