Francisco llama a practicar la escucha del corazón como paso previo para practicar la buena comunicación

Francisco llama a practicar la escucha del corazón como paso previo para practicar la buena comunicación
En la conmemoración de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas, el papa Francisco ha hecho público su mensaje para la 56º Jornada Mundial de la Comunicaciones Sociales, en el que ha invitado a «Escuchar con los oídos del corazón» es el lema que propone el Santo Padre para este año.

Este año, ha puesto el énfasis en practicar la escucha adecuada, como elemento decisivo “en la gramática de la comunicación y condición para un diálogo auténtico”, al percibir que “estamos perdiendo esa capacidad tanto en las relaciones cotidianas como a la hora de abordar los temas más importantes en la vida social, y en un momento en que se ha hecho patente la desconfianza acumulada, ante la “infodemia” asociada al coronavirus, dentro de la cual es cada vez más difícil hacer creíble y transparente el mundo de la información.

Escuchar el malestar social

Francisco llama a “disponer el oído y escuchar en profundidad, especialmente el malestar social acrecentado por la disminución o el cese de muchas actividades económicas. También pone como ejemplo para vencer los prejuicios sobre los migrantes y ablandar la dureza de nuestros corazones, “escuchar sus historias, dar un nombre y una historia a cada uno de ellos: “Muchos buenos periodistas ya lo hacen. Y muchos otros lo harían si pudieran” reconoce por lo que sin ambages nos dice. “¡Alentémoslos! ¡Escuchemos estas historias!” 

Entrando en el terreno de los medios de comunicación, es muy claro al decir que “no se hace buen periodismo sin la capacidad de escuchar”, ya que “para ofrecer una información sólida, equilibrada y completa es necesario haber escuchado durante largo tiempo”. “Para contar un evento o describir una realidad en un reportaje es esencial haber sabido escuchar, dispuestos también a cambiar de idea, a modificar las propias hipótesis de partida”. señala el Papa. 

Como tantas veces se dice en las facultades e incluso se transmite a los jóvenes comunicadores, Bergoglio explica que “escuchar diversas fuentes, “no conformarnos con lo primero que encontramos” —como enseñan los profesionales expertos— asegura fiabilidad y seriedad a las informaciones que transmitimos”.

Escuchar con el corazón

Comienza el papa su mensaje aclarando la diferencia entre la “escucha con el corazón” y el “escuchar a escondidas”, tan propio de la era digital, “instrumentalizando a los demás para nuestro interés”. Así, Francisco hace notar que todos los llamados a ser educadores, formadores o tener un papel en la comunicación social, como os padres y los profesores, los pastores y los agentes de pastoral, los trabajadores de la información y cuantos prestan un servicio social o político deben sentirse interpelados ante el “el deseo ilimitado de ser escuchados” que un ilustre médico identificó como la mayor de las necesidades humanas comunes a todas las personas. 
Escuchar con los oídos del corazón.

“La fe proviene de la escucha”

En su reflexión, subraya la intensa relación existencia entre la capacidad de escucha y la relación dialógica entre Dios y la humanidad.  “Escucha, Israel” (Dt 6,4), el íncipit del primer mandamiento de la Torah se propone continuamente en la Biblia, hasta tal punto que san Pablo afirma que “la fe proviene de la escucha» (Rm 10,17). Efectivamente, la iniciativa es de Dios que nos habla, y nosotros respondemos escuchándolo; pero también esta escucha, en el fondo, proviene de su gracia, como sucede al recién nacido que responde a la mirada y a la voz de la mamá y del papá”.

Contrapone la actitud de Dios ante la escucha con la de del ser humano. “Dios ama al hombre: por eso le dirige la Palabra, por eso “inclina el oído” para escucharlo”, mientras que “el hombre, por el contrario, tiende a huir de la relación, a volver la espalda y “cerrar los oídos” para no tener que escuchar”. Sin embargo, sigue el papa “el Señor llama explícitamente al hombre a una alianza de amor, para que pueda llegar a ser plenamente lo que es: imagen y semejanza de Dios en su capacidad de escuchar, de acoger, de dar espacio al otro”. 

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Por eso, explica Francisco “Jesús pide a sus discípulos que verifiquen la calidad de su escucha: «Presten atención a la forma en que escuchan» (Lc 8,18); los exhorta de ese modo después de haberles contado la parábola del sembrador, dejando entender que no basta escuchar, sino que hay que hacerlo bien. Sólo da frutos de vida y de salvación quien acoge la Palabra con el corazón “bien dispuesto y bueno” y la custodia fielmente (cf. Lc 8,15)”. Y es que la escucha va más allá del oído: “La verdadera sede de la escucha es el corazón”.  

“La comunicación buena y plenamente humana es precisamente la escucha de quien tenemos delante, cara a cara, la escucha del otro a quien nos acercamos con apertura leal, confiada y honesta”, alerta para denunciar a continuación que “lamentablemente, la falta de escucha, que experimentamos muchas veces en la vida cotidiana, es evidente también en la vida pública, en la que, a menudo, en lugar de oír al otro, lo que nos gusta es escucharnos a nosotros mismos”.

El tú y el yo “en salida”

Francisco, en línea con su apelación constante al diálogo como apertura a los demás, afirma que ” en la verdadera comunicación, en cambio, tanto el tú como el yo están “en salida”, tienden el uno hacia el otro”. De ahí que, de nuevo, planee que “escuchar es, por tanto, el primer e indispensable ingrediente del diálogo y de la buena comunicación”.

Plantea la escucha como una virtud también para vida personal de todas las personas. “Escuchar con esta disposición de ánimo —el asombro del niño con la consciencia de un adulto— es un enriquecimiento, porque siempre habrá alguna cosa, aunque sea mínima, que puedo aprender del otro y aplicar a mi vida”.

El apostolado del oído

No pierde ocasión para alentar a los instituciones, comunidades y fieles católicos a “escucharnos”. ” Nosotros los cristianos olvidamos que el servicio de la escucha nos ha sido confiado por Aquel que es el oyente por excelencia, a cuya obra estamos llamados a participar. «Debemos escuchar con los oídos de Dios para poder hablar con la palabra de Dios”  .Y citando a Dietrich Bonhoeffer, recuerda  que el primer servicio que se debe prestar a los demás en la comunión consiste en escucharlos y subraya que en la acción pastoral, la obra más importante es “el apostolado del oído”. 

El sínodo como ocasión para la escucha recíproca

Como no podía se de otra manera, en medio del proceso sinodal, llama a orar para que sea “una gran ocasión de escucha recíproca”, pues, entiende, “la comunión no es el resultado de estrategias y programas, sino que se edifica en la escucha recíproca entre hermanos y hermanas”.

Termina con una bella imagen a tener muy en cuenta en el seno de la comunidad eclesial: “Como en un coro, la unidad no requiere uniformidad, monotonía, sino pluralidad y variedad de voces, polifonía. Al mismo tiempo, cada voz del coro canta escuchando las otras voces y en relación a la armonía del conjunto. Esta armonía ha sido ideada por el compositor, pero su realización depende de la sinfonía de todas y cada una de las voces”.

 

 

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