Promover procesos más que alcanzar las instituciones

Promover procesos más que alcanzar las instituciones
La contienda por las instituciones exacerba las emociones y hasta los golpes bajos. Pero esto no es toda la política. También se da un sincero esfuerzo por dar a conocer las propuestas y contrastarlas democráticamente con las demás opciones.

“La política con mayúsculas existe y puede ser el medio humanizador para transformar la sociedad”, dice Pedro Saiz, militante de la HOAC, en los últimos lugares de la lista de Podemos, IU, Equo y Más País de Mairena del Aljarafe (Sevilla).

“Si a la gente se le pregunta, habla. Tenemos mucho poder los ciudadanos y las ciudadanas, pero tenemos que creérnoslo”, completa Margarita Alfaro, también de la HOAC, quien figura muy abajo en la candidatura de Cambiar Huesca-IU. Para muestra del poder de la ciudadanía, saca a colación lo ocurrido en el proyecto Canal Roya, donde la presión social ha conseguido paralizar el intento de unir dos grandes estaciones de esquí en una zona de gran valor natural en el Pirineo aragonés.

Como dice Saiz, “unas elecciones, sobre todo las locales, son un momento de mayor compromiso y exigencia, atraen nuevas personas a colaborar, pero son el “espacio” donde debe cristalizar el trabajo hecho con el barrio y las asociaciones”. No obstante, reconoce, “vamos tarde a las elecciones con el programa hecho de prisa y corriendo, pues hemos tenido que recomponer el círculo y la coalición”.

Impulso hacia el futuro

La queja tiene que ver con el principio difundido por el papa Francisco de que el tiempo es siempre superior al espacio. “El espacio cristaliza los procesos; el tiempo, en cambio, proyecta hacia el futuro e impulsa a caminar con esperanza”, escribió en Lumen fidei. La pandemia, después de todo, “congeló” el tiempo. Seguramente la participación, la concienciación y los vínculos han quedado algo tocados.

Otra gran idea fuerza del papa Francisco es que “la unidad prevalece sobre el conflicto”, lo que no es sino un llamamiento a superar las divisiones, a resolver las diferencias logrando integrar visiones distintas, pero, sobre todo, a solucionar los enfrentamientos sin victorias o derrotas absolutas, preservando lo que nos une y protegiendo el bien mayor, el bien común.

Lo cierto es que Alfaro llega a estas elecciones un poco cansada y algo desanimada por las dificultades para conformar equipos entre los partidos de izquierda y armar una papeleta unitaria, algo que no por nuevo, supone un gran desgaste de energías.

La escurridiza unidad

“Como cada legislatura, ha sido duro tener que encajar la incapacidad presentarnos unidos los cuatro partidos a la izquierda del PSOE, a pesar de haberlo vuelto a intentar”, dice esta doctora que estuvo al pie de la UCI del hospital San Jorge en lo más duro de la pandemia.

“La capacidad que tienen el deseo de poder, el individualismo y el protagonismo para romper la integridad de personas con larga trayectoria de compromiso es asombrosa y muy potente”, completa Saiz, quien considera que la formación cristiana y la doctrinal social de la Iglesia “contribuye a ser más capaces de resistir”, si bien, termina por admitir, “también nos cansamos y nos quemamos”.

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Con todo, ahora él y sus compañeros de compromiso político trabajan para “rehacer nuestro trabajo interrumpido en el mundo obrero de esta localidad: mujer, vivienda, participación, ecología…”

También pertenece a Francisco la idea de que “la realidad es más importante que la idea”, una invitación a no dejarse atrapar por ideologías excluyentes ni por ensoñaciones absorbentes. Para Saiz, implica “revisar constantemente nuestros presupuestos para atender la urgencia de la realidad e interpretar cómo tiene que ser nuestra actuación”. “Muchas veces nos ponemos trabas a nosotros mismos desde nuestros esquemas mentales”, explica.

La misión de un político creyente, para Saiz, es “promover la vida y las condiciones digna de vida allí donde estén amenazadas por encima de nuestros tacticismos, estrategias o localismos concretos”.

Al fina y al cabo, “el todo es superior a la parte”, es decir, no se trata tanto de enfocarse en una parte como el de aspirar a un desarrollo integral, a un progreso que no deje a nadie atrás, ni ninguna dimensión radicalmente humana sin respuesta.

Más allá de las elecciones

Igualmente, Alfaro coincide en que la meta para un creyente debe ser “promover la vida y las condiciones digna de vida allí donde estén amenazadas por encima de nuestros tacticismos, estrategias o localismos concretos”. “Mi compromiso cristiano pasa por tomar parte activa en esta forma de participación ciudadana para construir ciudad, que va más allá de hacerlo cada cuatro años”, confiesa.

Alfaro, lleva tres legislaturas participando en este espacio de confluencia, más que nada, porque hay “un grupo de personas que coincidimos en algunos de los compromisos sociales de la ciudad, como la plataforma de la vivienda, la salud y el programa de vacaciones en paz con el pueblo saharaui, bienvenidos refugiados, la defensa de las montañas y la asociación vecinal del barrio Perpetuo Socorro.

Saiz, que se incorporó al activismo política, a raíz del 15M y ya ha visto una cuantas idas y venidas, sabe que, aunque los pronósticos no son muy favorables, “un buen resultado sería muy bueno para conseguir una representación que permita el rescate ciudadano”. Eso sí, concluye que “lo que importa son los procesos al lado de los desfavorecidos, ambientes, asociaciones e instituciones de nuestro mundo obrero, promocionándoles y empoderándoles”.

Lo que cuenta, expresa Alfaro, es que “como ciudadana tengo el derecho y la posibilidad de formar parte de un equipo que quiere luchar por aportar ideas que contribuyan a avanzar en ciudadanía, participación, equidad y ganar derechos en lugar de ir perdiéndolos”.

Seguramente, quienes ahora han visto su agenda inundada de preparativos y actividades, de encuentros y debates, y tiene puesta su atención en el recuento de votos tras el cierre de las urnas en la tarde del 28 de mayo, tengan muchas ganas de que pase “la fiesta de la democracia”, para “empezar a labrar el tiempo del trabajo en los barrios, familias, asociaciones… con nueva ilusión”.

 

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