La muerte en el trabajo se ceba con las clases más empobrecidas

La muerte en el trabajo se ceba con las clases más empobrecidas
Los accidentes laborales se ceban con las personas trabajadores con menos ingresos, peor cualificación profesional y con contratos temporales. La siniestralidad afecta especialmente a las clases trabajadoras más empobrecidas y desprotegidas.

De ahí que, el Análisis de las estadísticas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales en España en 2022.afirme con rotundidad que “los accidentes de trabajo son una cuestión de clase”.

La investigación se ha centrado en los índices de incidencia que expresan el número de accidentes por cada 100.000 personas trabajadores con coberturas por accidentes y enfermedades laborales, incluidas las personas autónomas, ya que permite comparativas rigurosas, al margen de la evolución de la población trabajadora o el ritmo de la actividad de cada sector.

El tipo de ocupación, la situación profesional, el modelo de contratación e incluso la nacionalidad determinan bastante la probabilidad de sufrir un accidente de trabajo.

Las accidentes, cuestión de clase

Sin ir más lejos, la incidencia de accidentalidad laboral es 404 veces más alta entre los peones de las industrias manufactureras (16.565) que entre los profesionales de apoyo en finanzas y matemáticas (41).

Fuente: @SaludLAb_CCOO

Las categorías de peones, trabajadores de la construcción y de la industria, operadores de instalaciones y maquinarias, trabajadores de servicios de protección y seguridad, los no cualificados de los servicios y los trabajadores de los servicios de salud y cuidados cuentan con índices de incidencia superiores a la media de todas las ocupaciones.

La población asalariada presente índices de accidentes de trabajo durante la jornada cada vez mayores que los de las personas autónomas, hasta llegar a triplicarlos, fundamentalmente por la incorporación de 2,5 millones de autónomas desde 2019 a las estadísticas.

Aunque todavía no hay datos de incidencia de 2022 por tipo de contrato, los temporales registraron un 71% más de accidentes en jornada que los indefinidos en 2021.

Trabajadores extranjeros, más expuestos

Los trabajadores extranjeros tienen un índice de incidencia de accidentalidad en jornada mayor que el de los españoles. Las personas procedentes de Ecuador, Guinea Bissau y Marruecos acumulan un índice de siniestralidad más elevado (superan los 5.300), llegando casi a duplicar la incidencia media (2.810,5). Las nacionalidades africanas superan el índice general, así como buena parte de las latinoamericanas y tres países europeos, Portugal, Rumanía y Bulgaria (más de 3.300).

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Tal vez, sea debido a que su presencia se concentra en sectores de alta siniestralidad, en ocupaciones con mayores riesgos, sin que se pueda descartar que además tengan mayores dificultades para hacer valer sus derechos.

Diferencias entre hombres y mujeres

Los accidentes en jornada de trabajo afectan mayoritariamente a los hombres, el 69% en 2022, porcentaje que crece a medida que aumenta la gravedad del siniestro, alcanzando el 94% en el caso de los mortales.

Este patrón se ha mantenido estable a lo largo de la serie histórica (aunque en 2022 el porcentaje en los hombres ha sido ligeramente inferior al de años anteriores), en correspondencia a las diferencias existentes entre hombres y mujeres al incorporarse al mercado de trabajo.

Los varones ocupan actividades con mayor nivel de siniestralidad (minería, construcción, gestión de residuos, industriad manufactureras, transporte…) y con mayores niveles de reconocimiento y de remuneración.

En los datos de 2021, los servicios aparecen como el sector que agrupa algunas de las actividades con mayor proporción de trabajadoras ocupadas, las mujeres suponen el 42% de los accidentes con baja, descendiendo al 19% en el agrario y al 13% en la industria, quedándose en un exiguo 1,5% en la construcción, el sector más masculinizado.

Las actividades donde hay un mayor número de accidentes en mujeres que en hombres son las actividades sanitarias y de servicios sociales (78,9%), la educación (70,3%), las actividades de hogares como empleadores de personal doméstico (61,7%) y las actividades financieras y de seguros (55,6%).

Sin embargo, el 53% de los accidentes con baja in itinere lo sufren las trabajadoras, debido a la mayor incidencia de la contratación a tiempo parcial en las mujeres y la mayoritaria asunción por su parte de las tareas de cuidados de la familia y del hogar.

Hacen falta políticas activas y contundentes de prevención que atiendan la especificidad de las personas trabajadoras, las empresas y los sectores, así como una administración diligente en la lucha contra los accidentes y enfermedades laborales y una sensibilidad social reforzada de los riesgos a los que se enfrenta la población trabajadora.

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