Las tres rejas de la maledicencia

Las tres rejas de la maledicencia

Hace años escribí un texto sobre «el arte de bendecir» (La Sabiduría de Vivir, 4ª ed. Desclée de Brouwer).

En nuestra sociedad, no obstante, proliferan en infinitud de ámbitos, «las malas artes de la maledicencia».

La maledicencia consiste en la acción de maldecir o difamar a alguien. En su etimología, se refiere a la «cualidad del que pide o desea que un mal le ocurra a otra persona». Hablar mal de otros es convertir la danza de la palabra en una coreografía de murmuraciones, infundios que confunden, en chismorreos que juzgan y condenan o en habladurías que denigran.

Me gusta decir que «nunca nadie se corrigió con las críticas vertidas en su ausencia».

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