Sin vacaciones los 22 millones de trabajadores europeos que no llegan al 60% del salario medio

Sin vacaciones los 22 millones de trabajadores europeos que no llegan al 60% del salario medio
Unos 35 millones de europeos, –4,7 millones son españoles–, no pueden permitirse irse de vacaciones. Son personas que reciben retribuciones salariales por debajo del salario medio, incluidos los que cobran el salario mínimo legal; que están en desempleo o son pensionistas.

Los trabajadores y las trabajadoras con salarios de miseria forman parte de esa parte de la población sin posibilidad real de pagarse una semana de vacaciones fuera de su residencia habitual. En total, el 28% de los ciudadanos europeos no puede “veranear”. Entre quienes perciben ingresos por debajo del umbral de riesgo de pobreza (establecido en el 60% del ingreso medio), el porcentaje es de casi el 60%.

Por países, es Grecia donde las personas con riesgo de pobreza menos capacidad tienen de irse de vacaciones, en concreto el 8)%, seguida seguida de Rumanía (86,8%), Croacia (84,7%), Chipre (79,2%) y Eslovaquia (76,1%). En España, las personas excluidas de las vacaciones llegan a ser el 63% de las personas en riego.

La imposibilidad de disfrutar de vacaciones está íntimamente relacionada con la cuantía de los retribuciones laborales. Los salarios mínimos de 16 países miembros de la UE colocan a los trabajadores en riesgo de pobreza. Es la situación en la que se encuentran 22 millones de trabajadores y trabajadores en Europa, que ganan menos del 60% del salario medio de sus países, contraviniendo así las recomendaciones de la Carta Social Europea.

La investigación de la Confederación Europea de Sindicatos –que agrupa a 90 sindicatos de 38 países europeos y representa a 45 millones de trabajadoras y trabajadores–, encargada al Instituto Sindical Europeo, pone de relieve la necesidad de asegurar salarios justos que no dejen a nadie en la exclusión. De hecho, los sindicatos europeos tratan de que la Directiva europea sobre salarios mínimos adecuados y negociación colectiva, que será examinado por el Parlamento Europeo después del verano, establezca unos parámetros equitativos para los trabajadores y trabajadoras de la UE.

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La CES ha propuesto introducir un “umbral de decencia” en la legislación, “garantizando que los salarios nunca sean tan bajos que dejen a los trabajadores en la pobreza y que la negociación colectiva sea un componente habitual en materia de empleo, para asegurar salarios realmente justos para todos”, como ha apuntado la secretaria general adjunta, Esther Lynch.

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