Acercarse al “calvario” de las víctimas de la siniestralidad laboral

Acercarse al “calvario” de las víctimas de la siniestralidad laboral
Trabajadoras y trabajadores cristianos recuerdan a las últimas víctimas de la siniestralidad laboral en la diócesis de Orihuela-Alicante y reclaman una protección eficaz de la vida en el trabajo.

Este fin de semana se ha celebrado, en la parroquia de san Vicente Ferrer de Elche, un encuentro diocesano de trabajadoras y trabajadores cristianos organizado por la Pastoral del Trabajo de la diócesis. La reunión ha servido para recordar a las últimas víctimas de la siniestralidad laboral en la provincia y reclamar una protección eficaz de la vida en el trabajo.

El obispo de las diócesis, José Ignacio Munilla, abrió el acto exponiendo que “cómo está organizado el trabajo, marca la jerarquía de valores hoy” e invitando a los presentes, en su mayoría trabajadoras cristianas de la JOC, la HOAC y de Cáritas, así como simpatizantes y familiares de las víctimas, pudieron escuchar las palabras, a cuidarse, para poder afrontar con fuerza la realidad de la siniestralidad laboral y las muertes en el trabajo, que “marcan la vida” de tantas personas y familias.

Tras la oración, en la que se tuvo muy presente a David, Acisclo y Victoriano y a sus familias, muertos recientemente mientras trabajaban, tomó la palabra del presidente de Asociación de Víctimas de Accidentes y Enfermedades Afectados Laborales de Andalucía (AVAELA), Miguel Cruz. Tras definir la “vida como el mayor bien que atesoramos”, abogó por una vida digna en la que la salud resulta un factor determinante, también en el puesto del trabajo, donde “pasamos un tercio de nuestra vida”.

Recordó que en el año jubilar del 2000, la Iglesia española afirmaba: “La situación de la salud laboral urge a los cristianos a comprometerse activamente por un trabajo sin víctimas, en defensa de la vida, colaborando según las posibilidades de cada uno a formar, en nuestra sociedad, la conciencia de la gravedad de la situación y sus causas, y seguir apoyando la promoción del mundo del trabajo en el conocimiento de los derechos y también de las obligaciones de los trabajadores respecto a la salud laboral, para exigir su respeto y comprometerse en observar la normativa laboral.”

“La salud laboral, es una realidad dura, injusta y silenciada”, añadió, sólo basta con mirar las cifras de accidentes mortales en el trabajo: 826 personas trabajadoras muertas en 2022, evitables en la mayoría de los casos. Esta dramática realidad, en su opinión, responde a la la configuración del trabajo en la que prima el beneficio por encima de la salud de las personas,  y donde se ha instalado la precariedad laboral. “Cada número sobre siniestralidad laboral nos habla de un proyecto de vida truncado, en mayor o menor medida, antes de tiempo”, sentenció.

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Visibilizar a las víctimas

De ahí que señalara como urgente hacer visible el problema para empezar a solucionarlo: “para que el corazón social sienta, hay que dar visibilidad a esta situación. Hagamos visibles a las víctimas de la siniestralidad, denunciemos lo que está pasando y crezcamos en solidaridad con las víctimas, será la mejor manera de recuperar la dignidad perdida“.

En este sentido, señaló que para restituir la justicia es preciso “vivir nosotros mismos, desde esa realidad, a través de la mirada, los anhelos, el sufrimiento de quienes están pasando por este calvario”. Desde la óptica cristiana, resulta imperativo hacerse presentes allí donde hay personas que sufren la inhumanidad de un sistema que mata:

“Si queremos seguir a Jesús, no podemos apartar nuestra mirada. Por eso, hoy es una obligación seguir aquel consejo que nos dio, el papa Francisco en la Nochebuena del 2021: ‘En el día de la Vida repitamos: ¡No más muertes en el trabajo!‘” y sobre todo, hagamos mandato de lo que dijo para terminar esa frase: “y esforcémonos por lograrlo”.

Por su parte, Ángeles Sánchez, aparadora del calzado de Elda, compartió como su trabajo ha ido deteriorando su salud, a pesar de las mejoras técnicas y el avance normativo, que sin embargo, no llega por igual a toda la población, ni a todos los sectores productivos. También resulto especialmente estremecedor el testimonio de dolor de familiares de David, trabajador muerto en un reciente siniestro laboral en Rafal (Alicante).

El encuentro, concluyó con la celebración de la Eucaristía, durante la cual, se puso sobre el altar la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, un casco y unos arneses, elementos indispensables para el cuidado de la vida, también en el trabajo.

 

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