Un trabajo decente tiene que ser un trabajo saludable

Si queremos respetar la dignidad de las personas, debemos cuidar de la salud, entendida en el más amplio de los sentidos. En el ámbito laboral, indiscutiblemente, también debemos tener todo el celo del mundo por cuidar la salud de quienes trabajan.
La vida es el mayor bien que atesoramos
La persona, fundamentalmente es lo que hace con su vida a lo largo del tiempo que le toca discurrir por nuestro mundo. Una vida que, para ser honrada, debe ser vivida (valga la redundancia) con dignidad. Dignidad para labrar un futuro. Dignidad para relacionarnos de igual a igual, en hermandad. Dignidad, en definitiva, para poder vivir de acuerdo con nuestra naturaleza: la de hijas e hijos de Dios, pequeños reflejos de su inmensa capacidad de amar.
Si queremos respetar esa dignidad, una de las cuestiones que con más mimo debe ser cuidada es nuestra salud, entendida en el más amplio de los sentidos.
En nuestra sociedad (al menos en los países más desarrollados como el nuestro), el cuidado por la salud suele estar presente. Lo podemos apreciar en múltiples aspectos de nuestro mundo: normativas alimentarias, medidas de seguridad en calles y carreteras, servicios públicos de salud, recomendaciones saludables, etc.
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Director del departamento de Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española.
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