Seguidoras del Maestro

Seguidoras del Maestro
En la parroquia de San Carlos Borromeo de Madrid, se presentó el libro Revuelta de las mujeres en la Iglesia. Alzamos la voz de la editorial La Imprenta, sobre el movimiento global de mujeres en el seno de la Iglesia.

El libro tiene un carácter coral y muestra de ello, fue la presentación que estuvo realizada por Pili Calle Humanes, Mercedes López Herrera, Silvia Martínez Cano, Pepa Monleón Caro, Mabel Ruiz Ruiz, Pepa Torres Pérez, Marisa Vidal Collazo. Esta presentación estuvo coordinada por el editor Miguel Ángel Vázquez.

Tras una rotunda introducción cargada de simbolismo, me di cuenta de que esta no era una presentación al uso. Una vasija rota con contundencia en medio de la sala ya hizo hincapié en el carácter del libro: poner el foco en las mujeres silenciadas, invisibilizadas o que sufren abuso en la iglesia.

A continuación, en las voces de cada una de las intervinientes, se puso de manifiesto, por un lado, la pluralidad de movimientos que han confluido en ese mismo anhelo de igualdad en la iglesia y que la expresión «Alzamos la voz», que aparece en el subtítulo, expresa. Por otra parte, esta pluralidad de voces también anuncia la gran riqueza de perspectivas que supone el libro: la actitud memoriosa que recuerda a las hermanas, compañeras de la historia de la iglesia de las que las autoras de este libro, y tantas mujeres de estos movimientos, se sienten herederas.

Se comentó el presente de esta revuelta de mujeres, con su diversidad, que es sinodalidad, y que aspira a ser escuchada en plano de igualdad, como hermanas, en una misma iglesia.

Se puso sobre el tapete la universalidad de este movimiento de mujeres, que sintiéndose seguidoras del Maestro, desde cada lugar de la geografía, luchan para acabar con la invisibilidad y el abuso dentro de la iglesia.

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También se escuchó cómo en el libro aparece reflejado el futuro de tantas mujeres jóvenes que encuentran, en esta mirada feminista en la iglesia, un camino fresco y estimulante para vivir su fe, para soñar una iglesia donde sanar, contemplar y esperar.

Se subrayó que toda esta lucha no surge del hartazgo de tanta invisibilidad, aunque contribuya, sino de una espiritualidad que emana del mismo evangelio, del encuentro de Jesús con las mujeres como la mujer que lo unge, la cananea que lo interroga o las mujeres que anuncian, las primeras, la resurrección.

En definitiva, fue una agradable ocasión para reconocer el gran esfuerzo personal que han hecho todas las coordinadoras y autoras de este libro que, abriéndose huecos en sus agendas, en sus tareas cotidianas y con las limitaciones de la distancia, han conseguido en un tiempo breve, sacar este libro adelante.

Y ha sido emocionante compartir junto a ellas la alegría de un encuentro personal, que se había podido, por fin, hacer realidad, ya que hasta ese momento solo fue telemático. Un gozo que, sin estar previsto en el guion, se contagió entre quienes estuvimos allí presentes.

 

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