“Esperábamos trabajadores, vinieron personas y queremos vecinos”

“Esperábamos trabajadores, vinieron personas y queremos vecinos”
La dignificación de las condiciones de trabajo y de vida de las personas trabajadoras migrantes sigue siendo una asignatura pendiente de nuestra sociedad, como quedó de manifiesto en la última trobada de la HOAC de Segorbe-Castellón, celebrada en los salones de la  parroquia del Cristo de La Vall d’Uixó (Castellón).

En esta ocasión, intervinieron la integrante del servicio de empleo de Cáritas diocesana, Olimpia Azna y el militante de la HOAC Paco Porcar, mientras que el secretario general de CCOO de la provincia, Albert Fernández, no pudo asistir como estaba previsto, debido a problemas de salud.

Olimpia Aznar planteó cuatro propuestas de acción en las que actualmente trabaja Cáritas para mejorar la situación de las personas migrantes y que requieren tanto de políticas públicas específicas como de suficiente tejido social como defenderlas y llevaras a la práctica.

Tras la entrega en el Congreso de las firmas para conseguir que se apruebe un procedimiento de regularización extraordinario de personas migrantes que se encontraban en España antes de noviembre de 2021 tenemos la tarea de transmitir a los partidos mayoritarios la necesidad de la medida y el cambio de su posición respecto al tema para que ese ejército en la reserva que forman los trabajadores al servicio de la economía sumergida dejen de ser excluidos de sus derechos laborales y de ciudadanía.

Conseguir una cita para acceder a la tramitación de servicios de la Administración pública en las Oficinas de Extranjería siempre ha sido costoso en tiempo, ahora también llega a serlo en dinero. Existen artimañas informáticas que consiguen acaparar citas que posteriormente se revenden debido a la desesperación de muchas personas que tratan de regularizar sus papeles, renovar su permiso de residencia, tramitar autorizaciones de trabajo, o estudiantes que necesitan una tarjeta de identidad para proseguir con sus estudios en España.

Tanto hacia el Ministerio del Interior como al de Política Territorial y Función Pública urgen dos demandas: La mejora de la aplicación informática para evitar este problema así como el incremento de las plantillas para agilizar la resolución de los trámites administrativos.

Discriminación y racismo en el acceso al empleo

La realidad demuestra que existe discriminación y racismo en el acceso al empleo y en la carrera profesional de este colectivo. La mayoría de migrantes al llegar a nuestro país acceden a trabajos informales y una vez obtienen el permiso de trabajo siguen ocupando puestos de baja cualificación. La situación también se reproduce en el mercado laboral con las segundas generaciones a pesar de su mayor nivel de formación.

Las empresas deben revisar sus prácticas de selección de personal e impulsar planes de diversidad. Es necesaria por parte del Ministerio mayor agilidad en los trámites de homologación de estudios de los países de procedencia. Interesa también dar a conocer y promover los sistemas ya habilitados de acreditación de competencias profesionales.

Necesitamos también avanzar en cultura laboral y en unos sindicatos accesibles, con recursos y puertas abiertas a los trabajadores migrantes. Que puedan sentir cercano el apoyo y acompañamiento especializado en lo laboral.

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A continuación, Paco Porcar, militante de la HOAC, comenzó su intervención agradeciendo y reconociendo la labor de todas aquellas personas y organizaciones que trabajan para que las personas puedan vivir con dignidad, sin duda nos hacen mejores como sociedad. Después pasó a desgranar algunas propuestas que necesitamos como sociedad y en las cuales todos podemos colaborar:

No normalizar lo que no es normal. En el mundo del trabajo hemos normalizado la precariedad, el abuso, la violación de los derechos… y en algunos sectores (jornaleros agrícolas, almacenes de naranja, hostelería, empleadas de hogar, subcontratas de servicios de limpieza,…) no son hechos aislados. No poder regularizar una situación administrativa implica no poder acceder a un contrato laboral y en consecuencia una condena a la economía sumergida. No colaborar a normalizar estas situaciones pasa por tomar conciencia concreta de ellas, denunciarlas, colaborar a cambiarlas.

Recordar la dignidad de la personas frente a los discursos excluyentes

Trabajar por cambiar la mentalidad social respecto a las personas migrantes. No son “extranjeros”, son personas. Necesitamos verlos desde la perspectiva de la dignidad de cada persona y de la fraternidad, sobre todo en un contexto en el que se han extendido discursos muy peligrosos e inhumanos respecto a los migrantes.

Un cambio de mentalidad en la línea que señala el papa Francisco en Fratelli tutti, porque en ocasiones “los inmigrantes no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona (…) Nunca se dirá que no son humanos, pero en la práctica, con las decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos. Es inaceptable que los cristianos compartan esta mentalidad y estas actitudes, haciendo prevalecer a veces ciertas preferencias políticas  por encima de hondas convicciones de la propia fe: la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión, y la ley suprema del amor fraterno” (FT 39).

Necesitamos reivindicar cambios en la normativa de extranjería en muchos sentidos, pero también en que no se produzcan situaciones de irregularidad administrativa que condenan a los trabajadores migrantes a sobrevivir en la economía sumergida; reivindicar cambios en la legislación laboral de nuestro país de modo que proteja los derechos de todas las personas trabajadoras; reivindicar cambios en la política de vivienda de modo que deje de ser un negocio, un bien de mercado sujeto a especulación.

Pero este camino que se abre ante nosotros, que trata de dignificar la vida de tantas personas, no será posible sin la conciencia social, sin un cambio de mentalidad, sin un vigoroso tejido social.

Hace unos años un el lema de Cáritas respecto a nuestros hermanos migrantes indicaba… ”Esperábamos trabajadores, vinieron personas y queremos vecinos”. Está en nuestras manos hacerlo posible.

 

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