El nuevo mundo del teletrabajo

El nuevo mundo del teletrabajo

La vida cotidiana de André ha cambiado radicalmente. El tráfico de la hora punta de la mañana ha desaparecido, al igual que el habitual café matutino con los compañeros: está teletrabajando.

Las palabras «teletrabajo» y «trabajo a distancia» han cobrado nueva importancia en los últimos tiempos debido a la actual pandemia mundial. En todo el mundo, para garantizar una mayor distancia social, se ha fomentado el teletrabajo y, en algunos casos, se ha hecho obligatorio.

Esta nueva realidad ha tenido efectos evidentes e inmediatos en algunos ámbitos de nuestra vida cotidiana: el tráfico ha disminuido, el medio ambiente en las ciudades ha mejorado y, muy rápidamente, ha aumentado nuestra cultura general en el uso de herramientas colaborativas.

Como se ha convertido en una expresión común, cuando este periodo termine, nada será igual. Por eso es importante entender las implicaciones que puede tener en nuestra vida para poder disfrutar de los beneficios que aporta de forma natural, minimizando los problemas.

La reducción del tiempo y los costes (¡y el estrés!) de los desplazamientos, la puntualidad en las reuniones, la posibilidad de flexibilizar el horario de trabajo, adaptándolo al de los hijos, por ejemplo, son algunos de los puntos positivos para el trabajador. La colaboración con personas y entidades que antes estaban alejadas se ha vuelto mucho más común.

Sin embargo, la relación de fuerzas con el empresario no siempre está a favor del trabajador. El trabajo a tiempo parcial se convierte rápidamente en trabajo a tiempo completo, sin derecho a desconectar el correo electrónico o el teléfono móvil, y sin respeto por el descanso y el tiempo familiar. Trabajar desde casa también hace recaer la carga de los costes sobre el trabajador, ya sea en términos de equipamiento o de comunicaciones. Hay una fina línea entre la realidad del trabajo en casa y la vida laboral.

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No todo en este reto tiene que ver con la tecnología. La reducción del contacto humano plantea toda una serie de problemas relacionados con la motivación, la creatividad o la necesidad de relaciones entre compañeros.

Sean cuales sean las soluciones que encontremos en el futuro, es importante no olvidar lo esencial: la dignidad de cada persona y el papel del trabajo.

Como cristiano, me gustaría recordar las palabras del papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti, escrita en plena pandemia: «El trabajo es una dimensión esencial de la vida social, porque no es solo un medio de ganarse el pan, sino también un medio de crecimiento personal, de establecer relaciones sanas, de expresarse, de compartir dones, de sentirse corresponsable del desarrollo del mundo y, finalmente, de vivir como pueblo».

 

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