Un diálogo para aborda la pobreza desde la perspectiva del trabajo decente y la fe

Un diálogo para aborda la pobreza desde la perspectiva del trabajo decente y la fe
En un esfuerzo por abordar la problemática de la pobreza desde la perspectiva del trabajo y la fe, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Córdoba se unió a la séptima Jornada Mundial de los Pobres convocada por el papa Francisco para el domingo 19 de noviembre.

El encuentro, en formato de mesa redonda, tuvo lugar el jueves 16 de noviembre en el salón de actos de San Hipólito, convocando a más de 80 personas. Contó con la participación Salvador Ruiz, director de Cáritas diocesana; Lola Contreras, vicepresidenta de la Asociación Andaluza de Barrios Ignorados, y Vanesa Antolín, militante de la Juventud Obrera Cristiana (JOC). En este diálogo, se analizó detenidamente la situación de la pobreza en los barrios marginados e ignorados, así como en los colectivos más vulnerables, incluyendo jóvenes, mujeres y migrantes. Además se valoró las políticas sociales que se están implantando y los retos que plantea.

La HOAC diocesana reafirmó su compromiso con la lucha contra la pobreza, reconociendo que el trabajo, lejos de ser simplemente una mercancía, es una dimensión humana que ha sido pervertida y contribuye significativamente a la generación de pobreza. La jornada se percibió como una oportunidad de gracia para realizar un examen de conciencia personal y comunitario, cuestionándose si la pobreza de Jesucristo es una fiel compañera de vida para todos.

“Es bien sabido por nuestra Iglesia que el trabajo, que no es sino una dimensión humana, ha sido convertido en mercancía y está contribuyendo, en gran manera, a generar pobreza. Una pobreza que no es querida por Dios, porque mata, porque es hija de la injusticia, la explotación y la violencia”, expresan desde el movimiento de trabajadoras y trabajadores diocesano,

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Así mismo, se recordó la afirmación de Juan Pablo II en la su encíclica Laborem exercens, “los pobres aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano”, subrayando la conexión intrínseca entre el trabajo digno y la erradicación de la pobreza.

En este contexto, se destacó la necesidad de acompañar a las personas empobrecidas del mundo del trabajo, encarnándose en esa realidad. Además, se resaltó la importancia de generar prácticas de solidaridad con los trabajadores que sufren esta situación y de abrir caminos para extender la defensa del trabajo digno en la sociedad y en la Iglesia.

En última instancia, se instó a la comunidad a reflexionar sobre el llamado de la Iglesia a enfrentar la pobreza desde una perspectiva integral, que reconozca la importancia del trabajo decente como un pilar fundamental para erradicar la injusticia, la explotación y la violencia que perpetúan la pobreza en nuestra sociedad.

 

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