España (todavía) es católica

España (todavía) es católica

Los barómetros del CIS son una buena oportunidad para tomar el pulso del sentimiento católico en España. La tendencia de largo plazo es clara: durante el largo ciclo de la democracia, el porcentaje de españoles que se declaran católicos ha pasado de la inmensa mayoría de la población (en torno al 90% en la época de la Transición) a dos tercios de la población actualmente. El gráfico muestra además como en los años finales del siglo XX la erosión del sentimiento católico es relativamente lento, pero la tendencia descendente se acelera en el siglo XXI, y aunque los datos hay que tomarlos con cierta cautela (las encuestan de los barómetros mensuales del CIS realizan entre 2500 y 3000 cuestionarios), en el año 2020 la caída es especialmente acusada.

Porcentaje de personas mayores de edad que se declaran católicos
Fuente: CIS y elaboración propia. Cada punto corresponde a una observación mensual. Hay años, sobre todo en los años 90, en los que se realizaron pocos barómetros con la pregunta pertinente.

Analizando la información por lustros, y distinguiendo entre católicos “practicantes” y católicos, digamos, de sentimiento, se observa con claridad que no es tanto el “sentimiento” católico el que está en crisis, sino la “práctica” del catolicismo como conjunto de reglas para la vida social y política.

Loa católicos “prácticamente” se han reducido a menos de la mitad de los que lo eran en los años 80, siendo hoy una evidente minoría en la sociedad española: en 2020, solamente uno de cada tres españoles cree que “práctica” la fe católica que profesa, y los católicos militantes o comunitarios son solamente la quita parte de la población adulta, frente a 4 de cada diez que se consideran católicos por cultura o sentimiento.

Católicos en España.
Porcentaje de la población total. Mayores de 18 años
Fuente: CIS, barómetros mensuales y elaboración propia. Media de las observaciones mensuales. La distinción entre católicos practicantes y no practicantes entre 1995 y 2015 es estimación propia, pues las encuestas solo dan el dato agregado.

Una de las formas prácticas de expresión de la fe que recoge casi siempre el barómetro mensual y otras encuestas del CIS es la denominada “frecuencia de asistencia a oficios religiosas”, pregunta que aparece en los cuestionarios a partir de 1994. Como hay celebraciones que son más expresión de cultura que de fe explícita, el cuestionario excluye de esa pregunta la asistencia a bautizos, comuniones, bodas o funerales.

El porcentaje de católicos que participan en actividades religiosas es superior al de los que se consideran católicos practicantes, aunque la diferencia entre ambos grupos tiende a acortarse, se puede afirmar que la vida comunitaria de la Iglesia llega todavía hoy al 40% de la población católica. O visto desde el otro lado, hay un 60% de población católica ajena a la vida comunitaria de la Iglesia católica. Los “alejados” se componen por tanto de casi un 40% de la población española a la que el catolicismo no le “toca”, pero también de casi otro 40% de población que se considera católica (60% de no participantes x 63% de católicos en 2020) pero que no participa de la vida de la Iglesia.

Porcentaje de católicos mayores de edad que participan en actividades religiosas y porcentaje que se consideran “practicantes”
Fuente: CIS, barómetros mensuales y elaboración propia. Media de las observaciones mensuales. Se excluyen bautizos, comuniones, bodas y funerales.

A más pobres, más católicos

En 2019 tres de los barómetros mensuales se convirtieron en macroencuestas electorales que incluían unas 17.500 cuestionarios. Estas son muy útiles para poder analizar las respuestas a las cuestiones anteriores, cruzándolas con otras variables, de modo que los resultados obtenidos mantengan la fiabilidad que se perdería si el número de observaciones puntuales fuera muy reducido. Vamos a utilizar la encuesta de octubre de 2019, porque incluye las dos preguntas sobre creencias y asistencia a oficios religiosos.

