El libro “Salir mejores” invita a construir juntos horizontes de esperanza

El libro “Salir mejores” invita a construir juntos horizontes de esperanza
Santiago Álvarez (i), Marta Domínguez, Pili Gallego y Jesús Sanz
La presentación del libro Salir mejores. Una hoja de ruta de emergencia confirmó la necesidad de explorar alternativas esperanzadoras frente a los riesgos desvelados, como nunca antes, por la pandemia de la COVID-19, agravados ahora por la guerra de Ucrania.

El coordinador de este libro, Jesús Sanz, recordó la urgencia sentida en lo peor de la pandemia por encontrar explicación a este “hecho social total”, pero, sobre todo, por responder al lógico deseo, en medio del gran sufrimiento y desorientación, de dibujar un horizonte esperanzador para la humanidad.

El objetivo, detalló, ha sido “aportar análisis y reflexiones valiosas” para identificar las grandes tendencias puestas de manifiesto por la que se ha calificado como “la primera gran pandemia del capitalismo global”, pero también “elementos útiles” para las prácticas emancipadoras y la búsqueda de alternativas más humanas y sostenibles.

Recurrió a Sousa Santos, citado en el libro, cuando dijo que “necesitamos respiradores ideológicos que nos permitan imaginar y construir horizontes emancipadores que por ahora nos cuesta ver”.

“Frente a la desmesura prometéica del hombre de la modernidad, hay que apostar por la sobriedad y sencillez”

Sanz insistió en que “hay que dar la batalla por las formas de socialización, fomentar la sociabilidad en otro tipo de valores y construir subjetividades que frente al individualismo posesivo promuevan la solidaridad, frente a la desmesura de la mirada prometéica del hombre de la modernidad, que cree que todo lo puede y se ha emancipado de la naturaleza, apueste por la sobriedad y sencillez”.

Desde luego que no es tarea fácil, “ante una potente publicidad que alienta nuestro deseo sin fin”, pedir “un ejercicio de renuncia y autolimitación”, pero es urgente en su opinión, crear “imaginarios atractivos donde demostrar la alegría de la vida sencilla y de compartir los bienes”.

El director de FUHEM Ecosocial y doctor en Economía, Santiago Álvarez Cantalapiedra, puntualizó que frente a la amenaza de colapso, urge “hacer la paz con uno mismo, con nuestros hermanos y así reconciliarnos con el planeta”.

Convencido de que “solamente podemos perdurar conviviendo de otra forma”, abundó en que “no encontraremos otra forma de relacionarnos con la naturaleza, si previamente no reconstruimos antropológicamente nuestras relaciones y nos pacificamos a nosotros mismos”, por lo que alentó a “redefinir nuestra relación con la naturaleza, pero también las normas de la organización social”.

Marta Domínguez, profesora de Sociología Urbana de la Universidad Complutense de Madrid, por su parte, reconoció que tras la experiencia pandémica, “no puede ocultarse la crisis cultural en la que nos hallamos, en la que prevalece la individualización, el narcisismo y el afán por lo económico”, que provoca, por ejemplo que “mientras unos claman por el derecho a la vivienda, grandes inversores y grupos la tienen como activo financiero”.

En su opinión, se ha producido un “choque” en nuestro “mundo bipolar”, donde junto al auge de la extrema derecha y las agresiones a las personas mayores se dan reacciones muy positivas como la aparición de grupos de autoayuda y solidaridad vecinal. Si bien, nos encontramos en “una crisis del modelo de consumo”, no lo está notando todo el mundo por igual, matizó.

“La pandemia puso de manifiesto las exageradas diferencias sociales, que ya estaban ahí, pero no queríamos ver”, porque “vivimos en mundos tan aislados, parcializados y segregados que no vemos al otro. El otro es estigmatizado y se convierte en el gran otro que nos sirve para unirnos frente a él”, explicó Domínguez, quien señaló que “ha habido una parte de la población que ha salido victoriosa, mientras que otra está sufriendo con más dureza las consecuencias de una crisis que además se está recrudeciendo por la guerra”.

La gente joven está empezando a incorporar “valores posmaterialistas”

Con todo, puntualizó, hay indicadores de que algo está cambiando. La gente joven está empezando a incorporar “valores posmaterialistas” que tienen que ver con “la realización de la vida, los aspectos comunitarios: ya no quieren trabajar en multinacionales, prefieren hacerlo con amigos en empresas pequeñas, ganar menos, algo a lo que ya se han acostumbrado…”

Sanz también identificó como señales de cambio, el mayor apoyo social a la fiscalidad progresiva que ha hecho que estemos hablando de los impuestos a las grandes fortunas o el debate sobre las 32 horas de trabajo o los cuatro días laborales a la semana. Eso sí, lo que sin duda la pandemia nos ha dejado es “la dimensión ecosocial de la crisis, que no se quería vincular con la crisis financiera y de representatividad”.

No obstante, admitió su sorpresa por la rapidez con que se “han revertido” algunos avances como la implantación del teletrabajo, la disminución de las ratios en la educación o la preocupación por la mejora de las residencias de personas mayores, tal vez porque “la guerra de Ucrania nos ha pasado por encima y nos ha mostrado cómo se están tomando posiciones para los conflictos del siglo XXI y la disputa por el control de materias primas estratégicas para la producción del futuro”.

Sobre la falta de contestación y reacción a la actual crisis de civilización, Álvarez Cantalapiedra, abundó en la idea de que “el capitalismo no es solamente un sistema económico, un modo de explotación de la fuerza de trabajo y la naturaleza, sino que es también un enorme sistema de dominación que nos ha secuestrado la imaginación”.

Los poderes económicos nos han secuestrado la imaginación política

“Los poderes económicos no podrán nunca secuestrar la vida, porque la vida es algo que siempre se nos escapa de las manos, pero sin embargo, es probable que nos hayan secuestrado la imaginación política”, aclaró y recurrió a la cita de Fredric Jameson sobre que “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”.

Sanz explicó que “el cambio a nivel político e institucional es una condición necesaria pero no suficiente para salir mejores” y subrayó que “hace falta construir subjetividades emancipadoras para suplir la falta de imaginación política”.

Vídeo de la presentación

Bibliotráiler

¿Necesitas ayuda? ¿Algo que aportar?