Francisco en el Encuentro Mundial #NotAlone: La fraternidad, clave para construir un mundo de paz

Francisco en el Encuentro Mundial #NotAlone: La fraternidad, clave para construir un mundo de paz
FOTO | Vatican News
El papa Francisco reafirmó su deseo de fraternidad y paz para el mundo durante el Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana “Not Alone”. Declaración sobre la fraternidad humana

El Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana, titulado “Not alone” (#notalone), se ha realizado este sábado  en la plaza de San Pedro y ha contado con la participación de premios Nobel y jóvenes de diversos lugares del planeta. Inspirado en la encíclica Fratelli tutti y organizado por la Fundación del mismo nombre, el encuentro promueve la cultura de la fraternidad y la paz, fomentando el compromiso personal.

Aunque no pudo recibir personalmente a los participantes, por encontrarse todavía convaleciente de su operación en el hospital Gemelli, en un emotivo discurso leído por cardenal Mauro Gambetti, el Papa expresó su agradecimiento por su presencia y destacó la importancia de caminar juntos y redescubrirnos como hermanos en este peregrinaje de la vida.

El Papa recordó las palabras de Francisco de Asís, quien afirmaba que “el Señor está donde están tus hermanos”. En ese sentido, Francisco hizo hincapié en la necesidad de ver en cada persona a un ser humano con dignidad y respeto, en lugar de tratarla como un mero objeto. En un mundo marcado por la violencia y la guerra, el Papa subrayó que “solo una gran alianza espiritual y social que nazca de los corazones y gire alrededor de la fraternidad puede volver a poner en el centro de las relaciones la sacralidad y la inviolabilidad de la dignidad humana”.

Francisco enfatizó que la fraternidad no necesita teorías abstractas, sino gestos concretos y opciones compartidas que promuevan una cultura de paz. Instó a todos a reflexionar sobre qué gestos de fraternidad pueden realizar en sus vidas cotidianas, como reconciliarse con la familia, rezar por quienes nos han lastimado, ayudar a los necesitados y llevar palabras de paz a diferentes ámbitos sociales.

“No a la guerra”

El papa Francisco hizo un llamamiento a aplicar el bálsamo de la ternura en relaciones desgastadas, tanto a nivel personal como entre naciones. Enfatizó la importancia de proclamar un rotundo “no a la guerra” en nombre de Dios y de todos aquellos que anhelan la paz. Citando al poeta Giuseppe Ungaretti, el Papa recordó que la fraternidad es un bien frágil y precioso que puede ser la luz capaz de detener la noche de los conflictos.

El pontífice destacó que llamar al otro “hermano” no es una palabra vacía, sino un acto concreto que nos permite superar la idea de que somos hijos únicos en este mundo. Significa elegir trascender la lógica de los intereses personales y superar los límites de las diferencias culturales y étnicas. El Papa recordó la parábola del buen samaritano, resaltando que, a pesar de las diferencias y las hostilidades históricas, el amor y la compasión pueden prevalecer por encima de todo. El samaritano “se detiene con compasión ante el judío necesitado de ayuda. Sus culturas eran enemigas, sus historias diferentes, sus religiones hostiles entre sí, pero para aquel hombre la persona hallada en el camino y su necesidad estaban por encima de todo”.

El discurso del papa Francisco coincidió con la presentación de la Declaración sobre la fraternidad humana, elaborada durante el encuentro. El Papa expresó su gratitud y consideró que la declaración ofrece una guía efectiva para vivir y testimoniar la fraternidad en la vida diaria.

Declaración sobre la fraternidad humana

“Somos distintos, somos diferentes, tenemos diferentes culturas y religiones, pero somos hermanos y queremos vivir en paz” (Papa Francisco). Cada hombre es mi hermano, cada mujer es mi hermana, siempre. Queremos vivir juntos, como hermanos y hermanas, en el Jardín que es la Tierra. El Jardín de la fraternidad es la condición de vida para todos.

