Clara Fernández-Merino: «Si el futuro laboral se ve comprometido, el ámbito estudiantil se ve perjudicado»

Clara Fernández-Merino: «Si el futuro laboral se ve comprometido, el ámbito estudiantil se ve perjudicado»
Nacida en Palencia en 1996, con estudios de Danza y Pedagogía, Clara ha sido elegida presidenta de la Juventud Estudiante Católica (JEC) hasta el curso que acaba en 2023.

¿Cómo está afectando la pandemia en la misión de la JEC, en la vida de los equipos, encuentros…? ¿Cómo lo estáis resolviendo?

Nosotros y nosotras trabajamos a través de los grupos de revisión de vida en las diferentes etapas de secundaria, universidad y graduados. Grupos donde se comparten hechos de vida y donde existe cierto grado de compromiso. Esto requiere crear un espacio de seguridad y confianza que, tras la pantalla, no siempre se logra.

Por otro lado, la JEC es un movimiento basado en la pedagogía de la acción, es la tercera y más importante parte de nuestras campañas (tras el ver y el juzgar). Aunque es cierto que internet nos ofrece un mundo de posibilidades, considero que ceñirnos únicamente a eso sería un error, buscamos transformar la sociedad real y eso supone salir muchas de veces de nuestra zona de confort, darle a un botón puede ser un primer paso, pero nunca el último.

Y un poco más a nivel de convocatoria, el camino que hasta ahora hemos usado para llegar a los más jóvenes eran los campamentos de verano, encuentros por etapas…, situaciones en las que compartimos con iguales y disfrutamos, son momentos importantes y dónde realmente te haces consciente de que estás formando parte de algo que va más allá de ti mismo. Y si no podemos hacerlo de forma presencial, creo que sí, va a ser un gran reto para el mantenimiento y desarrollo del movimiento.

¿Qué piensas que puedes aportar a los retos actuales de la JEC?

Creo que mi papel principal es el de facilitadora, estar al servicio de las necesidades de los militantes; la capacidad adaptativa y resolutiva necesaria para ayudar a sacar el movimiento adelante; y transmitir el apoyo, positividad y esperanza tan necesarios en tiempos de crisis.

¿Qué impresión tienes de la dimensión global de vuestra tarea en lugares compartidos con otros movimientos como el Foro de Laicos, Iglesia por el Trabajo Decente, Acción Católica, Federación Internacional de Acción Católica, Movimiento de Cristianos por el Clima…?

Son espacios donde la JEC es miembro activo y participativo en su funcionamiento, personalmente, me siento realmente afortunada de poder formar parte directamente en ellos. Como juventud, tenemos muchas cosas que aprender, sí, pero también tenemos una voz y un pensamiento crítico, vivimos esta realidad igual que alguien más adulto trayendo una mirada fresca, tenemos mucho que aportar.

Ser partícipe de un proyecto común vivido en comunidad y soñado en conjunto requiere de una implicación que se refleje en todos los ámbitos de tu vida. Pertenecer a una comunidad y hacerlo con una espiritualidad cristiana te ayuda a sentirte miembro de algo mucho más grande, donde a ti solo te queda entregar tu vida y ponerla al servicio de los demás, para ser feliz y poder compartir esa felicidad.

Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte y nos dejan claro que no se van a quedar calladas ante temas como el calentamiento global, la igualdad de todas las personas o la educación que quieren recibir

La enorme precariedad laboral que sufren los jóvenes, ¿crees que promueve el abandono de los estudios? ¿Te preocupa la debilidad de los itinerarios estudios-trabajo?

Está claro que, si las esperanzas del futuro laboral se ven comprometidas, el ámbito estudiantil se ve perjudicado, tanto en el abandono como en la ansiedad que provoca, en mi opinión, una falsa necesidad de ser la matrícula de honor entre las matrículas de honor para lograr el éxito laboral, reduciéndose este a la mera obtención de un trabajo digno, el cual es un derecho para todos. Es por eso que la JEC se encuentra como miembro activo del proyecto Iglesia por el Trabajo Decente, ya que, a pesar de ser un movimiento especializado en el ambiente estudiantil, todos formamos parte del ciclo.

