Rubén Serrano, presidente de la JEC: “Son muchas las personas jóvenes que quieren hacer un cambio real en las aulas”

Rubén Serrano, presidente de la JEC: “Son muchas las personas jóvenes que quieren hacer un cambio real en las aulas”
Rubén Serrano Jiménez (Plasencia, 2001), presidente de la Juventud Estudiante Católica (JEC), se incorpora a este servicio de la Iglesia en septiembre de 2023, después de su elección en la última asamblea general de este movimiento especializado de la Acción Católica Española, celebrada en Málaga con el lema “Somos templo. Cuidemos y cuidémonos”.

Su recorrido en el movimiento comenzó en su tierra, en la parroquia de Cristo Resucitado de Plasencia hasta los 18 años, cuando se traslada a Salamanca a estudiar Biología. Durante los cuatro años de carrera fue comprometiéndose en responsabilidades comunitarias de la JEC, colaborando además con la Pastoral Universitaria de la diócesis.

Rubén llega a Madrid, junto con el nuevo equipo permanente, integrado por Raquel Mena, responsable de Economía; Julia Monrobel, secretaria general; y el consiliario, Manuel Fernández. Además, se mantiene en el equipo Eduardo Márquez, responsable de Animadores. Juntos tienen la responsabilidad de entregar un tiempo de tres años para animar y dinamizar la misión del movimiento, en su servicio a la Iglesia y a la evangelización en el mundo estudiantil.

¿Cómo valora estos meses de su llegada a villa y corte?

Han sido unos meses muy caóticos. El balance general de este medio año es positivo, pero, al menos en mi caso, ha sido un cambio en todos los aspectos de mi vida. Para empezar me he mudado a Madrid, una ciudad que siempre me ha dado mucho vértigo por lo grande que es. Acostumbrarme a sus tiempos, a las distancias y a la cantidad de gente que hay en todos lados no es fácil y estoy aún trabajando en ello.

Salamanca es una ciudad increíble si eres universitario: muchas posibilidades culturales, fiesta asegurada casi cualquier día –y barata– y un sinfín de planes que hacer en cualquier momento. Durante los 4 años que he estado allí, he ido formando un grupo de amigos con los que pasaba gran parte del día y a los que podía llamar en cualquier momento para irnos a tomar un café o darnos un paseo. Mudarme a Madrid ha supuesto también tener que alejarme de ellos y, aunque siguen estando para lo que necesite, no es lo mismo mandar un audio que hablar durante una hora de lo que te pasa en persona.

Por si todo esto fuera poco, entrar el Equipo Permanente en la JEC ha supuesto también descubrir –y tener que participar– en un montón de espacios que, hasta ahora, eran desconocidos para mí. La plenaria de obispos de la Conferencia Episcopal, el Consejo de Acción Católica Española, la Pastoral Juvenil… espacios que como militante nunca había escuchado –y si los había escuchado no le había prestado mucha atención–.

¿Se siente acompañado?

Por suerte, no me siento solo en mi tarea: además de mi equipo y de mis amigos y familia, he conocido a personas increíbles que siempre están ahí dispuestas a ayudarme en esta nueva etapa de mi vida, tanto a nivel personal como laboral; la relación que existe en la sede con los movimientos hermanos hace que nos apoyemos unos a otros en todo lo necesario, y para mí las personas liberadas de la HOAC y la JOC están siendo un apoyo imprescindible en esta tarea.

 

¿Cómo está siendo la adaptación de todas las personas integrantes del nuevo equipo? ¿Qué deben cuidar? 

Construir equipo no es una tarea fácil. Somos personas con una trayectoria distinta y con una realidad muy diferente, y tenemos que seguir trabajando en ello y terminar de adaptarnos a esta nueva realidad, pero creo que estamos dando pasos importantes en este sentido.

A nivel personal, creo que tenemos que cuidar mucho nuestro tiempo de descanso, nuestro tiempo de ocio, y nuestras relaciones personales fuera de la sede. No todo puede ser el trabajo y construir equipo es también tener momentos de ocio conjunto, convivencias, quedadas con gente de fuera del movimiento… porque si no el servicio a la JEC nos va a acabar consumiendo.

