El impacto de la crisis ecosocial en la calidad de vida en España

El impacto de la crisis ecosocial en la calidad de vida en España
El modo de vida en España, consecuencia de nuestro modelo socioeconómico, se caracteriza por grandes desequilibrios territoriales, insostenibilidad ecológica y fractura de la cohesión social, según el novedoso Informe Ecosocial sobre Calidad de Vida elaborado por FUHEM.

La forma en que se organiza la producción y el consumo da lugar a un estilo de vida compartido por todos los integrantes de la sociedad que determina así el acceso a alimentación, casa y movilidad, la utilización de los recursos disponibles y la organización y reparto del trabajo.

De hecho, el estilo de vida español, aunque con sus particularidades, lejos de suponer una extrañeza, se ha integrado perfectamente en lo que los autores del estudio denominan “el modo de vida imperial, que niega a la mayoría un presente y a la humanidad su futuro”, haciendo, además, convivir “la ostentación más despilfarradora con la necesidad más apremiante”.

Tendencias

La sociedad española presenta un desequilibrio y polarización territorial grave, la población, también el dinamismo económico, está concentrado en la costa y las grandes áreas urbanas, mientras que las zonas rurales cada vez más aparecen como lugares para extracción de recursos y vertido de residuos.

El medio físico está amenazado por los procesos erosivos con grandes riesgos de desertificación, por la sobreexplotación de los ecosistemas y la contaminación del aire, agua y suelo. A consecuencia del cambio climático, aumentan los eventos meteorológicos extremos y sube el nivel del mar.

La cohesión social también aparece agrietada: una de cada cuatro personas se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social y sigue agudizándose la desigualdad.

Indicadores preocupantes

La salud mental cada vez se utiliza más como un indicador para aproximarse al grado de bienestar individual presente en cada sociedad. De ahí que sea preocupante que España se haya situado a la cabeza en el consumo de tranquilizantes y antidepresivos.

La tiranía de la eficiencia está teniendo repercusión en la vida de las personas, socavando su soberanía, autonomía y salud. La configuración actual de la organización social afecta a los vínculos sociales de manera que aumenta la soledad y el aislamiento social.

El 10,7% de la población española requiere tranquilizantes, relajantes o pastillas para dormir (con mayor intensidad entre las mujeres). Lo mismo ocurre con el 5,6% de la población, que ingiere antidepresivos o estimulantes. También se ha registrado un incremento de las tasas de suicidio en las últimas seis décadas.

El informe refleja la persistencia de la pobreza y la excusión, con más de un cuarto de la población (el 27% se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social y un tercio de los menores de 16 años afectados).

El porcentaje de trabajadores pobres se ha incrementado un 16% desde 2008, rebasando los 13 millones de personas afectadas. El empleo sigue siendo fuertemente estacional y dependiente de la coyuntura económica.

Al tiempo, la vida laboral se ha prolongado hasta los 35,2 años (2018), especialmente por el aumento de la carrera laboral en las mujeres, así como el crecimiento de la edad media de jubilación. La brecha de género en el reparto del trabajo no remunerado continua, las mujeres dedican el doble de tiempo que las mujeres a estas tareas

Vivienda, alimentación y movilidad

La novedad de esta investigación reside en que relaciona el modo de vida en función de tres grandes apartados: gastos (alimentación, movilidad y vivienda), recursos (energía y materiales) y trabajo.

Tal y como ya apuntaba FOESSA, este informe parte de que la vivienda resulta el determinante social más importante para explicar los procesos de exclusión social. Según el Observatorio de Vivienda Asequible de la Asociación Provivienda, 4,5 millones de personas se encuentran en situación de exclusión residencial.

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Si bien, el grado de hacinamiento se muestra relativamente bajo en comparación con el promedio europeo, habiéndose mantenido estable —en torno al 5%— en la última década para toda la población, presenta índices preocupantes en la población con riesgo de pobreza del 12,2%.

España presente un reducido gasto público en vivienda que explica la escasez de vivienda de alquiler social. El 1% en 2020.

En cuanto a la alimentación, los datos muestran que se gasta más en adquirir menos cantidad de productos y de peor calidad, debido al incremento de los precios. Aunque en general, se mantiene el número de comidas lo cierto es que caminamos hacia la estandarización del consumo, recurriendo, por ejemplo, cada vez más, a las estanterías de las grandes superficies). Los hogares más pobres cuentan con una dieta menos variada y de menor calidad.

La movilidad y el transporte es la partida de gasto más constante y voluminoso. El vehículo privado representa el 78% de los desplazamientos en la movilidad interior. El combustible y el mantenimiento se llevan la mayor parte, aunque tampoco es despreciable el coste de adquirir un coche. Las políticas de transporte privado inciden en la organización del territorio y la integralidad ecológica de la naturaleza, con graves impactos sobre la vida y la salud de las personas.

La asignación de recursos de este modelo socioeconómico no parece sostenible. A pesar del incremento de la producción de energía renovable, nuestro país es altamente dependiente en materia energética y materiales del exterior. El sector inmobiliario dedica buena parte de los materiales extraídos. Solo se reutiliza el 10% de los materiales utilizados en todo el proceso productivo.

El trabajo de los investigadores de la FUHEM además tiene la particularidad de que propone un nuevo enfoque para medir el avance de la sociedad, más allá de las mediciones macroeconómicas, como el PIB, ampliando el sentido de términos como bienestar o calidad de vida.

Así, se preguntan “si la calidad en la vida de una persona es entendida como aquella capaz de garantizar bienes necesarios, relaciones significativas y tiempo para la autonomía personal en un entorno social y natural seguro, ¿el modo de vida vigente en España y las tendencias que lo atraviesan contribuyen o no a una vida buena?”

La vida buena en el plano individual, según los numerosas propuestas científicas que se acumulan sobre esta materia, suele equipararse a la salud y la autonomía, al tiempo que crece la conciencia de que “una sociedad no puede prosperar cuando no lo hace la mayoría de sus miembros, cuando se atenta contra la cohesión social o se genera un ambiente adverso”, como dicen los autores del informe.

El estudio deja conclusiones importantes que deberían tenerse en cuenta a la hora de diseñar verdaderas políticas del bienestar y tomar decisiones. Así, en este trabajo se advierte que el actual de vida provoca “un deterioro social y ecológico que, además de erosionar las bases sociales y naturales sobre las que descansa, ocasiona graves consecuencias sobre la salud física, emocional y mental de las personas”, al tiempo que aísla y fragiliza a las personas, debilitando los vinculo sociales.

 

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