Las tres C en la educación medioambiental

Las tres C en la educación medioambiental
En el Día de la Tierra, que celebramos el pasado jueves, la Asociación Española de Educación Ambiental ha emitido un documento en el que profundiza en las tres ces de la educación ambiental, Conciencia, Compromiso y Compasión, al mismo tiempo que anima a involucrarnos en el cuidado de la Casa Común.

En su comunicado, la Asociación Española de Educación Medioambiental propone una reflexión a la ciudadanía en la que recuerda que «la responsabilidad de la acción ambiental es hoy compartida». Por una lado está el papel que deben desempeñar las instituciones y las empresas y por otro, la tarea de la ciudadanía, cuya implicación personal también es fundamental.

En cuanto a la generación de Conciencia, —la primera C—, «sobre la situación por la que atraviesa el planeta», opinan que no se trata tanto de “informar o ilustrar, sino más bien el despertar a la realidad que vivimos». Ese proceso tiene el objetivo de hacer llegar a la ciudadanía a «la incorporación de estilos de vida responsables y sostenibles, a través de una vivienda eficiente, de una movilidad pública, limpia y compartida, de una dieta ecológica y baja en componentes animales, del abandono del usar y tirar, ahora convertido en reutilización, reparación y reciclaje y, finalmente, de un consumo limitado que conduzca a una vida sencilla. Es, en definitiva, una elección del modo de ser frente al de tener», según afirman.

Responsabilidad colectiva y compasión

En el terreno del Compromiso, la Asociación anima a «volver a descubrir la fuerza de lo colectivo», que complemente la responsabilidad individual. La situación actual del planeta demanda la implicación colectiva, ya que «una sociedad civil fuerte puede convertirse en una potente voz frente al poder económico, político y mediático».

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La última C se corresponde con la Compasión. La Asociación Española de Educación Medioambiental afirma en su comunicado que «la compasión está relacionada con el cuidado y el respeto, especialmente hacia los débiles y vulnerables». Quizás se trata, en este caso de la propuesta más novedosa, pues animan a “padecer –con” la parte más sufriente y dolorida de nuestra Casa Común, si aprendemos a comportarnos como hacen el resto de seres vivos con quienes compartimos este espacio.

En este sentido, afirman: «un comportamiento adecuado con animales, plantas y paisaje, nos llevará, de manera natural, a una mayor proximidad con la vida humana y no humana, para que nada nos resulte ajeno, especialmente la suerte de los débiles, los pobres y los desfavorecidos, cuyo futuro habrá que cambiar para una concepción global del mundo». Se trata de una opción que, como todo lo que tiene que ver con los valores y, por tanto, con el corazón, es eminentemente radical. Y, además, es urgente, ya que, tal como finalizan su comunicado: «Todavía estamos a tiempo y es ahora el momento de actuar con decisión, amor y compromiso».

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