¿Cuánto “lío” –en palabras de Francisco– se propone hacer?

Creo que estamos en un momento muy bueno: por un lado, el número de militantes que forman el equipo permanente ha aumentado, lo cual nos permite estar presentes en más espacios y acompañar más a las diócesis; además, la JEC está en un momento de crecimiento, tanto a nivel de expansión, ya que  estamos iniciando grupos en varias diócesis, como a nivel de militantes. Por otro lado, creo que las redes sociales son un medio increíble para mostrarle a la sociedad lo que hacemos, nuestro carisma, nuestras luchas… en definitiva, para transmitir al mundo esa necesidad de “hacer lío” de la que habla el papa Francisco.

¿Qué se plantea en su presidencia, que le gustaría poner en valor? 

Mi trabajo como presidente no tiene sentido si no se entiende como un servicio al movimiento, como una manera de llevar a cabo las propuestas que salgan de la militancia, y de acompañar procesos personales y de fe. Teniendo esto en cuenta, mi principal objetivo como presidente es poner en valor el protagonismo juvenil, y reivindicar que las personas jóvenes podemos –y debemos– ser parte del cambio que la sociedad y la Iglesia necesitan para acercarse más al reino de Dios.

¿Entra el Evangelio en las aulas o más bien sale por la ventana?

Son muchas las personas jóvenes que quieren hacer un cambio real en las aulas, y que están luchando por visibilizar situaciones importantes para la sociedad. Es sorprendente que nos llamen “la generación de cristal” porque “nos quejamos por todo”, pero luego seamos “la generación conformista que no puede hacer nada sin los adultos”.

Las personas jóvenes estamos poniendo sobre la mesa problemáticas como la importancia de la salud mental, la falta de educación sexual y emocional en los centros, la brecha aún existente entre hombres y mujeres, el grave problema del acoso y del bullying (el suicidio es hoy la primera causa de muerte entre las personas jóvenes), y un largo etcétera de situaciones que, en el fondo, buscan construir una sociedad más justa y más ética, más cercana al reino de Dios.

¿En qué momento se encuentra la campaña?

Acabamos de lanzar nuestras campañas bianuales, que son las herramientas que utilizamos en la JEC para transformar nuestro ambiente estudiantil –centros educativos y entorno que nos rodea– y conseguir que se parezca al reino de Dios. La campaña es, por tanto, una acción educativa, una propuesta de cambio y una acción evangelizadora del medio estudiantil.

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Este curso trabajaremos el “ver” de nuestras campañas, que es el momento en el que analizamos nuestra realidad con respecto a un tema concreto. Los temas de las campañas son:

En Secundaria trabajaremos las presiones y expectativas que genera la sociedad sobre nosotras, bajo el lema “Y tú, ¿qué esperas de mí?”. Con esta campaña queremos analizar las expectativas y las presiones a las que las jóvenes nos sometemos día a día, y darnos tiempo para reflexionar sobre ellas: ¿cómo nos posicionamos ante ellas? ¿Quiénes y cómo queremos ser?

La etapa de Universidad nos mostramos especialmente preocupadas por la falta de participación e implicación en nuestra sociedad, y especialmente en la política; es por ello que, bajo el lema “Desde la Universidad cuestionamos la política, ¿Educación en política?¿Sostenibilidad?¿Economía?” queremos descubrir qué es la política, qué prejuicios tenemos sobre la política, en qué espacios de participación política podemos implicarnos, y cómo podemos transformar nuestra realidad gracias a la política.

Por último, las graduadas nos enredaremos en la red de los cuidados para ver el mundo que nos rodea y entender ¿por qué es necesario el cuidado? ¿cuáles son sus causas y consecuencias? ¿cuál es el reto al que nos enfrentamos?

El ser humano es un ser de cuidados de manera innata; sin embargo actualmente la cultura del cuidado está en auge debido al modelo social existente, una realidad de descuidos. Los cuidados se presentan como la clave para construir alternativas sostenibles y viables para todas, además de una herramienta para enfrentar injusticias y descuidos. ¿Estamos preparadas para ser personas de cuidados?

