El sínodo de Europa apuesta por decisiones concretas y valientes

El sínodo de Europa apuesta por decisiones concretas y valientes
El documento provisional, redactado con las conclusiones alcanzadas tras cuatro días de diálogo en las sesiones europeas del Sínodo, por la asamblea llama a atender “el grito de los pobres y de la tierra en nuestra Europa, y en particular el grito desesperado de las víctimas de la guerra que piden una paz justa”.

Una vez que los participantes introduzcan sus últimas modificaciones y ajustes finales el documento se enviará a la Secretaría General del Sínodo. Las 39 delegaciones de las Iglesias de 45 países del continente europeo y otros 44 invitados, además de los participantes vía zoom, se citaron en Praga del 5 al 9 de febrero en la fase europea del Sínodo, en la que también han participado los miembros de la Secretaría del Sínodo y del equipo del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas.

Las delegaciones enviadas por las distintas conferencias episcopales de Europa han reconocido que “el Espíritu nos pide que escuchemos el grito de los pobres y de la tierra en nuestra Europa, y en particular el grito desesperado de las víctimas de la guerra que piden una paz justa”.

La presidenta del Foro de Laicos y miembro del equipo sinodal de la Conferencia Episcopal Española, Dolores, García Pi, que acudió a la capital de la República Checa, con “gran expectativa y cierto temor”, considera que “se ha dado un crecimiento cuantitativo y cualitativo de comunión, de confianza, de respeto recíproco”.

Más teniendo en cuenta que “nuestro continente tiene poca práctica de “caminar juntos” y cada uno aportamos una rica historia, muchas veces dolorosa que ha marcado el paso de nuestras Iglesias…”, ha añadido. Para García Pi como alguno de los grupos de trabajo ha señalado, “es justamente en el don-pérdida de ello que podemos seguir haciendo camino. Somos diversos, pero juntos formamos la Iglesia”.

“Los problemas, dudas y preocupaciones que se han puesto sobre la mesa han sido semejantes, por no decir las mismas…, la diferencia, en algunos casos, está seguramente en el modo de afrontarlos”, ha señalado García Pi, quien ha destaco la petición reiterada de que esta Asamblea no sea un evento aislado, sino que “debemos crecer en el conocimiento, en la escucha recíproca para ampliar nuestros horizontes con las miradas de nuestros hermanas y hermanos de distintas Iglesias locales”.

La metodología seguida ha partido de reuniones en grupo para más tarde compartir las primeras impresiones en las sesiones plenarias en las que han podido intervenir las diferentes delegaciones nacionales y los invitados. “Se ha hablado con franqueza, diciendo también lo que podría no ser “políticamente correcto”, y aunque quizás no había uniformidad en las declaraciones, sí se notaba la sintonía de fondo”, explica García Pi, “desde al amor a Jesucristo, a su Iglesia y a la humanidad”.

En representación de la Conferencia Episcopal Española, además, han estado presentes el presidente, cardenal Juan José Omella; el obispo coordinador del Equipo sinodal, Vicente Jiménez; el secretario del Equipo sinodal, el sacerdote Luis Manuel Romero; la religiosa María José Tuñón, ACI, como responsable de la Vida consagrada.

Para la presidenta del Foro de Laicos, “las celebraciones de la Eucaristía, los espacios de oración y silencio, la centralidad de la Palabra de Dios y la continua llamada a una escucha y apertura al Espíritu Santo, que no deja de sorprendernos han sido momentos fundamentales de estos”.

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Decisiones concretas y valientes

La asamblea ha coincidido en impulsar “decisiones concretas y valientes sobre el papel de la mujer en la Iglesia y sobre su mayor participación a todos los niveles” y en buscar “un lenguaje capaz de articular tradición y actualización, pero sobre todo caminar con la gente en lugar de hablar de ella o a ella”.

El borrador incide en la necesidad de profundizar en la teología y formación sinodal que también tenga en cuenta los signos de los tiempos, para “redescubrir algo que es antiguo y pertenece a la naturaleza de la Iglesia, y es siempre nuevo” y continuar “un camino que se abre a medida que avanzamos por él”.

También aboga por una “Iglesia totalmente ministerial” en la tengan cabida los carismas y los ministerios (ordenados y no ordenados) y las relaciones entre ellos; en el que el ejercicio de la autoridad, como servicio de acompañamiento y salvaguarda de la unidad, sea cada vez más sinodal; además de esclarecer los “criterios de discernimiento para el proceso sinodal” necesarios para tomar las decisiones a todos los niveles.

Igualmente, los participantes creen oportuno consideran tener en cuenta “las tensiones en torno a la liturgia, para incluir sinodalmente la Eucaristía como fuente de comunión”; así como “renovar el sentido vivo de la misión, superar la fractura entre fe y cultura para volver a llevar el Evangelio al corazón de la gente”,

Algunas cuestiones que han resonado con muchísima fuerza, en opinión, de García Pi han sido “la dignidad común del Bautismo, la plena participación de todos los miembros del Pueblo de Dios en la vida y misión de la Iglesia y, por tanto, su corresponsabilidad, el papel de la mujer y la presencia de los jóvenes, la formación en sinodalidad y la puesta en práctica de la misma”.

También ha subrayado la trascendencia de la petición de perdón, por las heridas que la Iglesia y algunos de sus miembros han infringido a personas

García Pi ha resaltado que en uno de los diálogos, alguien ha parafraseado al Cardenal Martini ha explicado que estamos llamados en medio del mundo, muy especialmente los laicos, a ir al encuentro de las personas allí donde están, para llevarlas a un lugar que nunca habría soñado”. El encuentra ha servido para confirmar “el camino que como Iglesia en España estamos impulsando, es decir, promover el Primer Anuncio allí donde cada uno se encuentra”, añade.

El presidente de la CCEE recordó en el acto final que “este no es el final del camino, es una etapa”, lo que le permite decir a la presidenta del Foro de Laicos que “tras estos días de una experiencia de profunda espiritualidad, brota un hondo agradecimiento al Espíritu Santo y a los hermanas y hermanos con los que hemos compartido este trabajo intenso, desafiante y sobretodo muy entusiasmante”.