El 70% de las personas encerradas en los CIE muestra problemas de salud mental

El 70% de las personas encerradas en los CIE muestra problemas de salud mental
El 70% de las personas atrapadas en los centros de internamiento de extranjeros (CIE) presenta una sintomatología elevada de ansiedad y depresión, siendo considerados casos necesitados de tratamiento.

Dos de cada diez personas internas en los centros de extranjeros admiten haber intentado infligirse daño a sí mismas durante su estancia en el CIE, en su gran mayoría, el 70%, a raíz de encontrarse privadas de libertad en estos dispositivos. Lo sentimientos de nerviosismo, tensión, inquietud, soledad, tristeza, atrapamiento, exceso de preocupación o problemas para dormir llegan a ser dominantes en este colectivo.

Estos son los principales resultados del informe sobre salud mental de personas internadas en los CIE de Algeciras, Madrid y Valencia, donde las entidades de la red SJM están presentes, publicado por el Centro Investigación y Acción Comunitaria de la Universidad de Sevilla (CESPYD) y el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM).

La duración media de estancia en España de las personas entrevistadas era de cinco años, y la nacionalidad mayoritaria de procedencia era Marruecos (un 58%) y países de Latinoamérica (39%).

Las personas internas en su mayoría sienten seguridad en los centros, con alta valoración de la atención sanitaria o su relación con la policía, pero se estima negativamente la atención jurídica, debido a la falta de información y dificultades de comunicación con su abogado o abogada, así como la calidad de la alimentación en los centros. Igualmente se ha puesto en evidencia que, a mayor calidad de vida, menor sintomatología ansiosa o depresiva.

Las propias personas encuestadas para realizar el estudio afirman que existen medios para preservar la salud mental en los centros, entre los que destaca la posibilidad de practicar deporte, caminar u otras actividades físicas o de ocio, sin descartar, así lo asegura el 87%, su disponibilidad para acudir a un servicio de ayuda psicológica, si fuese ofrecido por el CIE.

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El mismo informe enuncia recomendaciones a las autoridades, como contar con un servicio de acompañamiento psicológico que cuente con competencias culturales adecuadas, accesible para las personas internas y para el personal policial y de servicios.

Para la autoría de este estudio un servicio de este tipo sería la mejor alternativa a la práctica actual de medicación de las personas internas, y también tendría como cometido favorecer el bienestar del personal policial y de servicio destinado en los CIE.

También propone apostar por los espacios de apoyo, diálogo y reflexión; por la disponibilidad de actividades deportivas y de ocio; por mejorar la atención jurídica; minimizar los tiempos de espera; así como priorizar las medidas cautelares previstas en la ley, dejando el internamiento como última alternativa en casos muy medidos.

La investigación revela estos centros como espacios de riesgo para el desarrollo o exacerbación de problemas de salud mental entre las personas internas, quienes se enfrentan a una forma no planificada de pérdida de libertad, despersonalización, aislamiento, confusión e incertidumbre. Las personas encuestadas se quejan de las dificultades de comunicación con profesionales y sentimientos de humillación.

El Estado es el responsable de garantizar el derecho a la salud de personas internas y el estudio alerta de que la detención contribuye a una pobre salud mental, siendo los CIE espacios de riesgo para que se produzcan autolesiones. La salud mental es un derecho humano a preservar y hacer valer.

 

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