Enrique Lluch: “El modelo actual de economía no da a las personas lo que les promete”

Enrique Lluch: “El modelo actual de economía no da a las personas lo que les promete”
El colaborador de noticiasobreras.es y autor de libros como “Una economía para la esperanza” o “Más allá del decrecimiento” saca un momento entre viajes, conferencias, colaboraciones y clases para responder a nuestras preguntas.

A pesar de la raíz común de la economía y la ecología, ¿por qué se da la divergencia entre ambas?

Prima lo que Aristóteles llama la crematista, el economicismo por encima de la oikonomia, el cuidado de la casa. Perseguimos incrementar la producción, tener cada vez más, para lo que tenemos que explotar la creación, sacar beneficios a corto plazo.

El cuidado de lo que tenemos es incompatible con explotar para sacar el máximo beneficio. Hay que cambiar toda la visión de la economía para buscar lo suficiente, hacer fructificar lo que tenemos para tener aquello que necesitamos. Tener cada vez más para cubrir más deseos, pensando que eso nos trae bienestar, no es sostenible.

Mi deseo de tener un tercer automóvil
compite con la necesidad de otra persona de comer

Además, equiparar los deseos a las necesidades no es inclusivo. Mi deseo de tener un tercer automóvil compite con la necesidad de otra persona de comer. Si convertimos cualquier deseo en necesidad, y lo ponemos al mismo nivel que las verdaderas necesidades, habrá gente que se quede atrás necesariamente.

¿Qué hay detrás de los discursos empresariales sobre responsabilidad social, huella ecológica y derechos humanos?

Hay mucha gente de buena voluntad que se está dando cuenta de que esto no es sostenible y quiere hacer las cosas de otra manera. Pero lo hacen sin replantearse la esencia crematística de nuestra sociedad. Se dicen que hay que hacer que las empresas ganen el máximo posible, producir más para satisfacer más y más deseos, porque es lo que crear bien estar, pero de una manera sostenible e inclusiva.

Si ambos objetivos fueran compatibles, no habría problema. Pero cuando hay un dilema ético pierde siempre lo que no es la prioridad. Hay buena intención, es mejor pensar eso que no pensarlo, pero tenemos que cambiar el orden de los factores, que en este caso sí altera los productos: hay que producir de manera inclusiva y sostenible para tener lo suficiente.

 ¿Cómo pueden mantenerse las empresas que priorizan ser inclusivas y solidarias si no cambia el marco general?

No todas las empresas tienen que hacer lo mismo, no están obligadas a funcionar de una u otra manera, salvo que legislativamente se impongan unas condiciones determinadas, lo que, a veces, ocurre. Tal y como está montado todo, las empresas más competitivas se comen a las empresas competentes, que ya no dependen de su propia competencia. Por ejemplo, una empresa puede tener los mismos costes que otra, pero vender mucho más barato, debido a que por su tamaño y volumen de ventas, se puede permitir establecer un margen menor. No es está siendo más eficiente, no produce mejor, no tiene costes menores, sino que tiene la posibilidad de reducir su margen para bajar el precio y lo hace.  Siendo menos eficiente, puede conseguir vender más. Al final, hay menos empresas y más grandes, menos mercado, se generan oligopolios y hasta monopolios.

Tal y como está montado, las empresas más competitivas
se comen a las empresas competentes

Sí, tenemos que cambiar el sistema para potenciar la existencia de empresas competentes, pero hay que tener en cuenta que existen empresas que consiguen mantenerse siendo competentes, que favorecen incluso a su propia competencia, haciendo las cosas bien. Evidentemente es más difícil que reducir costes para vender más barato y competir por el precio, pero hay empresas que lo logran.

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¿Qué impacto está teniendo la encíclica Laudato si’ en las ciencias económicas?

Para el sector cristiano que ya teníamos esa sensibilidad nos ha venido bien, nos carga de argumentos y de razones teológicas. Afortunadamente, ya está plenamente incorporado a la Doctrina Social de la Iglesia. Ya dijo algo Juan Pablo II, ya lo había asumido Benedicto XVI y Francisco lo ha hecho de una manera clara y meridiana.

En cambio, no creo que esté influyendo en las facultades. Seguimos sin cambiar el paradigma del economicismo, del crecimiento, de la racionalidad económica y de más producción para cubrir cuantos más deseos, ilimitados por definición, mejor. Hay estudios buenos, hay estrategias interesantes como la economía circular, que nunca debimos abandonar y a la que tenemos que volver, por supuesto, pero sin querer que sirva para producir mucho crecimiento económico.

¿Cómo empujar para que otro mundo más justo, sostenible y solidario sea posible?

Hay que cambiar lo macro, a través de gente con responsabilidades que cambie estructuras en los mercados, en las políticas de compra del sector público y que fomente empresas que potencien su función social en sus tres dimensiones: producir bienes y servicios útiles,  favorece el desarrollo integral de las personas que reúne y  promocionar el entorno en el que trabajan.

La verdadera racionalidad económica
está en tener lo suficiente, no más, para vivir bien

A nivel individual, tenemos que mostrar que la verdadera racionalidad económica no está en la satisfacción de cada vez más deseos a través de la posesión de cosas, sino en tener lo suficiente para vivir bien. Para eso tenemos que aprender a diferenciar entre necesidades y deseos, y comprender cómo se crean y nos creamos las necesidades.

Tenemos una pedagogía contrastada que hace pensar a la gente. Por lo que he comprado, cuando le hablas a la gente de todo esto, se va pensando en qué tiene que cambiar y busca cómo hacerlo. A lo mejor me engañan cuando me dicen que les gusta lo que digo, no sé, pero creo que no, porque me vuelven a llamar, compran mis libros, me piden las dinámicas que hacemos… Al final, las personas no están felices, están viendo que este modelo no les da lo que les promete.

Enrique Lluch intervendrá el 8 de febrero, en el Palacio de Colomina de Valencia, en la conferencia “Una mirada a la pandemia desde Cáritas”, que se retransmitirá por internet., junto al director de Cáritas Valencia, Ignacio Grande, el director de Cáritas de Lleida, Rafael Allepuz, y el director de Cáritas de Mérida-Badajoz, Jesús Pérez, estos dos últimos autores del cuaderno publicado por FUNDERÉTICA del mismo nombre.

 

Vídeo de la charla “Retos y respuestas para el cuidado de la casa común desde la economía”, celebrada el pasado 26 de enero, en Burgos.

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