Los Círculos de Silencio en las dos orillas

Los Círculos de Silencio en las dos orillas
Una experiencia pacífica de denuncia, reivindicación y solidaridad

El 14 de octubre de 2015 celebrábamos en la plaza de la Catedral, en pleno centro de la ciudad de Cádiz, el primer Círculo de Silencio en la diócesis de Cádiz y Ceuta.

De esta manera, nos incorporábamos al Movimiento de los Círculos de Silencio, para expresar nuestro apoyo y solidaridad con los migrantes y refugiados.

Ese mismo día y a la misma hora, también en la Catedral de la ciudad de Tánger, en Marruecos, otro grupo de personas hacían un Círculo de Silencio.

Siete años después, todos los segundos miércoles de cada mes a las ocho de la tarde, nos seguimos damos cita en la plaza de la Catedral de Cádiz cerca de un centenar de personas

Poco a poco, se han ido incorporando varias ciudades de las dos orillas, como Ceuta, Tarifa, Conil, Algeciras, Barbate, Puerto Real, Tetuán, Larache y otras, con el deseo de que el mayor número de personas, el mismo día y a la misma hora, esté pensando y reclamando lo mismo.

Los Círculos de Silencio comenzaron en Toulouse a finales de 2007 en el seno de una comunidad franciscana. Esta iniciativa se ha ido extendiendo por muy diferentes ciudades europeas como Ginebra, Varsovia, Trento, Bruselas, Liverpool y otras.

También en España se reúnen círculos de silencio en ciudades como Madrid, Burgos, Granada, Jaén, Salamanca, Zaragoza, Sevilla, Valladolid y muchas otras se están incorporando actualmente.

En esta iniciativa participan muy diversas personas, creyentes de distintas religiones o no creyentes, y todas pueden sentirse cómodas.

El Círculo de Silencio es una acción no violenta que se realiza en un espacio público y que apela a la conciencia de todos para que se busque una respuesta de justicia y dignidad a las situaciones que viven muchos migrantes y refugiados.

En nuestra diócesis seguimos el siguiente esquema:

  • Convocados siempre en el mismo espacio público, simbólico para la localidad.
  • Los asistentes se colocan formando un círculo.
  • Se porta una pancarta con el lema «Solidaridad con los migrantes y refugiados».
  • Se reparten velas a todos los participantes.
  • Al inicio, se lee un manifiesto en el que se exponen las últimas noticias referentes a los migrantes y refugiados o se denuncian situaciones de injusticia, etc. Desgraciadamente, con más
    frecuencia de la que nos gustaría, nos hacemos eco de las tragedias que pasan en el Mediterráneo y en Ceuta, por nuestra situación geográfica. El manifiesto se entrega a cada uno de los asistentes y también, a los viandantes que se acercan y se detienen un momento por curiosidad
  • Tras la lectura, permanecemos en silencio hasta completar media hora y finalizamos con la reproducción por altavoz del canto “Canto a la libertad” de Labordeta.
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Para nosotros, el Círculo es un tiempo de silencio para tomar conciencia, interiorizar y ser un  elemento de interpelación sobre las situaciones de extrema gravedad que viven muchos migrantes y refugiados.

Un tiempo de silencio que puede servir para detenerse, escuchar, reflexionar, rezar; según la sensibilidad que cada uno tenga.

Un silencio que también es un grito contenido.

Un grito para reclamar dignidad y hospitalidad ante el drama de tantos miles de refugiados que demandan acogida en las ciudades y fronteras europeas.

Es un grito para denunciar a todos aquellos gobiernos que no han sabido reaccionar con hospitalidad, dignidad y justicia, cuando se han puesto a discutir sobre los cupos de personas y han endurecido los sistemas de control fronterizos y han cerrado las puertas a una población que huye de los conflictos, de la barbarie y del infierno en que han convertido sus ciudades.

Es un grito para denunciar todas las causas y todos los causantes que están provocando y manteniendo las guerras y los conflictos en tantos lugares del mundo.

Nuestro silencio también es un grito contra las redes de tráfico y trata de personas, que se aprovechan de estos conflictos y situaciones para cosificar y hacer negocio con la vida de los
migrantes y refugiados.

Es un grito contra las concertinas, las alambradas, y cualquier violación de los derechos de las personas en las fronteras y contra el incumplimiento de los convenios internacionales.

Nuestro silencio es un grito ante la existencia de los CIE.

Finalmente, nuestro silencio es un grito que se une al de todas las organizaciones, instituciones, parroquias, comunidades y grupos que se están movilizando en Europa y al de miles y millones de ciudadanos que reclaman y exigen protección de los derechos de los migrantes y refugiados.

Por todas estas realidades, nosotros vamos a seguir reuniéndonos el segundo miércoles de cada mes, expresando nuestra solidaridad con los migrantes y refugiados y reclamando dignidad, justicia y respeto a sus derechos.

Y desde aquí, animamos a las diócesis que aún no lo hayan hecho para que se unan a esta  iniciativa. Es, como decimos, una iniciativa sencilla pero llena de simbolismo y fuerza.

Sería estupendo que en todas las diócesis de España se escuchara nuestro grito silencioso de solidaridad con los migrantes y refugiados.

Amigos, comienza nuestro tiempo de silencio…

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Artículo publicado originalmente en MigracionesRevista de la Campaña 2022-2023, número 8, septiembre 2022

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