Acuerdos comerciales
y nuevo pacto social

Acuerdos comerciales y nuevo pacto social

OMC | Reorientar los acuerdos comerciales

Más de 300 organizaciones sociales y sindicales de todo el mundo han pedido a la Organización Mundial del Comercio (OMC) que suspenda las negociaciones sobre nuevos acuerdos comerciales y que reoriente su labor para centrarse en salvar vidas.

Entre otras cosas, estas organizaciones plantean que «la primera y única prioridad de las negociaciones comerciales en estos momentos debe ser eliminar todos los obstáculos, entre ellos las normas relativas a la propiedad intelectual incluidas en los acuerdos vigentes, que obstaculizan el acceso oportuno y asequible a suministros médicos tales como medicamentos, diagnósticos y vacunas que salvan vidas, así como la potestad de los gobiernos de adoptar todas las medidas necesarias para encarar esta crisis».

Se trata de garantizar que todos los gobiernos tengan flexibilidad para dejar a un lado las normas comerciales que limitan su capacidad. Sobre todo, porque algunos agentes económicos presionan para «negociaciones virtuales» que incluyen medidas que restringen aún más el acceso a medicamentos. Los gobiernos deben reconocer que la crisis exige «repensar de raíz el tipo de normas que se negocian en los acuerdos comerciales, incluidas aquellas que alientan los monopolios y reducen el acceso aceptable a todas las formas de suministros médicos y ponen en riesgo la vida de las personas».

Por otra parte, la Confederación Sindical Internacional (CSI) ha planteado también la necesidad de modificar en profundidad los acuerdos pendientes sobre comercio electrónico, pues se otorga aún más poder a las grandes corporaciones y se limita la capacidad de control de los gobiernos.

Una «mejor normalidad», un «nuevo contrato social»

El director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, plantea la responsabilidad que tenemos de construir una «mejor normalidad», un futuro de justicia y dignidad, en el mundo del trabajo, porque volver a la vieja normalidad no es aceptable: «Esta pandemia ha puesto al descubierto de la manera más cruel la extraordinaria precariedad e injusticias de nuestro mundo laboral. Es la destrucción de los medios de vida en la economía informal, donde seis de cada diez trabajadores se ganan la vida (…). Son los déficits de los sistemas de protección social, incluso de los países ricos, los que han dejado a millones en situación de privación. Es la incapacidad de garantizar la seguridad en el lugar de trabajo la que condena a casi 3 millones a morir cada año debido al trabajo que realizan. Es la dinámica incontrolada de la creciente desigualdad lo que significa que el virus, en su impacto social y económico discrimina brutalmente contra los más pobres (…) Lo único que debería sorprendernos de todo esto es que estemos sorprendidos (…) siempre supimos: simplemente elegimos no preocuparnos. Las elecciones políticas, por acción u omisión aumentaron en lugar de aliviar el problema».

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En el mismo sentido, la secretaria general de la Confederación Sindical Internacional (CSI), Sharan Burrow, ha subrayado una vez más la necesidad de un «nuevo contrato social»: «el antídoto está en la solidaridad (…) Debemos cambiar las reglas para construir un futuro justo para todos». La CSI plantea cinco pilares básicos para la economía: garantizar servicios públicos sólidos; promover empleos decentes para todos, en condiciones saludables y seguras, poner fin al trabajo precario y la formalización del trabajo informal; garantizar el salario mínimo vital y el derecho a la negociación colectiva para todos los trabajadores, acabar con la brecha salarial de género; financiar una protección social adecuada para todas las personas; cuidar el planeta.

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