El trabajo que muchos no desean
En Almería, la tierra bajo plástico, o como me cantaba un camarero en un pueblo de Granada hace unos días: «Almería, la tierra de las tres cosechas».
Así es, las tierras invernadas en la provincia de Almería han ido creciendo tanto a levante como a poniente y de septiembre a junio están en producción. Llegando el mes de junio se van recogiendo los últimos frutos, tomates, sandias y melón, básicamente, y se procede a limpiar el invernadero y dejar la arena lista para la próxima temporada, poco menos de dos meses de descanso.
En algunos casos, se aprovecha también, para reparar el invernadero o cambiar los plásticos. Así que, llegado esta época, alrededor de 50.000 trabajadores migrantes se quedan sin apenas trabajo. Los menos, marchan a su país, en algunos casos, los procedentes de Marruecos, no así los que llegaron de países más lejanos y con menos posibilidades como Mali, Guinea, Senegal y Sudamérica. Muchos no lo hacen por carecer de recursos y porque no pueden arriesgarse a irse, después de lo que les costó entrar, difícil poder entrar de nuevo. Por tanto, la mayoría se desplazan a otros lugares donde puede haber trabajo en la agricultura, primero por la zona de la huerta murciana, a continuación, hacia el norte a trabajar en la fruta y, a final de verano, en alguna de las vendimias. Los menos, de los que se quedan se dedican a trabajos de reparación y reformas en el invernadero o a verlas venir.
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Militante de la HOAC de Almería