El coraje de futuro

El coraje de futuro
La homilía del papa Francisco en la festividad de san Pedro y san Pablo es una palabra profética para la Iglesia en este tiempo.

Prefiero que hablen sus frases, que, sin duda, provienen del Espíritu: «Celebramos el testimonio de los dos grandes apóstoles Pedro y Pablo. Al primero, el ángel del Señor le dijo: Levántate rápido. Al final de su vida, Pablo confesó: He peleado el buen combate».

Levántate rápido. Imagen significativa hoy para la Iglesia. Tiene que «despertar y levantarse; resurgir y salir fuera hacia la luz, a dejarse conducir por el Señor para atravesar el umbral de todas las puertas cerradas. Pero experimentamos muchas resistencias interiores que no nos permiten ponernos en marcha. A veces nos abruma la pereza y preferimos quedarnos sentados a contemplar las pocas cosas seguras que poseemos en lugar de levantarnos para dirigir nuestra mirada hacia nuevos horizontes. Así, la gran corriente de novedad y vida que es el Evangelio se convierte, en nuestras manos, en una fe que cae en el formalismo y en la costumbre; religión de ceremonias y de devociones, de ornamentos y de consuelos vulgares; cristianismo clerical, cristianismo formalista, cristianismo apagado y endurecido».

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