Cáritas y Manos Unidas recuerdan que 735 millones de personas padecen hambre en el mundo

Cáritas y Manos Unidas recuerdan que 735 millones de personas padecen hambre en el mundo
Foto | Manos Unidas
En el Día mundial de la Alimentación, las organizaciones humanitarias de la Iglesia, Manos Unidas y Cáritas, recuerdan que a pesar de algunos avances, todavía hoy una gran parte de la población mundial sigue padeciendo inseguridad alimentaria y desnutrición, especialmente en Asia occidental, el Caribe y todas las subregiones de África.

Según el último informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI), 735 millones de personas padecen hambre. Una cifra que representa un incremento de 122 millones de personas en comparación con 2019, antes de la pandemia. Manos Unidas cree que esto supone un “fracaso para la humanidad”. Y es que mientras el número de personas que pasan hambre sigue en aumento, se desperdician toneladas de comida en todo el mundo.

El SOFI también recoge que “50 millones de personas se enfrentarán, este año, al hambre extrema, y se prevé que otros 19 millones sufran desnutrición crónica en 2023. La inflación nacional de los alimentos en más de 60 países sería del 15 % o más, y cerca del 60 % de los países de ingresos bajos se encuentran en situación de endeudamiento grave o en alto riesgo de padecerlo”.

Si bien la crisis causada por la COVID-19 parece haber quedado atrás, los problemas relacionados con la inseguridad alimentaria y la nutrición persisten. Las consecuencias no solo agudizan el hambre, sino que repercuten, lógicamente, en el aumento de las personas pobres y enfermas.

“Desde hace décadas, sabemos que el sufrimiento de tantas personas no se debe a la escasez de recursos ni a causas naturales, sino a estructuras injustas y relaciones que están basadas en la desigualdad”, afirma Fidèle Podga, coordinador del departamento de Estudios de Manos Unidas. Para Podga, los factores de fondo son muy diversos y están interconectados:

“La inequidad en el acceso a los bienes, el consumismo de los más ricos, los intercambios comerciales injustos, las consecuencias del cambio climático, el acaparamiento de tierras con fines extractivos y agroindustriales, la especulación con el precio de los alimentos, un sistema alimentario que no está diseñado para satisfacer las necesidades de la gente, las guerras y conflictos interesados y, en definitiva, la explotación de unas personas por otras y de unos países por otros”.

Respecto al cambio climático, afirma que su impacto sobre la seguridad alimentaria es “innegable”, pero, según Podga, “aunque éste nos afecta a todos, no todos los seres humanos sufren el hambre por igual”. Hay una mayor vulnerabilidad en África y en el sudeste de Asia: «Creo que, en cuestión de hambre, más que de cambio climático debemos hablar de justicia climática», ha aclarado.

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Cáritas afirma que cualquier debate sobre los sistemas alimentarios debe tener como eje central la justicia y la dignidad humana, para hacer realidad el principio de “no dejar a nadie atrás” que sustenta la Agenda 2030, subraya un comunicado de Caritas Internationalis, con motivo de la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de la ONU, celebrada en septiembre de 2021.

El referente de Seguridad Alimentaria del equipo de Cooperación Internacional de Cáritas Española, Ángel Fernández, explica que “un enfoque de los sistemas alimentarios basado en los derechos humanos antepone las personas -y su entorno vital- a los beneficios”. “Las normas de derechos humanos -añade- garantizan que los mercados estén al servicio de las necesidades sociales y obligan a los Estados a conceder a las personas una protección social adecuada, una participación integradora, instituciones responsables y acceso a medios de reparación”.

Subida de los precios de los alimentos

Desde 2018, Si centramos la mirada en el contexto español, observamos que productos básicos como el pan o la fruta fresca han aumentado en más del 20% y las legumbres un 36%. Otros productos como los huevos, las patatas y la leche han experimentado un significativo incremento superior al 40%, mientras que en el azúcar y los aceites la subida es superior al 60%. (INE 2021-2023)

De acuerdo a los datos de EINSFOESSA, en 2021 el 23% de la población se vio obligada a reducir sus gastos en alimentación. Una situación que se agrava aún más entre las personas en situación de exclusión, afectando al 59%. Y el 12,6% de la población, cerca de 6 millones de personas, está experimentando privaciones alimenticias hasta el punto de impedirles llevar una dieta adecuada. Y vuelve a ser la población en situación de exclusión la que en mayor medida vive esta situación (41,5%).

“En este día mundial de la alimentación queremos denunciar que el problema no radica en la falta de alimentos en el planeta, sino en su accesibilidad y en el cómo se realiza este acceso, para que cada persona pueda elegir una dieta de calidad, equilibrada, nutritiva, suficiente y adecuada a gustos, costumbres y estado de salud. La alimentación es un bien público que desempeña un papel esencial en la vida y el bienestar de todo ser humano. No es una mercancía y no debe tratarse como tal”, explica María Martínez del programa por el derecho a una alimentación saludable, sostenible e inclusiva de Cáritas Española.

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