Nuestro modo de vida en el debate político

Nuestro modo de vida en el debate político
Ilustración | MiCruz
En el I Informe Ecosocial sobre la Calidad de Vida en España que acabamos de publicar en FUHEM ofrecemos un nuevo enfoque para detectar dónde están algunos de los asuntos cruciales sobre los que deberíamos centrar la atención a la hora de diseñar políticas que persigan una «vida buena».

En dicho informe, se caracteriza el modo de vida en la sociedad española y las tendencias que lo atraviesan para, posteriormente, evaluar sus contribuciones e impactos sobre la autonomía y salud de las personas. En definitiva, este análisis del modo de vida desde una perspectiva ecosocial tiene como propósito enfocar la conversación social, la acción colectiva y las políticas públicas en los principales factores que favorecen o entorpecen el florecimiento humano. Y para actuar en esa dirección se necesitan diagnósticos adecuados y aproximaciones que clarifiquen y orienten las deliberaciones y las intervenciones.

¿Qué cabe entender por vida buena?

Desde el punto de vista de las personas, una vida buena es una vida sana y autónoma. La posibilidad de obtener esos logros dependerá de si se garantiza: 1) un acceso adecuado y suficiente a los bienes socialmente necesarios; 2) unas relaciones –sociales e interpersonales– significativas y gratificantes; 3) una organización autónoma de los tiempos de las personas y 4) unos entornos –sociales y naturales– saludables. En consecuencia, la pregunta que planea en todo momento sobre el informe es la siguiente: ¿cómo afectan el modo de vida imperante a los objetivos de salud y autonomía que persiguen las personas y a los aspectos que consideramos básicos –acceso suficiente y universal a los recursos, relaciones significativas y tiempo para la autonomía personal en un entorno social y natural seguro– para conseguir aquellos logros?

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Si se quiere responder a esa pregunta, lo primero que hay que hacer es caracterizar el modo de vida de la sociedad española. Para ello hay que fijar la atención en el consumo mercantil, por ser el eje sobre el que gira nuestra vida en unas sociedades que no en vano denominamos de consumo, atendiendo especialmente a tres ámbitos: la alimentación, la movilidad y la vivienda. Solo estos tres componentes absorben la mayor parte del gasto de los hogares (la mitad del presupuesto de una familia media española, elevándose hasta el 67% en el caso del 20% de las familias con menos ingresos) y son responsables del mayor número de los impactos sociales y ecológicos que ese modo de vida ocasiona (el 85%, según el indicador de la «huella de consumo»).

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