Una de cada cinco personas jóvenes en España está “enganchada” a las pantallas

Una de cada cinco personas jóvenes en España está “enganchada” a las pantallas
El 36% de las personas jóvenes en España pasan más de seis horas diarias frente a las pantallas. Una de cada cinco mantiene, además, una relación adictiva con los dispositivos digitales. El ejemplo familiar y las oportunidades de ocio favorecen el uso responsable de las nuevas tecnologías

Estas son las principales evidencias del estudio Impacto de las pantallas en la vida de la adolescencia y sus familias en situación de vulnerabilidad social: realidad y virtualidad, que Cáritas Española ha presentado, a partir de una encuesta realizada a 930 jóvenes, padres y tutores de familias acompañadas por Cáritas en sus diferentes programas y proyectos.

El informe, presentado por Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas Española; Daniel Rodríguez del Equipo de Estudios, y Carmen García, responsable del programa de Infancia, Adolescencia y Juventud de la entidad, revela que la práctica totalidad de los adolescentes tienen contacto diario con las pantallas y el 96% cuentan con móvil propio.

De media, el primer móvil llega a los 11,4 años. Pero los más jóvenes señalan que su inmersión en las pantallas fue antes, a los 10,5 años.

Dada la ausencia de consenso en la comunidad científica, el estudio ha optado por señalar el uso abusivo cuando el tiempo de exposición a las pantallas sobrepasa las seis horas diarias. En esta situación se encuentran el 36% de los jóvenes.

El riesgo de uso adictivo se produce cuando se genera un efecto de dependencia hacia las pantallas, que termina interfiriendo de forma negativa en la vida cotidiana y aparecen dificultades para controlar el tiempo de dedicación a las mismas.

“El abuso de las pantallas puede conllevar o no una adicción. Relacionamos esta adicción con las emociones que las pantallas despiertan y consideramos que se da una conducta adictiva cuando el uso, o la ausencia de este, genera ciertos niveles de aislamiento, ansiedad, falta de control y dependencia”, explica Rodríguez. En esta situación se encuentran uno de cada cinco jóvenes.

El estudio revela que vivir en el espacio de la exclusión no implica un mayor riesgo de adicción. El poder de las pantallas, por lo tanto, atrapa por igual a aquella juventud cuyas familias atraviesan por dificultades como a aquellas otras más integradas.

No obstante, el ejemplo que la juventud recibe en casa es la variable que más influencia tiene sobre la adicción. Cuando un joven convive con progenitores que hacen un uso razonable de las pantallas la probabilidad de llegar a desarrollar una conducta adictiva se reduce un 70%.

En el caso del uso de videojuegos sí hay diferencias importantes entre la población en situación de exclusión y el conjunto de la juventud. La adolescencia en situación de exclusión sufre el doble de adicción a los videojuegos que la juventud en su conjunto y afecta al 12%. Además, la adicción de los adolescentes varones (21%) a los videojuegos cuadriplica al de las chicas (4,9%).

En los casos de uso adictivo a los videojuegos, las condiciones de vida y la escasez de oportunidades sí parecen un elemento diferencial entre la población en situación de exclusión y el conjunto de la juventud. “

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Pero “sí hay situaciones que protegen a la juventud de esta adicción y queremos destacar principalmente dos. En primer lugar, el ejemplo que la juventud recibe en casa tiene una notable influencia sobre la adicción y, en segundo lugar, las posibilidades que tienen los jóvenes de acceder a un ocio estructurado”, explica Rodríguez.

Diferencias por género

Además de generalizado y precoz, el uso de pantallas muestra evidentes diferencias de género. El porcentaje de chicos que juegan a diario, uno de cada tres, triplica el de las chicas y mientras que el 6% de los chicos declaran no jugar nunca ese porcentaje se eleva hasta casi la mitad (43%) entre las chicas.

Ellas, en cambio, muestran mayor preferencia por las redes sociales y aunque las diferencias de género por tiempos de uso no son tan marcadas, sí lo es el propósito del mismo. Las chicas tienden a ser más activas en redes generando muchas más publicaciones lo que hace que tengan un perfil mucho más expuesto mientras ellos tienden a asumir en mayor medida el rol de espectadores y jueces.

Absentismo y malas notas

El 18% de la población adolescente en situación de vulnerabilidad social además ha faltado algún día a clase en el último mes sin motivo justificado. Un porcentaje que se incrementa hasta el 23% cuando hay adicción a las pantallas y hasta el 28% cuando hay un uso abusivo de las mismas.

Por otro lado, también hay una relación directa entre número de suspensos y el uso conflictivo de pantallas. Casi la mitad de la adolescencia y juventud que abusa de las pantallas ha suspendido tres o más asignaturas mientras que ese porcentaje se eleva hasta el 60% cuando hay un uso adictivo.

Difícil aprendizaje

Para la responsable del programa de Infancia, Adolescencia y Juventud de Cáritas Española es necesario “acompañar a los adolescentes, ayudarles a generar valores y educarles en la práctica de la paciencia y en frenar la impulsividad: la impulsividad de no responder a un mensaje en ‘caliente’ y saber esperar para dar una respuesta que, bajo ningún concepto falte el respeto y que sepamos que no nos vamos a arrepentir en un futuro. En otras palabras, el aprendizaje de la tan difícil autorregulación. Con la clave siempre de no culpabilizar y no juzgar”.

El objetivo del informe, según precisó Natalia Peiro durante la rueda de prensa, es que “llegue y sea consultado no sólo por las 70 Cáritas diocesanas sino por todas aquellas personas y colectivos interesados en acercarse a los universos simbólicos de nuestra juventud y adolescencia”.

“Nuestro deseo de dar voz a los jóvenes y a sus familias ha guiado este proceso y eso se ha plasmado en el diseño de la investigación y las técnicas que se han utilizado. Porque la vocación de este estudio no es otra que la de aportar datos y elementos para una reflexión más amplia de toda la sociedad sobre cómo está afectando el uso de pantallas a la juventud y adolescencia actual”, añadió.

 

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