“Laudate Deum”, voz profética del Papa

“Laudate Deum”, voz profética del Papa

António Guterres secretario general de la ONU, este 20 de septiembre durante la apertura de la Cumbre sobre la Ambición Climática 2023 dijo: “la humanidad ha abierto las puertas del infierno“, aludiendo a los incendios y otras grandes catástrofes de este año debido al cambio climático, y acto seguido hizo responsables a los que ganan miles de millones con los combustibles fósiles.

La propia ONU, sin embargo, ha propuesto que la próxima Conferencia de las partes para abordar el cambio climático, COP28 que comenzará en noviembre, la presida el sultán Al-Jaber, ministro del gobierno de los Emiratos Árabes Unidos y director de una enorme empresa de combustibles fósiles: Abu Dhabi National Oil Company – ADNOC, considerada la joya de la corona de las empresas petroleras árabes y que proporciona cerca del 3% de la demanda mundial de petróleo.

El Papa en la primera parte de la exhortación Laudate Deum refiriéndose al cambio climático, quiere hacernos conscientes de que no podemos “ignorar que la posibilidad de llegar a un punto crítico es real… de llegar tarde… de ahí no se regresa”, es decir que ciertos lenguajes que suelen parecer apocalípticos pueden estar fundados (17), mientras lamenta que los negacionistas también están dentro de la Iglesia (14). El Papa también nos llama la atención sobre el hecho de que, si se pone un zorro a cuidar de las gallinas en un espacio tan importante como la próxima COP28, se corre el riesgo de “exponer a la humanidad, especialmente a los más pobres, a los peores impactos del cambio climático (53).

El obispo de Roma no niega los avances que están suponiendo las transiciones energéticas, pero pone de manifiesto que “a pesar de tantas reuniones y acuerdos, las emisiones globales siguieron creciendo” (55) y sigue apelando a nuestra responsabilidad personal lamentando que a veces los mismos pobres, creyendo en las promesas de los falsos profetas “caen en el engaño de un mundo que no se construye para ellos” (31).

Pero la “compasión santamente indignada”1 del Papa, hablando como líder mundial, se concentra en retratar la debilidad de la política internacional y las conferencias sobre el clima, dedicando la mitad de los seis capítulos de la exhortación a remover las conciencias de los poderosos para repetirles la pregunta de Laudato si’: “¿Para qué se quiere preservar hoy un poder que será recordado por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario hacerlo?” (60).

Coincidiendo con la mayoría de los científicos lúcidos y no interesados, Francisco desconfía de las soluciones tecnocráticas, insistiendo en los argumentos de Laudato si’, para que no sigamos a los que nos quieren hacer creer que es posible, desde el poder económico y tecnológico, seguir con el crecimiento ilimitado (20), porque, la realidad en el tiempo transcurrido desde la encíclica ecológica se ha confirmado que “el paradigma tecnocrático se retroalimenta montruosamente” (21).

No obstante, el Papa profético nos llama a trabajar por la transformación del mundo y de sus instituciones de gobernanza con el ejemplo de «tantas agrupaciones y organizaciones de la sociedad civil ayudan a paliar las debilidades de la comunidad internacional, su falta de coordinación en situaciones complejas, su falta de atención frente a derechos humanos» (37) animándonos al multilateralismo desde abajo (38).

Y, como no podía ser de otra forma, nos recuerda las fuentes de nuestra esperanza cristiana destacando referencias bíblicas y el ejemplo de Jesús, en tanto que «las criaturas de este mundo ya no se nos presentan como una realidad meramente natural, porque el Resucitado las envuelve misteriosamente y las orienta a un destino de plenitud (65), sin olvidar que los pobres son las principales víctimas (9).

El pontífice concluye exhortándonos a Alabar a Dios que, a mi entender, no es otra cosa que seguir luchando para hacer realidad el reinado de la gratuidad y la fraternidad, en una civilización de la sobriedad compartida. (Mt 6, 25-34).

 

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1 Expresión de José Ignacio Gonzalez Faus en el cuaderno 208 de “Cristianisme i Justícia” dedicado al profetismo.

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