Las profesiones olvidadas

Las profesiones olvidadas

El hecho

Superado el estado de alarma por COVID me encontré en la calle con un antiguo amigo. El tiempo sin contacto y la «novedad» de ver gente por la calle nos hizo charlar un rato (mascarilla mediante) y ponernos al día.

Hablando se coló la pandemia y el trabajo de Rafa (mi amigo). Él es guarda jurado y asistió al trabajo todos los días. Con tristeza, me dijo, se creía algo olvidado por la ciudadanía. Salió a aplaudir por los sanitarios siempre que libraba, pero sentía que su gremio (la seguridad privada) nunca aparecía ni en telediarios ni en conversaciones, aunque él también arriesgó su salud. Luego me contó cómo tuvo que trabajar sin más protección que la que él mismo conseguía particularmente. Las «mascarillas corporativas» eran escasas. Tuvo que buscarse la vida.

Rafa pasó miedo al contagio y mucha soledad. Se sintió abandonado a su suerte por parte de empresa y sociedad en general… Mi amigo me dejó pensativo ese día.

El dato

Recientemente se ha presentado el estudio «Condiciones de trabajo, inseguridad y salud en el contexto de la COVID-19», realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) de CCOO. Basado en una encuesta, con más de 20.000 participantes, pretende conocer el impacto de la pandemia entre quienes trabajaban, sufrían un ERTE o perdieron el trabajo en los momentos más duros.

Hay muchos datos importantes en este estudio ya tratado por la HOAC en su web. Solo quiero resaltar lo que más me llama la atención.

El 70% de personas trabajadoras fuera del domicilio lo ha hecho, en algún momento, sin medidas de protección. Si hablamos de celadores, camilleros, etc., 9 de cada 10. El 13,1% ha asistido al trabajo con síntomas compatibles con COVID. En trabajos con bajos sueldos, el 18%.

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Una de cada tres personas cree que su salud ha empeorado en este tiempo. Igualmente, más del 50% en trabajos con bajos sueldos.

Hablando de consecuencias psicológicas, el 21,5% ha consumido fármacos contra estas afecciones durante la pandemia. Más del 50% de estos, por primera vez. Quienes ya consumían, han aumentado dosis o pasado a un tratamiento más fuerte.

En definitiva, en palabras de Unai Sordo, «la pandemia ha demostrado la deficiente práctica preventiva en las empresas». Es decir, se ha desnudado la baja prioridad de la salud laboral para nuestro entramado productivo.

La Reflexión

Es cierto, esta situación nos ha sobrepasado completamente… También en la capacidad de respuesta de todos nuestros sistemas, incluyendo las empresas. Pero igual que es inimaginable un bombero sin casco, o un soldador sin guantes y gafas, ¿cómo es posible que el 70% de quienes trabajan se haya expuesto a la COVID sin protección? Creo que este dato «nos retrata» como sociedad. El miedo, la tensión, la dureza sufrida por quienes más se han expuesto al virus trabajando, nos dicen claramente que no se respeta el derecho «a ambientes de trabajo y procesos productivos que no comporten perjuicio a la salud física de los trabajadores y no dañen su integridad moral» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 652).

A mi amigo Rafa, «el Trilli», le han atropellado ese derecho. Yo creo que es injusto… ¿y tú?

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