Un proyecto de ecología integral da sustento a familias mozambiqueñas

Un proyecto de ecología integral da sustento a familias mozambiqueñas
FOTO | Agropecuaria San Francisco/ F. Agricolae Mundi
La Agropecuaria San Francisco, inspirada en Laudato si’ y Fratelli tutti da trabajo, formación y alimentación de calidad a las familias de Jécua (Mozambique) con producciones sostenibles.

El sacerdote argentino Jorge Alberto Bender y otros tres franciscanos han impulsado una agropecuaria en Mozambique que incluye una escuela de formación a la vez que da sustento y desarrollo a los habitantes de Jécua, una aldea cerca de la frontera con Zimbague. La iniciativa sigue la premisa de la “ecología integral” que defiende Francisco, quien hace años fue profesor de Bender en un colegio en Buenos Aires (Argentina).

El camino de ambos se separó, pues Bender recorrió varios países del mundo hasta recibir el “flechazo” de África y su maestro, Jorge Mario Bergoglio, ahora Francisco, emprendió un viaje sin retorno cuando dejó Argentina como cardenal para participar en el cónclave vaticano del que salió elegido papa hace una década.

Bender regresó a África en 2020, y puso en marcha esa escuela en los terrenos que la congregación posee en Jécua, 200 hectáreas de buena tierra y clima propicio para el cultivo y criar animales, en un país en el que la agricultura es la principal fuente de subsistencia, pero que se realiza aún con métodos rudimentarios y mínimo desarrollo tecnológico.

“Volví a esta tierra porque quedé enamorado de esta cultura, de este pueblo y de esta gente. Llegué a Mozambique con la idea, el sueño y el anhelo de realizar un proyecto de evangelización en una parroquia rural muy grande que tiene 74 comunidades agrupadas en once zonas y allí con el anuncio del Evangelio está también el pan de la educación, de desarrollo de la comunidad. Pensamos en un proyecto que precisamente salga al encuentro de desarrollar la calidad de vida de las familias, las personas y las comunidades”, indicó a Servimedia.

Los religiosos vieron las posibilidades de su proyecto por la cercanía de Jécua a las ciudades de Manica, Chimoio y Beira y es limítrofe con Zimbabue, por lo que contaría con un mercado donde ofrecer productos orgánicos en unas instalaciones que además cuentan con el aprovechamiento energético. Así, los franciscanos también apuestan por los recursos de la zona: la energía solar, la eólica y el reciclado de materias orgánicas (biogás), entre otras.

El proyecto, explicó el misionero, “tiene dos núcleos, por un lado, el desarrollo económico local: en diálogo con las familias y las comunidades vamos descubriendo cuáles son los canales para mejorar sus condiciones de vida; y por otro lado la educación, otro pilar importantísimo, porque en la medida en que los jóvenes, tengan posibilidades de formarse es como darles alas para que los chicos y las chicas puedan volar. Lo dijo Nelson Mandela: la educación es un arma poderosísima para transformar la vida de un pueblo”.

También puedes leer —  Tiempo de la creación

Inspiración en Francisco

“Intentamos hacer un trabajo con la tierra inspirado en las dos hermosas encíclicas de Francisco, Laudato si’ y Fratelli tutti“, prosiguió.

Para Bender, la forma de hacerlo fue “cuidar la madre tierra trabajándola, y provocando que produzca mejor, por ejemplo cuidando el suelo, haciendo rotación de cultivo y esto en diálogo con la gente, porque allí el 90% de las familias viven del trabajo de la tierra pero muchas veces esa tierra fuer perdiendo fecundidad por el calor y otras causas. Nosotros intentando mejorar esas condiciones, pero lo estamos haciendo con la gente, porque no podemos llevar una solución desde fuera, como si fuera algo mágico, sino en diálogo con el pueblo”.

El proyecto está basado en el concepto de ética africana, que se sintetiza con la palabra ubuntu, que significa “soy porque somos” y que puede explicarse en que “lo que engrandece a los demás me engrandece también a uno mismo, lo que denigra y destruye al otro también afecta personalmente, en línea con el espíritu de pertenencia a una tribu o comunidad”. “Este concepto es también inspirador para nosotros”, zanjó el franciscano.

La agropecuaria de Jécua pasa por el desarrollo de un instituto agrario para capacitar a jóvenes locales que puedan dar soluciones a su comunidad y emprendan nuevos proyectos sostenibles.

Por el momento, los misioneros han puesto en marcha una experiencia con varias familias para mejorar la calidad nutricional y la cantidad de las cosechas con un abono fermentado a partir de materiales locales, la producción de biofertilizantes con estiércol de vaca y un insecticida natural.

También han impulsado un proyecto de acuicultura también para garantizar mejor alimento a las familias de la zona, la plantación del linche o lichi, un producto muy valorado en el mercado local y de café, que tratan de comercializar con una cooperativa.

Agricolae Mundi

De todo ello ha hablado hace unos días el discípulo que el papa Francisco durante un reciente tour que le ha organizado la Fundación Agricolae Mundi, para participar en varios actos divulgativos en universidades españolas. La fundación fue creada por cinco colegios de ingenieros técnicos agrícolas españoles y es la contraparte española de la agropecuaria mozambiqueña.

A su paso por Alicante, Zaragoza, Oviedo y Lugo en una apretada agenda, el franciscano ha hecho balance de dos años de trabajo conjunto en la citada granja experimental en Mozambique.

Agricolae Mundi tiene como finalidad llevar todo el conocimiento de sus profesionales a proyectos de desarrollo que puedan mejorar la vida de personas en riesgo de pobreza y exclusión y la Agropecuaria de San Francisco ha sido el primero de alcance internacional, aunque también trabajan en proyectos solidarios en España.

 

¿Necesitas ayuda? ¿Algo que aportar?