He leído estos días, previos al inicio de los dos sínodos mundiales sobre la sinodalidad, un par de noticias que me han llamado poderosamente la atención y que me han
Es difícil –y más en una institución tan enorme y diversa como la Iglesia católica– que una decisión, por limitada que sea, no se preste a diferentes y enfrentadas reacciones.
En rueda de prensa la secretaría general del próximo sínodo “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión” ha presentado el texto base y el Vademécum de este proceso que
Francisco inicia a un camino sinodal de tres años de duración y articulado en tres fases –diocesana, continental y universal–, compuesto por consultas y discernimiento, que culminará con la Asamblea