Cañada Real: “Un insulto a Cristo”

Cañada Real: “Un insulto a Cristo”
Foto | www.pastoralsocialmadrid.com
Justicia y Paz de la diócesis de Madrid suma su voz a la denuncia de la situación inhumana que se vive en la Cañada Real, con un informe, presentado por el cardenal Carlos Osoro, quien llega a decir al respecto que “es un insulto a la carne de Cristo en todas las personas que malviven en unas condiciones inasumibles”.

La Comisión Diocesana de Justicia y Paz ha hecho público un estudio exhaustivo sobre la Cañada Rea, con el esclarecedor título de “Un bofetón a la dignidad”. En su presentación, el cardenal Osoro escribe “suplico vivamente a todos los actores con mayor responsabilidad, en especial la Comunidad, el Ayuntamiento de Madrid, la Delegación del Gobierno y Naturgy (que son los que se encuentran en mi archidiócesis) que pongan toda la voluntad y el empeño para dar solución a un problema humanitario de primer orden”.

La inhibición de las administraciones

El cardenal es claro: “nadie puede escudarse en la complejidad legal de esta situación” y explica que la situación actual “viene provocada en gran medida por la falta de actuaciones de todo tipo y la inhibición durante mucho tiempo, sumadas a la despreocupación de la sociedad hacia personas y situaciones que lamentablemente no marcan nuestras agendas”.

También eleva una petición: “Pido a Dios que no nos acostumbremos jamás al sufrimiento evitable que provoca la inequidad y la maldad humana cuando busca el beneficio a toda costa”, para expresar su deseo de que !quienes tienen la responsabilidad en la solución no hagan oídos sordos al clamor de este Informe”.

El informe recopila la situación de las personas que habitan la Cañada y la labor de todas las entidades de dentro y de fuera de la Iglesia están llevando a cabo. Aunque la falta de suministro eléctrico ha sido recogida por los medios de comunicación y se ha convertido en objeto de disputa partidista, para Justicia y Paz, “lo que está sucediendo en estos momentos no es más que la punta del iceberg de una situación de marginalidad y abandono que históricamente sufre la Cañada Real, especialmente en el sector 6″.

Para este organismo diocesano,”la falta de proactividad suficiente de las administraciones públicas ha degenerado en una grave crisis energética y humanitaria que afecta a cientos de familias enteras, con especial incidencia en los más vulnerables: niños, ancianos, mujeres y personas enfermas”.

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Pasarse la responsabilidad

De hecho, el informe recoge preguntas más que oportunas: “¿Cómo es posible que más de 4.000 personas se encuentren secuestradas por una minoría que hace un uso industrial de la electricidad para actividades ilícitas relacionadas con las drogas? ¿Qué grado de inhibición de las autoridades ha tenido que darse para llegarse a este estado actual de cosas? ¿No juegan todos los actores a rebotarse responsabilidades sin asumir nadie el liderazgo de tomar el toro por los cuernos? ¿Tan poco importa a nuestros políticos, empresarios y a la
sociedad en general la suerte de los más pobres?”

Los autores del detallado informe, que explica qué es en realidad la Cañada Real y como se ha llegado a la situación actual, tienen claro que especialmente su sector 6 es, un “gueto” enquistado durante muchos años en donde existen pobreza, marginalidad, falta de infraestructuras, abandono escolar, vulneración de derechos de la infancia, violencia, tanto de género como de las mafias de la droga existentes…” Lo que contrasta vivamente con la descripción de la comunidad autonómica en la que se ubica como “motor de España, con índices notables de crecimiento económico”, y la cercanía al centro de la ciudad de Madrid, la capital del Estado, que alberga sus principales Instituciones oficiales.

Este informe contiene una serie de propuestas que en suma no es más que recordar a las administraciones su finalidad: “Reclamamos una implicación efectiva y urgente de todas las
administraciones para deshacer una situación insostenible y acelerar las respuestas”. También, se pide, como es lógico, retomar el acuerdo regional existentes para “volver al camino de la confianza entre todos los actores y, sobre todo entre el vecintario. Con todas las equivocaciones de todos, el empeño común de todas las personas y entidades sin excepción ha tenido sus aciertos y dio como fruto el Pacto de Regional de la Cañada Real. Urge recuperar su espíritu y acelerar su aplicación”.

Justicia y Paz concluye recordando que “la democracia es mucho más que un sistema formal de elección de los gobernantes. Su esencia misma radica en la defensa y promoción de la
dignidad humana y de los derechos humanos (Pío XII)”.

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