Elena Medel: «La novela homenajea a quienes en precariedad brindan lo poco que tienen»

Elena Medel: «La novela homenajea a quienes en precariedad brindan lo poco que tienen»
Foto de Lisbeth Salas
Con varios poemarios y distinciones a sus espaldas, Elena Medel (Córdoba, 1985) acaba de publicar la novela Las maravillas, un relato protagonizado por mujeres de barrio de varias generaciones, condenadas a la precariedad donde el dinero, la política y los afectos revolotean en una cuidada prosa llena de lucidez. Esta es la versión extendida de la entrevista publicada en la edición impresa de Noticias Obreras.

¿Cómo surgió la idea de escribir esta novela sobre tres mujeres de diferentes generaciones que sufren la falta de dinero y están condenadas a la precariedad vital?

Escribo desde mis circunstancias: soy una mujer de clase baja, trabajadora precaria en el sector de la cultura, y vivo en un barrio al otro lado de la M-30. De manera inevitable, esas circunstancias definen mis intereses cuando escribo: y yo quería escribir desde ese lugar simbólico una novela sobre mujeres que podrían haber sido mi abuela, mi madre o yo misma, y cuyas historias en minúscula tejen y soportan la Historia con mayúsculas. Además, me interesaba pensar —y contar— sobre el dinero y el trabajo, que no encuentro reflejados en la literatura tanto como a mí me interesa.

¿Qué dificultades te has encontrado al tener que pasar de la poesía, en la que has destacado desde muy pronto, al género narrativo?

En mi infancia escribía relatos y no poesía, y siempre he escrito narrativa y ensayo en paralelo a la poesía: en el caso de la novela, no me he decidido a publicar antes. Comprendo la literatura como un todo: el tempo de escritura es diferente, al menos en mi caso —aquí residiría la mayor dificultad: acostumbrarme a ese otro ritmo y a esa otra manera de escritura—, pero no existe para mí ningún género que prime sobre otro. En todo caso, ese eje de lo que escribo lo seguiría ocupando la poesía, entendida como lenguaje y como mirada.

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¿Qué utilidad expresiva, qué ventajas literarias, te ha permitido la novela que no encontraras en la poesía?

La poesía me ha enseñado mucho. Por ejemplo, a renunciar a textos, en un aprendizaje que luego me ha servido para desechar novelas completas, y en el caso de esta a descartar capítulos o escenas. De hecho, el capítulo que situé al inicio de Las maravillas en su primera versión —y del que yo estaba muy orgullosa— terminó “cayendo” en uno de los borradores. También debo a la poesía la voluntad de buscar la palabra exacta, precisa, de decir lo que quiero decir con las palabras justas, como quiso Pablo García Baena: «misterio y precisión».

La precariedad no viene tanto
como consecuencia de una crisis
como de una clase

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