¿Cómo ves al movimiento juvenil?

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El movimiento juvenil y asociativo ha crecido muchísimo. Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte y nos dejan claro que no se van a quedar calladas ante temas como el calentamiento global, la igualdad de todas las personas o la educación que quieren recibir. Me da mucha esperanza ver cada vez más gente joven participando de movimientos y asociaciones juveniles. Sin embargo, en cuanto a las asociaciones de la Iglesia está más flojo en ese sentido. La dificultad a la hora de llegar de la manera adecuada, a una juventud mayoritariamente agnóstica, aumenta. Sin embargo, más vale calidad que cantidad y aunque el número haya bajado, las militantes están cada vez más comprometidas con el movimiento y con la Iglesia.

¿Qué puede aportar la JEC al debate de la ley de educación (LOMLOE)? ¿Qué opinión tienes respecto al no consenso en algo tan esencial?

Hablar de una ley educativa tendría que ser algo saludable, tendría que ir ligado a palabras propositivas. Como sociedad no podemos permitirnos el lujo de utilizar la educación para enfrentarnos, para dividirnos. Es mucho lo que nos jugamos.

No debemos olvidar que las ciencias de la educación (la psicología, la pedagogía, etc.), con todos los avances que nos aportan las neurociencias, son las que han de guiar el marco normativo de nuestro sistema educativo e ir dando respuesta a las nuevas demandas de la sociedad. No ha de ser la sensibilidad política de tal o cual partido quien ha de guiar el día a día de las aulas.

Considero que la presencia de los cristianos y cristianas en la escuela se tambaleará en el momento en el que no tengamos una presencia significativa en nuestros ambientes y no seamos capaces de transparentar la esperanza de la Buena Noticia.

Dialoguemos en torno a las leyes educativas, hablando de educación, una conversación donde, por supuesto, no puede faltar la participación de la juventud pues somos los afectados directos. Seamos (docentes, alumnado, familias, titulares de centros educativos, medios de comunicación, etc.) ejemplo para nuestros responsables políticos y no caigamos en el enfrentamiento por posturas que poco tienen que ver con lo verdaderamente importante. Apoyémonos en el saber y alejémonos del ruido. Quizá así, el ansiado pacto educativo pase a ser una realidad. Porque el pacto educativo se exige y se practica.

No ha de ser la sensibilidad política de tal o cual partido quien ha de guiar el día a día de las aulas

El papa Francisco toma la iniciativa y convoca a un Pacto Educativo Global, ¿cómo responde y concreta la JEC esta llamada?

Por un lado; desde cada diócesis se promueve la lectura y el dialogo del documento de trabajo sobre el pacto educativo (disponible online), trasladando lo sacado de esta experiencia a la realidad y medio de cada uno.

Y por otro lado; la filosofía y entendimiento de la JEC con respecto a la ejecución del proceso de enseñanza-aprendizaje coinciden de forma total con las claves del Pacto Educativo, esto nos convierte en defensores y promotores del mismo.

¿Cómo valoras la cercanía de la Iglesia en general hacia la realidad juvenil?

La labor del papa Francisco nos ha hecho sentir más escuchadas y apreciadas por la Iglesia, sin embargo; aún se necesita crear puentes que nos hagan dialogar desde la vida cotidiana. Los puentes suponen encuentros, pero también desencuentros y posibilidad de volver a tu casa sin caerte por el camino. Me gustaría ver una Iglesia basada en el respeto y la libertad de opciones, donde todo aquel que quiera y tenga fe sea bienvenido, donde seamos considerados cada uno de nosotros y nosotras seres de extremado valor, sin importar nuestra edad, pasado o relaciones.

 

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