Aunque los barómetros más recientes parecen haber sustituido la distribución de la población por clases sociales por el criterio más subjetivo de la autoubicación en términos de clase, con el consecuente incremento de los auto considerados “clase media” (en el macrobarómetro de octubre de 2019 un 0,3% se considera clase alta, un 3,4% “clase media-alta”,  45,5% de la población se considera de “clase media-media”, un 19,8% de “clase media-baja” un 22,2% de clase trabajadora un 2% como “clase pobre”, y un 1,1% como proletarios, “de abajo” o “gente común”, un 0,9% “no cree en las clases”, 2,5% no sabe o duda donde situarse la distribución de la población por clases) Sin embargo, se dispone de la distribución de la población por nivel de estudios, que es una buena aproximación objetiva a la distribución efectiva de la misma por clases sociales.

Lo primero que llama la atención es la mayor catolicidad entre la población con poco capital educativo. La población sin estudios o con estudios primarios es mucho más católica que el resto, y además duplican el porcentaje medio de las personas que se consideran católicas “practicantes”. Esto es muy importante porque refleja no solo que los pobres están más cerca de la Iglesia que los ricos, sino que el mensaje tiene que elaborarse pensando en particular en los destinatarios preferentes del mensaje de Cristo, que al parecer están más dispuestos a escucharlo.

Católicos mayores de edad por nivel de estudios
Fuente: CIS, macrobarómetro de octubre 2019 y elaboración propia

Ser ateo es de izquierdas… ser católico, también

El ateísmo, marginal hasta finales del siglo XX, en torno al 2-4%, ha subido hasta el 12-14% actualmente. Hay que tener en cuenta que la “increencia”, respecto a los niveles de finales del siglo XX, solo ha subido ligeramente un par de puntos, hasta el 14-15% de la población adulta. Por tanto hay aquí un cambio cultural en la sociedad española, en la que más que un aumento de la indiferencia ante el hecho religioso, se está produciendo un crecimiento del militantismo antirreligioso, lo que supone un desafío nuevo y requiere unas actitudes diferentes que las que se precisaban ante el fenómeno más general de la increencia o indiferencia religiosa.

Al observar la distribución de católicos duros (practicantes) y blandos y ateos duros y blandos (agnósticos) por autoubicación ideológica, se observa un fenómeno inverso: a medida que nos desplazamos por el espectro ideológico hacia la derecha, se tiende a encontrar menos actitudes ateas y agnósticas y más creencias católicas, salvo en la extrema derecha, donde desciende ligeramente el porcentaje de católicos y aumenta el de ateos. Si en la población adulta total más de dos tercios son católicos y solo una quinta parte son ateos o agnósticos, en las posiciones más a la izquierda el peso de la increencia es mayor que la del catolicismo.

Porcentaje de católicos y de ateos por ubicación ideológica
Fuente: CIS, macrobarómetro de octubre 2019 y elaboración propia

Pero la imagen que se desprende de este gráfico puede conducir a error: visto tal cual, pareciera que el discurso que más se adecua a la ideología de los católicos es el de la derecha, y cuanto más escorado a la derecha, más se compenetra con el catolicismo sociológico del paisanaje, mientras que la izquierda sería más proclive a aceptar los valores irreligiosos, y el esfuerzo requerido para dirigirse a estos sectores ideológicos sería mayor.

Pero hay que tener en cuenta que no es lo mismo el porcentaje de personas que se consideran católicas en cada tramo de ubicación ideológica, que la distribución de la población católica en esos mismos tramos ideológicos, que es lo que se muestra en la tabla siguiente.

Ubicación ideológica de los católicos
Porcentaje del total
Fuente: CIS, macrobarómetro de octubre 2019 y elaboración propia

Si tomamos en cuenta las 12.513 personas católicas que contestaron a esta encuesta (una cantidad muy significativa, para dar valor a los resultados que muestran la encuesta), resulta que la población católica no se diferencia en su identificación izquierda-derecha de la población general, por cuanto el 49,1% se considera de izquierda moderada (autoubicación 3-5) frente a un 21% de centro-derecha (6-8). El claro predominio de la izquierda se da también en los extremos, por cuanto los que se consideran muy de izquierdas (ubicación 1 y 2) son el 7,5% de los católicos, frente a un 4,3% que son muy de derechas (9 y 10).

