Manos Unidas llama a no seguir impasibles ante el aumento del hambre en el mundo

Manos Unidas llama a no seguir impasibles ante el aumento del hambre en el mundo
Manos Unidas ha recibido “las peores noticias” para una organización que lleva 64 años luchando contra el hambre y la pobreza: el aumento hasta los 828 millones del número de personas que se acuestan sin saber si al día siguiente tendrán algo que comer.

Así ha comenzado la presidenta de Manos Unidas, Cecilia Pilar, su intervención en la rueda de prensa de presentación de la memoria de actividades de esta organización de la Iglesia católica dedicada a la promoción de desarrollo y la cooperación con los pueblos del sur global.

Aunque en 2022 la pandemia estaba remitiendo, sus consecuencias socioeconómicas en las poblaciones más vulnerables han seguido “haciendo estragos”. Lo peor es que todo apunta a que seguirá ensanchándose el abismo de la pobreza y la desigualdad en el mundo.

Según el último informe sobre El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, hasta 828 millones de personas han padecido hambre en 2021, lo que supone un aumento de 46 millones de personas con respecto al año anterior y 150 millones más que en 2019. El hambre, que había permanecido en niveles estables desde 2015, se ha disparado desde 2020

El estudio mundial calcula que alrededor de 2.300 millones de personas en el mundo (29,3 %) se encontraban en situación de inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021, unos 350 millones de personas más que antes del brote de la pandemia de la COVID‑19. Cerca de 924 millones de personas (el 11,7 % de la población mundial) afrontaron niveles graves de inseguridad alimentaria, lo que supone un aumento de 207 millones en un intervalo de dos años.

Las proyecciones indican que casi 670 millones de personas seguirán pasando hambre en 2030, aun teniendo en cuenta una recuperación económica mundial. Se trata de una cifra similar a la de 2015, cuando se estableció el objetivo de acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición para finales de esta década en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

“Vergüenza y estupor”

“Son cifras que nos causan vergüenza y estupor y que nos tememos que seguirán aumentando”, reconocía Pilar, que ha achacado esta situación a “los muchos conflictos bélicos, cambios en el clima, acaparamiento de tierra, proliferación de actividades extractivas sin control que esquilman los campos, contaminar las aguas y arruinar para siempre la tierra que nos da de comer a todos”.

“Con el hambre, como siempre, se van a intensificar la pobreza las guerras la falta de oportunidades y también las migraciones” ha señalado la presidenta de Manos Unidas, quien se ha lamentado que todavía existan muchas personas que no entienden que los millones de personas que emprenden “la huida de países que no tienen nada que ofrecerles” no es una “huida querida”.

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Así, Pilar ha criticado la indiferencia ante tanta desgracia, en relación a las muertes en el mar o en el desierto de quienes intentan llegar a Europa. “Desde Manos Unidas echamos de vez en cuando en falta a alguien que desde estas acomodadas atalayas de vigías de aconteceres de un mundo globalizado entone un verdadero mea culpa y también nos señale, por qué no, a nosotros, por nuestra actitud bastante indiferente”.

Citando al papa Francisco, ha recordado que “migrar debería ser siempre una decisión libre pero de hecho en muchísimos casos hoy no lo es”. También ha recurrido al mensaje del Papa cuando llamaba a todas las personas e instituciones a “poner de nuestra parte para acabar con estas migraciones forzosas, no queridas, e impuestas por circunstancias adversas”.

Ha recuperado el mensaje vaticano que llama a esforzarse por “detener la carrera armamentística, el colonialismo económico, la usurpación de los recursos ajenos y la devastación de nuestra casa común”, que, según ha comentado la presidenta de Manos Unidas, ha sido precisamente lo que ha tratado de hacer su organización con la campaña de este año en el que se explicaba que “nuestra indiferencia condena al olvido” a millones de personas, a los desheredados de la Tierra.

“En Manos Unidas no podíamos permanecer impasibles ante la desigualdad que condena al olvido y a la marginación a mujeres, niños, ancianos, a personas con discapacidad o a minorías étnicas”, ha afirmado su presidenta. De hecho, la memoria de la organización recoge el compromiso de muchas personas e instituciones que no han querido permanecer “impasibles”. Gracias a más de 73.000 miembros colaboradores, el trabajo de casi 6.500 voluntarios y 144 personas empleadas, la organización ha puesto en marcha 488 nuevos proyectos en 55 países, con una inversión de casi 38 millones de euros, en 2022.

En total, los ingresos de Manos Unidas alcanzaron los 49,8 millones de euros, de los cuales el 88% proviene del sector privado, personas a título individual pero también entidades como parroquias, colegios y empresas, con los que ha podido apoyar a 1.756.037 personas

 

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