Tiempos convulsos

Tiempos convulsos
El clima político | Javiñetas
Iniciamos un nuevo curso político, marcado por la incertidumbre y el miedo a un futuro que presenta muchos nubarrones.

El impacto de la guerra en Ucrania, cuando aún no hemos superado las consecuencias de la pandemia de la COVID-19, ha traído consigo una desaceleración económica que amenaza con una posible recesión; un incremento descomunal del precio de la energía junto con una inflación galopante, por encima del 10%, que empobrece todavía más a las clases medias y bajas; y una confrontación geopolítica por el dominio del planeta y sus gentes, en la que Estados Unidos y China marcan el ritmo en un pulso político-armamentístico-comercial. Son de hecho, los poderes en la sombra que, hoy más que nunca, mueven el mundo y toman las decisiones respondiendo solo a sus intereses.

España, fruto de la subordinación al Gobierno de la Casa Blanca, se ve inmersa en este proceso, que nos obliga a incrementar el gasto militar hasta un 2% del PIB. Esta obligación, impuesta en la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, coincide con el déficit en Atención primaria, tantas veces denunciado, que pone en tela de juicio la calidad de la sanidad pública y el servicio que debe prestar a la ciudadanía. El mismo alineamiento que está detrás de los acuerdos del Gobierno de España con Marruecos, en relación al Sáhara, y que han provocado la masacre humanitaria que costó la vida recientemente a 37 migrantes subsaharianos que intentaban entrar en Melilla.

Todo ello está dañando la imagen del Gobierno restándole apoyos entre los sectores más progresistas y comprometidos.

Tras el periodo estival toca afrontar una agenda política cargada de retos y dificultades.

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Sigue habiendo casi tres millones de personas en situación de desempleo. Es verdad que se produce un crecimiento del empleo, pero con un incremento de trabajadores pobres. De hecho, el salario de una gran parte de la clase trabajadora apenas alcanza los 18.000 euros al año. El 27,8% de la población está en riesgo de pobreza y de exclusión social. Ha aumentado la pobreza relativa en un 0,7%. Los desahucios han crecido un 1%, la mayoría por impago de alquiler. La violencia de género sigue imparable: 23 mujeres asesinadas en el primer semestre del año. Un incremento del 18% respecto al 2021.

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