El carácter sagrado de las vacaciones de verano

El carácter sagrado de las vacaciones de verano
Cada cultura, cada civilización, cada época de la historia, ha construido lugares y edificios sagrados. Es decir, se sentía, de algún modo, que lo sagrado debía tener su lugar y había que concederle, por tanto, su espacio. No nos cuesta ningún trabajo reconocer y hablar de «tierra santa» o de «lugares sacros».

Es menos frecuente, sin embargo, aplicar lo sagrado a los momentos o tiempos que vivimos. En inglés sí que se nombra el tiempo de no trabajo, el período vacacional, como holidays, es decir, como «días santos».

En primer lugar, las vacaciones, en cuanto pausa o descanso en el quehacer laboral, son muestras de un cierto respeto por la dignidad de la persona ya que no se le reduce a fuerza de trabajo.

Afirman, también, un reverencial respeto hacia nuestro cuerpo físico ya que todo descanso es un reconocer las leyes y necesidades de reposo, atención y cuidado de esa casa del cuerpo en la que vivimos, de nuestro templo. Mis vacaciones son sagradas si en ellas no maltrato ni abuso de mi cuerpo, sino que lo atiendo, lo cuido y lo honro, sobre todo, a base de descanso.

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