Somos testigos de cómo, en cada rincón del mundo, florece la armonía perdida cuando se respeta la dignidad, se secan las lágrimas, se remunera justamente el trabajo, se garantiza la educación, se cuida la salud, se aprecia la diversidad, se resana la naturaleza, se honra la justicia y las comunidades aceptan la soledad y los miedos.

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Juntos, elegimos vivir nuestras relaciones basadas en la fraternidad, que se alimenta del diálogo y del perdón que “no implica olvido” (Fratelli tutti, FT, 250), pero renunciando a “ser poseídos por esa misma fuerza destructiva” (FT, 251) que todos sufrimos sus consecuencias.

Unidos con el Papa Francisco, queremos reafirmar que “la verdadera reconciliación no escapa del conflicto sino que se logra en el conflicto, superándolo a través del diálogo y de la negociación transparente, sincera y paciente” (FT, 244).

Todo ello en el marco de la arquitectura de los derechos humanos.

Queremos gritar al mundo en nombre de la fraternidad: ¡Nunca jamás guerra! Es la paz, la justicia, la igualdad lo que guía el destino de toda la humanidad. ¡No al miedo, a la violencia sexual y doméstica! No más conflictos armados.

Acabemos con las armas nucleares y las minas terrestres. No más migraciones forzadas, limpiezas étnicas, dictaduras, corrupción y esclavitud. Detengamos el uso manipulador de la tecnología y de la inteligencia artificial, antepongamos el desarrollo tecnológico y abonémoslo a la fraternidad.

Animamos a los países a promover esfuerzos conjuntos para crear sociedades de paz, como por ejemplo la creación de un Ministerio para la Paz.

Nos comprometemos a purificar la tierra manchada por la sangre de la violencia y el odio, por las desigualdades sociales y la corrupción del corazón. Al odio respondemos con el amor.

La compasión, el compartir, la generosidad, la sobriedad y la responsabilidad son para nosotros las elecciones que nutren la fraternidad personal, la fraternidad del corazón.

Hacer crecer la semilla de la fraternidad espiritual comienza con nosotros. Es suficiente plantar una pequeña semilla cada día en nuestros mundos relacionales: nuestros hogares, barrios, escuelas, lugares de trabajo, plazas públicas e instituciones de toma de decisiones.

También creemos en la fraternidad social que reconoce la igual dignidad para todos, fomenta la amistad y la pertenencia, promueve la educación, la igualdad de oportunidades, el trabajo decente, la justicia social, la hospitalidad, la solidaridad y la cooperación, la economía social solidaria y una transición ecológica justa, una agricultura sostenible, que garantice el acceso a los alimentos para todos, con el fin de promover unas relaciones armoniosas, basadas en el respeto mutuo y el cuidado del bienestar de todos.

En este horizonte, es posible desarrollar acciones de proximidad y leyes humanas, porque “la fraternidad tiene algo positivo que ofrecer a la libertad y a la igualdad” (FT, n. 103).

Juntos, queremos construir una fraternidad ambiental, hacer las paces con la naturaleza, reconociendo que “todo está en relación”: el destino del mundo, el cuidado de la creación, la armonía de la naturaleza y los estilos de vida sostenibles.

Queremos construir el futuro en las notas del Cántico de las Criaturas de San Francisco, la canción de la vida eterna.

La trama de la fraternidad universal teje los hilos de los versos del Cántico: todo está en relación, y en relación con todo y con todos está la vida.

Por lo tanto, nosotros, reunidos con motivo del primer Encuentro Mundial de la Fraternidad Humana, llamamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a abrazar nuestro llamado a la fraternidad. Nuestros hijos, nuestro futuro solo pueden prosperar en un mundo de paz, justicia e igualdad, en beneficio de la única familia humana: solo la fraternidad crea humanidad.

Depende de nuestra libertad querer la fraternidad y construirla juntos en la unidad. Únete a nosotros firmando este llamado para abrazar este sueño y transformarlo en prácticas cotidianas, para que llegue a las mentes y corazones de los líderes y de aquellos que, en todos los niveles, tienen una pequeña o gran responsabilidad cívica.

 

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