Pensar globalmente y actual localmente

Pensar globalmente y actual localmente
Foto | Jawed Gfx (veectezy)

El que fuera secretario general de la ONU entre 1991 y 1996, el egipcio Butros-Ghali, repitió en alguno de sus discursos que “el problema ambiental más importante del planeta es el hambre”. Ser conscientes de que, a día de hoy, 1.200 millones de personas subsisten con un dólar al día, y que otros 925 millones pasan hambre; que 114 millones de niños en edad escolar no acuden a la escuela, de ellos, 63 millones son niñas.

Millones de personas fueron desplazadas de sus tierras y países tan solo en 2022 debido, por un lado, a las catastróficas inundaciones en Pakistán, en la República Democrática del Congo y en algunas partes del Sahel; y, por otro, a causa del sufrimiento y de las sequías que azotan Afganistán, Madagascar y el Cuerno de África.

Cada año, más de 20 millones de personas deben abandonar su hogar y trasladarse a otros puntos de su propio país debido a los peligros que causan la creciente intensidad y frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos (como lluvias inusualmente fuertes, sequías prolongadas, desertificación, degradación ambiental, ciclones o aumento del nivel del mar). Y los países ricos se resisten a recibir a las víctimas que ellos han generado.

Si nos damos cuenta de que al año, pierden la vida 11 millones de menores de cinco años, la mayoría por enfermedades tratables; en cuanto a las madres, medio millón perece cada año durante el parto o maternidad. Y si nos llega al alma que en las guerras de Sudán, Gaza y Ucrania mueren muchos de hambre, estamos llegando a ser sensibles de que vivimos en un mundo globalizado, en una aldea global, en la que todo tiene que ver con todo y que es necesario “pensar globalmente y actual localmente”.

Estamos llegando así al núcleo de lo que hoy se llama Educación Ambiental. Hace ahora 50 años tuvo lugar en la ciudad de Belgrado el primer Seminario Internacional sobre Tendencias de la Educación Ambiental, que sirvió de base a la famosa Conferencia Intergubernamental de Tiflis (en la entonces República Popular de Georgia) sobre Educación Ambiental (que tuvo lugar en octubre de 1977) y cuyas conclusiones fueron revalidadas diez años más tarde (1987) por el Congreso Internacional de Moscú sobre Educación Ambiental.

La Conferencia de Tiflis contribuyó de modo decisivo a ajustar los conceptos, objetivos y fines de la educación ambiental. Optó por considerar esta educación como un elemento esencial de la educación global y permanente. Los asistentes a la Conferencia aprobaron un total de 41 “recomendaciones” a los estados miembros relativas a educación ambiental. Las 5 primeras se refieren a la función, objetivos y principios rectores de la educación ambiental.

Estrategias concretas

Pero más allá de unos contenidos proteccionistas para el medio natural, concibe la educación ambiental en sus relaciones con el desarrollo político y económico, los desequilibrios mundiales, el patrimonio cultural y el bienestar social. Recupera el sentido de globalidad de nuestro mundo y propone estrategias concretas para el desarrollo de esta educación.

En esta línea, la Conferencia de Tbilisi destacó la necesidad de establecer un nuevo orden internacional (aunque esta expresión esté hoy tan deteriorada), única vía posible para mejorar  la calidad de vida, ya que aquel debe inspirarse en la atención constante a las necesidades y aspiraciones de los hombres, respetar el equilibrio fundamental de la biosfera, buscar un crecimiento controlado y procurar distribuir equitativamente los beneficios del progreso.

La Recomendación 10 de la Conferencia expresa muy claramente qué se pretende con la educación ambiental: “Un objetivo fundamental de la educación ambiental es lograr que los individuos y las colectividades comprendan la naturaleza compleja del medio natural y del creado por el hombre, resultante de la interacción de sus aspectos biológicos, físicos, sociales, económicos y culturales, y adquieran los conocimientos, los valores, los comportamientos y las habilidades prácticas para participar responsable y eficazmente en la prevención y solución de los problemas ambientales y la gestión de la cuestión del medio ambiente”.

¿Cómo define la propia Conferencia lo que es la educación ambiental? “La Educación Ambiental se define como un elemento esencial de una educación global y permanente, orientada hacia la resolución de los problemas y que prepara para una participación activa, ha de contribuir a encauzar los sistemas de educación en el sentido de una mayor idoneidad, un mayor realismo y una mayor interpenetración con el medio natural y social, con miras a facilitar el bienestar de las comunidades humanas”.

El propio director general de la UNESCO, en su discurso de apertura de la Conferencia de Tbilisi, expresa de esta manera lo que entiende: “La Educación Ambiental debería contribuir a adoptar, en lo que respecta tanto a los valores éticos y estéticos como a la economía, actitudes que lleven a las personas a imponerse una disciplina, ante todo para no menoscabar la calidad del medio ambiente, y también para participar activamente en las tareas colectivas destinadas a mejorarlo”.

Sensibilización y concienciación

El día 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, con la finalidad de concienciar a las personas acerca de la importancia de preservar y proteger el medio ambiente, así como incentivar su participación en las iniciativas que se están llevando a cabo a nivel mundial, para su conservación.

Las Administraciones educativas en España y en Andalucía han elaborado propuestas para la sensibilización y preparación para la acción de las generaciones jóvenes. Y se considera como una dimensión importante de la formación permanente de los ciudadanos.

Aunque el cuidado de la casa común, la aldea global, tiene a los que ostentan responsabilidades políticas como garantes de la preservación del Planeta, ello no tendría eficacia si no se cuenta con una ciudadanía sensible y corresponsable del cuidado de la naturaleza. Por ello, la educación ambiental unida a la educación para la ciudadanía, juegan un papel esencial para el conocimiento, aprendizaje y modelaje de conductas y acciones que favorezcan el entorno medioambiental. Es preciso entender que el medio ambiente no posee una fuente inagotable de recursos, tomando en cuenta que es un ecosistema vulnerable, permitiéndonos apreciar al medio ambiente. Por ello, según la ONU, los Objetivos del Día Mundial de la Educación Ambiental son los siguientes:

  • Sensibilizar y concienciar a las personas acerca de los problemas ambientales de su entorno, a fin de generar alternativas y soluciones. Se trata de pensar globalmente (solo tenemos este Planeta) y actuar localmente en nuestro entorno inmediato.
  • Destacar la importancia del medio ambiente y el equilibrio entre la acción humana científica y tecnológica y la naturaleza. Es necesario intensificar un ecodesarrollo, de modo que una ética ambiental frene el rodillo del consumo desenfrenado y la depredación de los recursos naturales.
  • Generar estudios ambientales para la toma de decisiones.
  • Incentivar la participación de los gobiernos en la adopción de las medidas necesarias para solucionar los problemas del mal llamado “desarrollo” que empuja al hambre, a la marginación y a la violencia a millones de seres inocentes.

 

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