Relatos de la cotidianeidad llenos de humanidad de la mano de Lola Fumanal

Relatos de la cotidianeidad llenos de humanidad de la mano de Lola Fumanal
Iniciamos la publicación de una serie de relatos sobre los encuentros, vivencias y pensamientos de Lola Fumanal Laplana, “la Lola de Conerllá”, profesora jubilada, vinculada a la HOAC de Barcelona desde 1975. Con su profunda humanidad y lúcida mirada, nos presenta realidades cercanas que, de algún modo, le han tocado el corazón.

Con una prosa directa y concisa, no exenta de destellos de emoción, acerca a los lectores y lectoras que se paseen por sus relatos un mosaico de la desigualdad y la injustica más próxima, no necesariamente en términos geográficos, y por ello, muchas veces, relegadas hasta conseguir, por momentos, indignar, cuestionar y conmover, según se trate.

Lola ha participado activamente en movimientos por la paz, feministas y de renovación pedagógica. Es coautora junto con Maribel Barba del libro de relatos Dos Miradas Dos Voces y ha colaborado en ensayos como Cuando las mujeres se sienten creyentes y feministas o El sacerdocio de la mujer.

Después de dejar la vida laboral activa, que desde 1979 ha transcurrido en institutos de Secundaria del Baix Llobregat, se ha implicado en cursos de escrituras que le han llevado crear textos de gran altura literaria y honda humanidad.

Relatos cortos

Ha tenido la generosidad de compartir con Noticias Obreras algunos de sus relatos cortos que se van a publicar semanalmente, para degustar poco a poco y permitir su asimilación pausada y concienzuda.

Aunque es imposible resumir la trayectoria de esta mujer coherente con su fe, a modo de apretada síntesis, presentamos algunos datos que pueden ayudara comprender el lugar desde el que se sitúa como escritora para abordar las experiencias recogidas en sus textos.

Nació en 1945 en un pueblo del Sobrarbe aragonés de 80 habitantes, en el seno de una familia de seis hermanas y un hermano. Siempre bajo la estricta vigilancia de una madre culta, de extrema moral cristiana y siempre caritativa con los necesitados.

En su casa, confiesa, aprendimos a leer y escribir, por lo que ya en la escuela el maestro solía encargarla, junto a sus hermanas, a “tomar la lección” a los demás niños y niñas mientras él, en su mesa, leía tebeos de El Coyote. Pero lo mejor del maestro, según recuerda, fue animarlas en la lectura de El Quijote.

A los 15 años, como ella misma dice,” fue enviada por su madre”–como hizo una tras otra con a todas las hermanas– de fámula (sirvienta en un convento) al colegio de Jesús María de Barcelona, donde estudiaba al tiempo que limpiaba y servía las comidas a las alumnas “de pago”. Las hermanas formadoras, mayores e inteligentes, se encargaban de transmitir hábitos de servicio y de ayuda mutua. Aquella etapa fue muy feliz para ella.

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De los 20 a los 34 años permaneció en Jesús María, llegando a estudiar la licenciatura en Historia Geografía y Arte en la Universidad de Granada  e impartir clases en las escuelas de la Orden. Pero a partir de 1979, consiguió plaza como profesora en Institutos públicos de secundaria en el Baix Llobregat hasta su jubilación. Cuatro años antes, se había incorporado a la HOAC y colaboró con movimientos por la paz, feministas y de renovación pedagógica.

Tras la jubilación, aprovechó entre otras cosas para dedicase a su pasión por la literatura y se inscribió en cursos de escritura, fruto de los cuales son algunos de los relatos que podréis leer. En 2021, junto con la compañera de trabajo Maribel Barba, llegó a publicar el libro de relatos Dos Miradas Dos Voces.

“Habiendo percibido durante la infancia la gran rectitud moral de mi madre como un exceso, después fui reconociendo en el ejemplo de su caridad extrema la raíz de mi sentimiento de solidaridad y de identificación con el sufrimiento ajeno que ha dado lugar a algunos de mis relatos”, comenta.

 

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