Estas campañas las trabajaremos en los Grupos de Revisión de Vida, y en nuestro Encuentro por Etapas, que tendremos el fin de semana del 23 de febrero en Alcalá de Henares junto al Encuentro Anual de Animadores.

¿Qué opinión tiene del proceso sinodal de la Iglesia universal?  

Estamos en un momento de gracia y muy esperanzador dentro de nuestra Iglesia. Sin duda el proceso sinodal es un hito en la historia de la Iglesia, y es una suerte poder formar parte de él, más aún siendo jóvenes.

Está siendo una oportunidad para el diálogo y para construir el futuro de nuestra Iglesia, guiados por la luz del espíritu; una oportunidad para escuchar realidades muy distintas a las que estamos acostumbrados, y para revisar estructuras y circunstancias que, más que acoger, estaban excluyendo a muchas personas.

¿Cuál ha sido la aportación de la JEC?

Desde la JEC hemos participado a nivel parroquial y diocesano más que a nivel estatal, ya que, además de la falta de tiempo, entendíamos que tenía más sentido potenciar la participación diocesana.

¿Cómo se plantea participar y aportar en esta última etapa del sínodo?

En esta nueva etapa, además de seguir participando en los grupos parroquiales y diocesanos, queremos aportar, junto al resto de la Acción Católica Española, nuestras reflexiones e inquietudes, por lo que trabajaremos el material junto al resto de movimientos de la Acción Católica Española.

El próximo mes de febrero la Iglesia concluye el congreso sobre educación, ¿considera que ha sido una oportunidad para el diálogo? 

El Congreso de Educación es solo el culmen de un proceso mucho más largo en el que ha contado con la participación de muchísimos profesionales de la educación (profesores de todos los ámbitos, estudiantes, colectivos universitarios, asociaciones, doctores…), y que nos ha servido para reflexionar sobre el papel de la educación en la sociedad actual, el tipo de educación que tenemos en nuestro país, la importancia –o poca importancia– que le damos a según qué valores, el papel de la educación no formal… en resumen, para evaluar de arriba a abajo todo nuestro sistema educativo y, lo que es más importante, los cimientos sobre los que estamos educando –o siendo educados en mi caso–.

¿Tienen previsto asistir al evento de Madrid?

Por desgracia, no podremos acudir al evento de Madrid porque nos coincide con nuestro Encuentro por Etapas, pero somos conscientes de que algunas compañeras de Profesionales Cristianos sí que asistirán, y estaremos pendientes de todo lo que ocurra en el encuentro.

Además, siento que este encuentro va a ser solo el motor de una propuesta mucho más grande, y que tras el congreso se abrirá otro proceso de trabajo y acción sobre el campo educativo en el que participaremos como entidad centrada en el mundo educativo.

La Iglesia española ha aprobado recientemente el proyecto marco de pastoral juvenil, ¿ha sido un proceso de elaboración sinodal?

Este Proyecto sale a la luz después de varios años de trabajo conjunto entre todas las asociaciones, congregaciones y delegaciones que formamos parte de la Pastoral Juvenil. Ha sido un trabajo largo e intenso en el que la Subcomisión para la Juventud e Infancia ha apostado por la participación más que por la rapidez. Todos los miembros de la Pastoral Juvenil hemos tenido la oportunidad de implicarnos en su elaboración, bien a través de los grupos de trabajo, o bien aportando nuestras preocupaciones, matices o correcciones a todas las versiones que nos iban enviando, y el resultado que tenemos hoy sobre la mesa es fruto de todo ello.

Creo que lo más destacable de este Proyecto Marco, además de la participación que ha tenido, es la importancia que le da a los procesos por encima de los números. Hablar de procesos, de pilares, de cimientos es algo que la JEC considerábamos fundamental y nos alegramos de que tenga el peso que tiene en el documento final.

¿Cómo se va a implicar la JEC en su desarrollo?

Debemos tener en cuenta que el Proyecto Marco es justamente eso, un marco que las delegaciones, asociaciones y congregaciones tendremos que adaptar a nuestra realidad y nuestro día a día. Es una herramienta a tener en cuenta a la hora de trabajar con personas jóvenes y de evangelizar en el medio juvenil, y no un documento de directrices cerradas y únicas.

 

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