Hay por tanto una evidente discrepancia entre la ideología general de la comunidad católica española y la que predomina por ejemplo entre la jerarquía representada en la CEE. Los católicos españoles no valoran mayoritariamente un discurso que maneje unos códigos propios de la derecha ultraconservadora, todo lo contrario: el 56,6% de los católicos se consideran de centro-izquierda y de izquierda, lo cual debería ser tenido en cuenta a la hora de articular las prácticas, las actitudes y el lenguaje catequético más adecuado para presentar los aspectos doctrinales y proponer los valores evangélicos no solo a los alejados, sino también a la propia comunidad creyente.

La Iglesia tiene un problema demográfico y generacional

Este problema de distancia entre las formas del mensaje y los parámetros ideológicos de los destinatarios al que aludimos, se manifiesta de forma dramática cuando atendemos a la religiosidad de la población española por tramos de edad

Aunque casi un 70% de la población española se considera católica y los que no creen o no saben si creen en un Dios son algo más del 25%. Pero estos porcentajes son muy diferentes si atendemos a los tramos de edad: entre la población de más de 45 años, un 77% se declara católico, pero entre la de entre 18 y 35 años, solamente la mitad (51%) se declara católica.

 Religiosidad por tramos de edad
Fuente: CIS, macrobarómetro de octubre 2019 y elaboración propia

Entre la población de menos de 45 años, son más lo que se declaran ateos que católicos practicantes, y cuanto más joven la población, más presencia en la vida de los jóvenes tiene el ateísmo y menos el catolicismo. Solo entre los jubilados el catolicismo práctico tiene mayor presencia que el sentimental. Pero entre la población de menos de 35 años, no llega al 10% los que se consideran católicos practicantes, menos de la mitad de los que se consideran ateos.

La realidad es que la lucha cultural por el discurso, la Iglesia ha perdido por ahora a los jóvenes, en los que el catolicismo ha dejado de ser mayoritario incluso en sus formas más culturales o sentimentales. También los jóvenes forman parte del contingente de los “alejados”.

En cuanto a la práctica religiosa, todos los tramos de edad, salvo los jubilados, están por debajo de la media en su participación en actividades religiosas, lo que apunta al problema del envejecimiento de la comunidad creyente que de tan claro no precisa mayor explicación (aunque sí análisis, pero no es este el lugar para ello).

Todavía hay sin embargo un contingente de miembros de la comunidad católica muy numeroso que participa en actividades religiosas más allá de las celebraciones rituales que forman parte de la cultura social: un tercio de los católicos totales, y entre los adultos jóvenes, uno de cada cinco de los que se consideran católicos también participan en actividades religiosas. 

Porcentaje de católicos que participan en actividades religiosas y porcentaje de la población que participan en actividades religiosa.
Por tramos de edad
Fuente: CIS, macrobarómetro de octubre 2019 y elaboración propia. Incluye las respuestas “Varias veces al año”; “dos o tres veces al mes”; “Todos los domingos y festivos” y “Varias veces a la semana”. En el porcentaje se incluye la participación religiosa del 2,6% de población creyente en otra religión. Se excluyen bautizos, comuniones, bodas y funerales.

En el total de la población, al menos la cuarta de los españoles participa en actividades religiosas católicas. Entre los jóvenes, el porcentaje es de uno de cada diez, pero aun así es un volumen enorme (estamos hablando de 1 millón de adultos jóvenes de menos de 35 años, de 4,5 millones de adultos de entre 35 y 65 años y 4,3 millones de ancianos) de que puede representar una ventana de oportunidad para revitalizar la vida de la Iglesia y la presencia pública de los cristianos comprometidos con la verdad de Jesús. Veremos si estamos a la altura de las circunstancias.

 

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