Economía de Francisco y los pueblos en lucha

Economía de Francisco y los pueblos en lucha
II EMMP, Bolivia. Foto | L'Osservatore Romano

Viniendo de una realidad que vive las consecuencias desastrosas del capitalismo, sería irresponsable hablar de la Economía de Francisco y Clara sin considerar la necesidad urgente de construir un nuevo modelo económico. Puede parecer una utopía, pero no lo es. Las propuestas básicas para una nueva economía son concretas, reales y parten de las necesidades del pueblo, generadas por las contradicciones del actual modelo económico. La bibliografía central para hablar de la Economía de Francisco y Clara debe ser el pueblo organizado que lleva cientos de años resistiendo y luchando por su supervivencia a través de movimientos populares organizados.

Estos movimientos populares que luchan por la alimentación, el agua, la tierra, la vivienda, el trabajo y la dignidad humana nacen de las contradicciones de un sistema económico en quiebra, que solo favorece a una minoría de ricos, a sus empresas, a los bancos y a las empresas transnacionales de todo el mundo, en detrimento de los derechos fundamentales de miles de millones de seres humanos. Sabiendo esto, el papa Francisco ha denunciado las consecuencias perversas de un capitalismo salvaje e inhumano, invitándonos a una conversión evangélica, ecológica, económica, política y pedagógica.

La tan soñada Economía de Francisco y Clara comenzó con el acercamiento del papa Francisco a los movimientos populares a través de encuentros mundiales periódicos. Se profundiza en las reflexiones de las encíclicas y exhortaciones escritas sobre ecología integral (Laudato si’), sobre la buena política (Fratelli tutti), sobre el compromiso de la Iglesia con los más necesitados (Evangelli gaudium), y sobre la centralidad de los pueblos tradicionales y el cuidado de la casa común (Querida Amazonía). Esta nueva economía se concreta con el proceso sinodal propuesto por Francisco, de escucha profunda de la sociedad y especialmente de los pueblos descartados por el capitalismo.

El encuentro sobre la Economía de Francisco y Clara, que se celebrará en septiembre de este año en Asís, por tanto, no puede descartar la trayectoria de los pueblos y el papado de Francisco. Sería una grave incongruencia política, que faltaría al respeto a las enseñanzas del Papa y al carácter revolucionario de la fe cristiana.

En uno de los encuentros de los Movimientos Populares con el Papa Francisco, se presentó el documento que recoge las propuestas de estos movimientos para la Economía de Francisco y Clara. Las propuestas se agruparon en cinco áreas: 1) Ecología integral y bienes comunes; 2) Democracia económica; 3) Tierra, vivienda y trabajo; 4) Educación, salud, comunicación y tecnología; y 5) Soberanía, movilidad humana y paz.

1. Ecología integral y los bienes comunes

Los movimientos resaltan que los bienes de la naturaleza, “como el agua, la biodiversidad, los bosques, la tierra, los minerales y el petróleo”, deben disfrutarse para el bien común y el desarrollo, y no para la explotación depredadora o la codicia de los capitalistas. Y proponen que hay que unir los esfuerzos de las organizaciones populares, los ecologistas, los gobiernos y los Estados para salvar el planeta. O defendemos la naturaleza reforestando, combatiendo todas las fuentes de contaminación y el cambio climático, o nuestra supervivencia en el planeta Tierra está en riesgo.

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2. Democracia económica

Los movimientos ponen de manifiesto la importancia de combatir el control del capital financiero sobre la economía, así como sus especulaciones, intereses y paraísos fiscales.  Son signos perversos del desfase entre la acumulación desenfrenada y la producción de bienes necesarios. Estos mecanismos son responsables de aumentar las desigualdades sociales en lugar de enfrentarlas. De ahí la necesidad de que “la sociedad controle el capital financiero y que sus recursos se utilicen para fomentar la producción y no la especulación”.

3. Tierra, la vivienda y el trabajo

Los movimientos populares defienden el desarrollo de políticas públicas que refuercen las prácticas de la economía popular solidaria, entendida como “el conjunto de actividades productivas, de servicios y de distribución realizadas de forma autogestionada por individuos, grupos familiares, comunidades o cooperativas de trabajo”. Para ello, será necesario el apoyo de recursos públicos y una legislación adecuada, “donde estén presentes todos los agentes, trabajadores y trabajadoras organizados en movimientos populares y sindicales, empresas, cooperativas, etc.”, buscando la construcción de una economía del bien común y promoviendo formas alternativas de propiedad privada.

4. Educación, salud, comunicación y tecnología

Los movimientos destacan que la salud, la educación, la comunicación y la tecnología no deben ser tratadas como mercancías. Por el contrario, deberían garantizarse como derechos para todos. Otra propuesta muy relevante sería “estimular la transferencia solidaria de tecnología y conocimiento entre naciones, permitiendo reducir las desigualdades internacionales”.

Además, los movimientos defienden la superación de la división internacional del trabajo y la especialización, ligada a las ventajas comparativas. “La industria, los servicios de alta intensidad tecnológica y alto valor añadido no deben ser patrimonio de los países desarrollados, mientras que los países subdesarrollados se quedan con economías agrarias, de bajo valor añadido, sufriendo tasas persistentes de empleo precario y déficits estructurales en las transacciones corrientes”.

5. Soberanía, la movilidad humana y la paz

Los movimientos populares defienden “la soberanía y la autodeterminación de todos los pueblos del mundo, eliminando toda forma de injerencia imperialista y neocolonial”. Esto podría reforzarse mediante la integración de organismos internacionales, “con la participación equitativa de todos los gobiernos y con representación de las organizaciones populares, de cada país”.

Además, cada Estado debe tener el control social de los bienes considerados esenciales para la supervivencia humana colectiva y el desarrollo económico nacional, como el agua, los minerales, el petróleo, la electricidad, la tierra, la producción y el suministro de alimentos, el saneamiento, el transporte, etc.

 

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