El centro Delàs de Estudios por la Paz apuesta por la seguridad compartida frente a la inseguridad de la OTAN

El centro Delàs de Estudios por la Paz apuesta por la seguridad compartida frente a la inseguridad de la OTAN
El Centre Delàs d’Estudis per la Pau acaba de publicar La OTAN, construyendo inseguridad global, coincidiendo con el inicio de la Cumbre por la Paz organizada por la sociedad civil en respuesta a la cumbre de la Alianza Atlántica.

La publicación analiza el papel de la OTAN en el mundo y las consecuencias que sus conceptos estratégicos han tenido y pueden tener para la paz global. De hecho, en Madrid se aprobará un nuevo “concepto estratégico” que permitirá seguir expandiendo su ámbito de actuación para hacer frente a las que considera “nuevas amenazas”.

Para la investigadora del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, Tica Font, la reformulación de su estrategia “pondrá el acento en reforzar la disuasión y la defensa, lo que equivale a incrementar todas las capacidades militares sean nucleares, convencionales o cibernéticas”.

El estudio ha identificado la tendencia de la OTAN por flexibilizar su sometimiento a la Carta de las Naciones Unidas, situándose en lo que se ha calificado como “desregulación jurídica de la guerra”; y a intervenir más allá de lo que establece el Tratado del Atlántico Norte, como ilustran casos como Afganistán o Irak.

La OTAN como solución a los problemas que provoca

El informe analiza la capacidad nuclear de la OTAN, que es de 6.025 cabezas, el 46% del total mundial, en su mayor parte en manos de EEUU. Los investigadores Teresa de Fortuny y Xavier Bohigas apuntan que “la OTAN señala a Rusia como una amenaza, puesto que está desarrollando nuevas armas nucleares, cosa muy cierta. Ahora bien, omite que todos los Estados nucleares de la OTAN tienen en marcha programas de renovación y modernización de armas nucleares” y destacan el multimillonario programa norteamericano, con un gasto de más de 500.000 millones de dólares en diez años.

Los dirigentes atlantistas ha optado por impulsar una guerra subrogada en Ucrania, con la finalidad de resolver, por la fuerza, lo que perciben como el primer episodio de una nueva Guerra Fría entre la OTAN y Rusia/China, se denuncia en el informe.  “La Alianza retrocede y regresa a la casilla de salida de su historia, lo que no deja dudas respecto a su función: la OTAN es la mejor solución a los problemas provocados por la OTAN”, apunta José Luis Gordillo, otro de los autores del informe.

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Apuesta por impulsar el movimiento por la paz

La publicación apuesta, en este escenario, por volver a articular un movimiento por la paz europeo, que tenga por objetivo recuperar una seguridad común y compartida entre todos los pueblos y naciones de Europa. Así incluye, un anexo donde recoge una propuesta alternativa proveniente de la sociedad civil, basada en la cooperación y el desarme, “Seguridad Común 2022: Por nuestro futuro compartido”, elaborada por expertos del International Peace Bureau y la Fundación Olof Palme, que parte de la idea de que “la guerra ya no puede ser la continuación de la política por otros medios. En la era de las armas nucleares, la guerra es la ultima irratio, la paz es la ultima ratio, como dijo Willi Brandt en su discurso del Premio Nobel en 1971.

La nueva propuesta sobre seguridad común, parte de varios principios:

1. Todas las personas tienen derecho a la seguridad humana: a no tener miedo y a no padecer carencias.

2. La creación de confianza entre las naciones y los pueblos es fundamental para una existencia humana pacífica y sostenible.

3. No puede haber seguridad común sin desarme nuclear, fuertes limitaciones a las armas convencionales y reducción del gasto militar.

4. La cooperación global y regional, el multilateralismo y el estado de derecho son cruciales para afrontar muchos de los retos del mundo.

5. El diálogo, la prevención de conflictos y las medidas de fomento de la confianza deben sustituir a la agresión y a la fuerza militar como medio para resolver disputas.

6. La mejora de la reglamentación, el derecho internacional y la gobernanza responsable también deben ampliarse para abarcar las nuevas tecnologías militares, como en los ámbitos del ciberespacio, el espacio exterior y la “inteligencia artificial”.

El anexo reconoce que “es indispensable la acción de la gente, de cada individuo, pero especialmente del movimiento por la paz. Sin la sociedad civil, el futuro no puede alcanzarse ni configurarse”.

 

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