Europa: Campos de refugiados convertidos en cárceles

Europa: Campos de refugiados convertidos en cárceles

Desde la Asociación Amigos de Ritsona hemos vuelto de nuevo a Grecia, en este caso a Atenas, a compartir un trozo de vida con las personas refugiadas, algunas amigas con el paso del tiempo, y con activistas de organizaciones independientes que siguen sobre el terreno.

En este hemos viaje hemos constatado con angustia, con indignación y con impotencia, que todos los campos de personas refugiadas se han convertido en campos-cárceles: Campos amurallados de varios metros de altura y con concertinas, con seguridad privada que impide el acceso, con un régimen carcelario y expulsión de la mayoría de ONG que estaban en los campos. La acción humanitaria se ha criminalizado, incluso, ha habido registros policiales en varias sedes de las organizaciones humanitarias. No quieren que haya testigos de lo que se está viviendo dentro de los campos. Hasta hacer una foto del muro exterior se ha constituido en delito, de tal manera, que si haces una foto del exterior del muro y la policía te ve o la seguridad privada, te detienen, que llevan a comisaria, estás detenido 24 horas y sales libre pendiente de juicio.

Dentro de estos campos-cárceles hay familias que cada día que pasa es un día que sus vidas se apagan. Le preguntábamos a un amigo refugiado sobre cómo es la vida y nos respondía: “Nos levantamos, andamos, hablamos, comemos y nos volvemos a acostar hasta el día siguiente”. Pocas actividades para los niños y niñas, que son los que más sufren y que cada vez su infancia robada les provoca problemas de salud mental. ¿Cómo se puede encerrar a niños y niñas en una cárcel? ¿Cómo se pueden encerrar y maltratar a personas, hombres y mujeres, que vienen huyendo del horror de la guerra y del hambre?

Y, todo esto por decisión de la Unión Europea, incluido nuestro gobierno, y un gobierno griego muy conservador que está ejecutándolo con toda la crueldad y con toda la violencia que dispone. Crueldad que lleva a  las autoridades griegas a encerrar en cárceles a menores con un trato inhumano. Nos comentaba un menor no acompañado que había estado en una de estas cárceles en Atenas, que el trato era inhumano, amenazante, represor y muy mal alimentados.  A esto, hay que unirle el olvido de estas personas refugiadas por parte de la ciudadanía y que ha dejado de ser noticia. Un olvido que ha supuesto el cierre de ONG y que las que persisten lo estén pasando muy mal por falta de donaciones y ayudas. Muestran su angustia porque no quieren abandonar a estas personas refugiadas  que no han hecho nada malo en sus vidas, solo quieren recuperar sus vidas, tener una oportunidad para vivir.

Nos comentaba una voluntaria su inmenso sufrimiento cuando les deniegan el asilo y que ellos no pueden hacer nada más, sabiendo que se van a quedar atrapadas en Grecia sin ningún futuro, imposibilitando cualquier opción de integración y de inserción social. Quedan a merced de que puedan detenerlos y encarcelarlos, además, de constituir una bolsa inmensa de mano de obra barata en la economía sumergida, sobre todo, para la construcción y la jardinería. Nos dijo otra voluntaria que estas personas refugiadas no muestran resentimientos, porque quieren dedicar todos sus esfuerzos y energías a seguir luchando por una vida digna, y agradecimiento a quienes les ayudan. También nos indicaba que cuando falla lo institucional, solo les quedan las mafias para salir.

Se siguen produciendo las devoluciones en caliente. Cuando llegan a las costas griegas, a las islas desde Turquía, y son capturados por la policía, son introducidos en embarcaciones neumáticas y devueltos a Turquía. Nos indicaban que utilizaban personas encapuchadas para introducirlos en las embarcaciones y que de esa manera no aparecieran imágenes de policías. Esas embarcaciones eran vigiladas por los barcos de guerra de Frontex para que no dieran de nuevo la vuelta a Grecia. Una clara violación del derecho internacional.

Hay una situación durísima que se mantiene y es el hecho de los menores no acompañados que han sido abandonados y arrojados a las calles en Atenas y que están a merced de la explotación laboral y sexual. Muchos pedófilos los captan. Estos menores pasan mucha hambre, frío, calor, suciedad, persecución y cuando alguien se los lleva a su casa, les da agua y jabón para asearse, ropa limpia y comida, para posteriormente abusar de ellos. También hay constancia de la desaparición de  menores no acompañados y otros jóvenes para el tráfico de órganos ¡Terrible!

Quiero terminar esta crónica subrayando la amistad con las personas refugiadas amigas que nos hemos reencontrado. Nos decía un amigo refugiado que pensaba que ya no nos íbamos a reencontrar más y que se sentía muy feliz de poder abrazarnos y que había vuelto de nuevo a sonreír y saber que hay que gente que no los olvida.

También quiero terminar esta crónica destacando la capacidad de lucha de estas familias refugiadas por intentar, a pesar de sus fracasos, dar un futuro digno a sus hijos e hijas y a todas esas personas activistas que no han abandonado a los refugiados, que siguen luchando para que consigan el asilo y puedan vivir, simplemente, como seres humanos y regresar algún día a sus país, que es un su gran deseo. Estas dos realidades son signos de esperanza en contra de una Unión Europea inhumana y miserable.

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