¿Cómo saldremos de esta?

¿Cómo saldremos de esta?
Foto | Galen Crout (unsplash)
Al comienzo de esta sindemia se decía que el virus no discrimina. Muy pronto se hizo evidente que, si bien no distingue la extracción social de a quienes contagia, su impacto es muy diferente según la procedencia y posición en la sociedad.

Quienes tienen tareas más expuestas al contacto directo con otras personas han sufrido una mayor incidencia, y esto vale para los trabajos sanitarios, de cuidados y atención al público. Esa «primera línea», los esenciales, han sido los más impactados sanitariamente y los más afectados por los confinamientos y el impacto de la crisis.

Los colectivos más perjudicados han sido las mujeres y las personas migrantes. Las mujeres, a las que la actual división del trabajo atribuye los cuidados, juegan un papel esencial en la pandemia, lo que no ha impedido que al mismo tiempo vean cómo retroceden sus derechos. En cuanto a las personas migrantes, se calcula que la probabilidad de perder el empleo es un 149% superior a la población autóctona.

¿Cómo salir de esta? Los hechos han demostrado que cantar a voz en grito Resistiré y repetir el mantra «saldremos mejores» no sirve de nada. Ni las palabras ni los acontecimientos, por sí mismos, nos cambian. Si los problemas son estructurales, los cambios tienen que serlo también. Mucha «nueva normalidad», pero atufa a rancio que marea. Volvemos al monocultivo turístico, a no renovar contratos a los sanitarios, a regalar dinero público a la hostelería sin exigir que respeten los derechos de sus trabajadores, etc.

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