Más de 160 millones de niños y niñas están sometidos al infierno del trabajo infantil

Más de 160 millones de niños y niñas están sometidos al infierno del trabajo infantil
FOTO | Una niña trabaja picando piedra en la India. Vía Bala Vikasa
Desde 2002, cada 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. En 2023, con el lema “Justicia social para todos. Poner fin al trabajo infantil“, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) pretende seguir poniendo de manifiesto la gravísima situación de los niños que “trabajan”.

El trabajo infantil sigue siendo un problema desafiante. En la actualidad, 160 millones de niños siguen trabajando. Es decir, casi uno de cada diez niños en todo el mundo. En África, donde se registran 72 millones de casos, según denuncia la OIT.

Desde el año 2000, durante casi dos décadas, el mundo había realizado progresos constantes en la reducción del trabajo infantil. Pero en los últimos años, los conflictos, las crisis y la pandemia del COVID-19, han sumido a más familias en la pobreza y han obligado a millones de niños más a recurrir al trabajo infantil. El crecimiento económico no ha sido suficiente, ni mucho menos integrador, para aliviar la presión que sienten demasiadas familias y comunidades y que les hace recurrir al trabajo infantil. En la actualidad, 160 millones de niños siguen trabajando. Es decir, casi uno de cada diez niños en todo el mundo.

Cómo acabar con el trabajo infantil

La OIT organiza un evento paralelo de alto nivel, de 13:30 a 14:45 h, durante la 111ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo. El debate se va a centrar en el vínculo entre la justicia social y la erradicación del trabajo infantil. Van a participar Gilbert F. Houngbo, director general de la OIT; Jeannette Jara Román, ministro de Trabajo y Seguridad Social de Chile; Jérome Bellion-Jourdan, secretario general adjunto de la Organización Internacional de Empleadores (OIE); Paola Del Carmen Egusquiza Granda, miembro del Consejo de Administración de la OIT para el Grupo de Trabajadores; Kailash Satyarthi, activista y Premio Nobel de la Paz; Anousheh Karvar, presidenta de la Alianza 8.7 y Kinsu Kumar, defensor de los jóvenes de India.

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Los ponentes van a destacar ejemplos de cómo los mandantes de la OIT han dado seguimiento a sus compromisos y cómo estos son pasos importantes hacia más justicia social.

Esclavitud infantil

A pesar de los avances logrados, el número de niños y niñas involucrados en tareas impropias para su edad está en aumento, especialmente debido a la pandemia, según expresa Fidèle Podga, coordinador del departamento de Estudios de Manos Unidas.

Estos millones de menores están condenados a una explotación que les arrebata su infancia y su futuro. Carecen de acceso a una alimentación adecuada, atención médica y educación de calidad, lo que aumenta drásticamente su tasa de mortalidad infantil, especialmente en el Sur.

Fidèle Podga hace hincapié en que se trata de “esclavitud” infantil, y no simplemente “trabajo” infantil, un término eufemístico utilizado para suavizar la indignación. Se refiere a las ocupaciones inhumanas y espeluznantes que violan la dignidad de los niños y niñas. Podga menciona los lucrativos negocios del cacao, café, té, soja, así como el servicio doméstico, el turismo (especialmente el sexual) y la manufactura, que explotan a millones de niños. Además, señala los beneficios relacionados con la extracción de oro, diamantes, litio, cobalto y coltán, sin considerar que estos productos provienen de sectores industriales que esclavizan a un porcentaje significativo de menores.

Poner en foco en las empresas que perpetúan la esclavitud infantil

Manos Unidas insta a la sociedad civil a indignarse y cuestionar a las empresas que perpetúan la esclavitud infantil. Esto implica exigir a los Estados y Gobiernos mecanismos de trazabilidad laboral y sistemas de inspección laboral que castiguen a los explotadores. Además, según Podga, el trabajo infantil nunca cesará si las autoridades no son capaces de garantizar trabajo decente y salarios dignos para los adultos, evitando así que las familias se vean obligadas a explotar a sus hijos para sobrevivir.

 

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