Trabajo decente y seguro, como Dios quiere

Trabajo decente y seguro, como Dios quiere

Este año se cumple el vigésimo aniversario en el que la OIT se incorporó a la conmemoración del 28 de abril como Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Una efeméride que nos recuerda que no hay trabajo decente si no es saludable, si no busca mantener el máximo estado de bienestar físico, mental y social de los trabajadores y las trabajadoras en todas las ocupaciones, protegiéndolos de los mal llamados accidentes de trabajo, y las enfermedades relacionadas con el empleo. En suma, adaptando el trabajo a la persona.

Para la Iglesia el trabajo es esencial para el desarrollo personal, familiar y social del ser humano. Pero “si el trabajo es una relación, entonces tiene que incorporar la dimensión del cuidado, (…) Un trabajo que no cuida, que destruye la creación, que pone en peligro la supervivencia de las generaciones futuras, no es respetuoso con la dignidad de los trabajadores y no puede considerarse decente. Por el contrario, un trabajo que cuida contribuye a la restauración de la plena dignidad humana, contribuirá a asegurar un futuro sostenible a las generaciones futuras”. (Mensaje del Papa Francisco a la 109 reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo. 2021)

Pero los datos que nos ofrece el Ministerio de Trabajo y Economía Social para 2022 en relación con la salud laboral nos hablan de un trabajo atravesado por un mercado y una economía que “descuida” la vida de las personas generando sufrimiento, precariedad e injusticia. En España se notificaron casi un millón doscientos mil accidentes laborales, de ellos, 4.714 fueron de carácter grave (90 a la semana) y 826 mortales, más de dos muertes diarias y casi 16 por semana. Y en la provincia de Córdoba se han producido más de 10 mil accidentes laborales (27 diarios), de los que 74 fueron graves (6 al mes) y 22 muertes, 7 más que en 2021.

Es necesario afrontar esta calamidad social y, en primer lugar, que Gobierno y agentes sociales prioricen en sus agendas buscar medidas eficaces para abordar este gran problema. La Estrategia Española 2023-2027 sobre Seguridad y Salud en el Trabajo ha sido un gran paso, ahora toca concretar y desarrollar cada uno de los objetivos planteados en este acuerdo y hacer que su eficacia llegue a los lugares de trabajo y se transforme en una herramienta útil para la protección de la vida de trabajadoras y trabajadores.

Pero esta realidad necesita además que todas las personas tomemos conciencia de ella. Sólo haciendo visible el problema en el seno de la sociedad podremos empezar a solucionarlo. Para eso, es imprescindible la colaboración de los medios de comunicación. Por tanto, los primeros esfuerzos deben ir encaminados a visibilizar esta situación.

Desde la Iglesia denunciamos este “descuido” de la vida humana, acompañando a las víctimas que produce y promoviendo, desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), iniciativas y propuestas que alumbren un trabajo decente y saludable. Solo así el trabajo será como Dios quiere.

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