Organizaciones eclesiales de España llaman a movilizarse en defensa del clima ante la #COP28

Organizaciones eclesiales de España llaman a movilizarse en defensa del clima ante la #COP28
Organizaciones eclesiales de España claman por que la próxima cumbre del clima no sea una más, sino un hito hacia la transición energética justa y llaman a la ciudanía a participar en las movilizaciones convocadas este fin de semana.

Estas organizaciones han sumado sus voces para pedir a los líderes y delegados presentes en la próxima COP28 para que adopten las medidas necesarias para contener el calentamiento global.  

Desde mañana al 12 de diciembre, más de 140 jefes de estado y decenas de miles de delegados se reúnen en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, en la que es la 28ª Conferencia de las Partes (COP28) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), conocida como Cumbre del Clima. 

“Debemos eliminar progresivamente la producción de combustibles fósiles y acelerar una transición energética justa hacia las energías renovables”, reza el comunicado de esta alianza formada por Cáritas, CEDIS, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES al que se han adherido decenas de organizaciones de la Iglesia, que insiste en la necesidad de adoptar “estilos de vida más sencillos, adaptándonos a los límites de un planeta finito, para garantizar el bienestar de todas las criaturas”. 

Los Gobiernos asumieron, en la COP21 de París, el compromiso de limitar el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados, no más de 1,5 grados preferiblemente para evitar desastres irreversibles. Según el último Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático IPCC, las emisiones de CO2 deberán reducirse en un 43% para 2030 y el 84% para 2050, (sobre la base de las emisiones de 2019, para alcanzar el objetivo de 1,5°C. 

Lamentan, con el papa Francisco (que ha cancelado su participación por motivo de salud) en su exhortación Laudate Deum, que “hoy podemos seguir afirmando que “los acuerdos han tenido un bajo nivel de implementación porque no se establecieron adecuados mecanismos de control, de revisión periódica y de sanción de los incumplimientos”.  

Igualmente, denuncian que “las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global” y advierten de que “quienes sufrirán las consecuencias que nosotros intentamos disimular recordarán esta falta de conciencia y de responsabilidad”.

Movilizaciones conjuntas 

A pesar de todo, afirman, “caminamos con la confianza de que juntos y junto con otras redes y personas, podremos avanzar en la construcción de un mundo más justo, sostenible e inclusivo”, por lo que las organizaciones eclesiales, que además integran la Alianza por el Clima, junto con organizaciones sindicales y de la sociedad civil, hacen un llamamiento a unirse y participar en las movilizaciones climáticas que tendrán lugar en diferentes ciudades los próximos 2 y 3 de diciembre. 

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A las autoridades y responsables les piden acordar “condiciones internacionales y concreciones vinculantes que permitan subsanar las “brechas de implementación” de las ambiciones y compromisos climáticos acordados en la cumbre de París del 2015”, dado que “los plazos que el mundo académico y científico consignan para el cuidado de la casa común son ajustados”. 

Más en concreto, recomiendan “a quienes toman las decisiones en la COP 28”, una serie de medidas para lograr la transición justa necesaria para detener el calentamiento global, impulsar la adaptación y compensar las pérdidas y daños ocasionados, como la firma de “acuerdos concretos y vinculantes que responsabilicen a las naciones de sus acciones y que restauren la verdadera oportunidad hacia el desarrollo integral humano” y acelerar la transición socialmente justa hacia energías limpias, evitando “repetir los errores históricos del colonialismo y la explotación que crean desigualdades” y escuchando “las tradiciones que han coexistido pacíficamente con la Madre Tierra, durante siglos”. 

También proponen “desarrollar e implementar un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles”, enfocado en los derechos humanos, la protección de la biodiversidad y los procesos democráticos territoriales, que debe traducirse en “una apuesta decidida por la movilidad sostenible, con una postura propiciadora de medios de transporte colectivo y medios de transporte saludables, donde el fomento de la movilidad activa y más humana (en bicicleta, a pie) sea una prioridad en los desplazamientos cotidianos”. 

Además, defienden entender el cambio climático no sólo como “un problema medioambiental, meramente tecnológico”, sino como “una crisis humana y social, por lo que  “un cambio en la matriz energética es insuficiente si no forma parte de un proceso de transformación integral que incluya cambios en la organización, la propiedad y la distribución de los sistemas de producción y consumo de los recursos naturales, especialmente del agua”.  

Dentro de las recomendaciones figura garantizar la transparencia, la financiación climática y la rendición de cuentas, con “mecanismos para supervisar los avances, los fondos para pérdidas y daños, la financiación para la adaptación y la mitigación, y hacer que las naciones rindan cuentas de sus compromisos”. 

“Frente a la urgencia climática se necesita determinación. Se debe ir más allá del encubrimiento de la preocupación y reunir el valor necesario para introducir cambios sustanciales. El retraso supone pérdida de biodiversidad y conflicto social por falta de acción ante un problema global y generacional”, añaden.  

 

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