Del I al IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares

Del I al IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares
II EMMP. Bolivia. Intervención del papa Francisco.

El Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP) es un espacio de hermandad entre las organizaciones de base de los cinco continentes, una plataforma construida por diversos movimientos populares en torno a la invitación de Francisco a que los pobres y los pueblos organizados no se resignen y sean protagonistas de los procesos de cambio.

Son cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros de empresas recuperadas, todo tipo de cooperativistas, trabajadores de oficios populares, trabajadores cristianos de diversos oficios y profesiones, pequeños campesinos, trabajadores de barrios y villas… de los cinco continentes que practican la cultura del encuentro y caminan juntos, con el propósito de dar “la batalla, sin soberbia pero con coraje, sin violencia pero con tenacidad, por la dignidad humana, por la naturaleza y por la justicia social”.

En ese sentido, la cita responde a la necesidad de promover la organización de los trabajadores más humildes, sin derechos y excluidos para construir la alternativa humana a esta globalización excluyente que arrebata los sagrados derechos a la tierra, al techo y al trabajo, las ya famosas 3T. El pueblo pobre trabajador no solo padece las injusticias sino que también se organiza y lucha contra ellas.

Francisco, que acompaña a los movimientos populares desde su etapa de arzobispo de Buenos Aires y coherentemente con Evangelii gaudium, el programa de su pontificado, incorpora las 3T al magisterio social de la Iglesia como criterios básicos de justicia social, al señalar en Fratelli tutti, que “es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos” (n. 127). En la encíclica, el Papa referencia ampliamente a los movimientos populares, a los que ha “decidido acompañar, en su caminar autónomo” por sus prácticas de solidaridad “tan especial que existe entre los que sufren” (n. 116); por su sentido comunitario para cuidarse unos de otros (n. 152); por la creatividad y puesta en marcha de “variadas formas de economía popular y de producción comunitaria” con los que se deben contar “para un desarrollo humano integral”, y para reconocer “que sin ellos la democracia se atrofia, se convierte en un nominalismo, una formalidad, pierde representatividad, se va desencarnando porque deja afuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad, en la construcción de su destino”. (n 169).

Tierra, techo y trabajo, sobre todo, trabajo (Cf. Fratelli tutti, 162)

El primer encuentro se realizó en Roma en octubre de 2014. Reunió a un centenar de representantes de movimientos populares de los cinco continentes. Fue convocado para contrastar la realidad sufriente de trabajadores sin derechos y excluidos, precarizados, temporales, migrantes…, y para debatir esta perspectiva con el pensamiento de Francisco, especialmente «desde la aportación de Evangelii gaudium, La alegría del Evangelio». Marcó un hito en el proceso de organización y maduración de los movimientos con el fin de «responder a un anhelo que debería estar al alcance de todos, pero hoy vemos con tristeza más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo». 

Esta fue la síntesis del diálogo de los movimientos populares y este el mensaje que nos trasladó el papa Francisco, que sintetiza «gran parte de nuestra experiencia, pensamiento y anhelos (…) La claridad y contundencia de sus palabras no admiten dobles interpretaciones y reafirman que la preocupación por los pobres está en el centro mismo del Evangelio. En coherencia con sus palabras, la actitud fraterna, paciente y cálida de Francisco con todos y cada uno de nosotros, en especial con los perseguidos, también expresa su solidaridad con nuestra lucha tantas veces desvalorizada y prejuzgada, incluso perseguida, reprimida o criminalizada».  Une su voz al grito de los movimientos populares en las 3T, techo, tierra y trabajo: «Ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo»

En julio de 2015, tuvo lugar el II Encuentro, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Este encuentro reunió a más de 1500 delegados y delegadas de los movimientos populares en representación de 40 países de los cinco continentes, junto con obispos y agentes pastorales para compartir experiencias, realidades e ideas y proponer los problemas de los empobrecidos desde las ya mundialmente conocidas 3-T: tierra, techo y trabajo, a la luz de la encíclica Laudato si’.

En sus diálogos los movimientos populares coinciden con Francisco en que la problemática social y ambiental emergen como dos caras de la misma moneda. Un sistema que no puede brindar tierra, techo y trabajo para todos, que socava la paz entre las personas y amenaza la propia subsistencia de la madre Tierra, no puede seguir rigiendo el destino del planeta. Por ello, subrayan la necesidad de «superar un modelo social, político, económico y cultural donde el mercado y el dinero se han convertido en el eje regulador de las relaciones humanas en todos los niveles».

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Las conclusiones constituyeron la Carta de Santa Cruz. Y el mensaje del papa Francisco, un trascendental texto, al que se hace referencia constantemente y está catalogado de «miniencíclica», comparte con los movimientos populares su sentimiento de «fraternidad, garra, entrega y sed de justicia» para superar las grandes situaciones de injusticia. Una colaboración «real, permanente y comprometida» que invita a continuar y a profundizar en la lucha por los derechos sagrados a tierra, techo y trabajo y comparte tres grandes tareas: 1) poner la economía al servicio de los pueblos; 2) unir nuestros pueblos en el camino de la paz y la justicia y 3) defender la madre tierra.

El III Encuentro se realizó de nuevo en el Vaticano, en noviembre de 2016. Por tercer año consecutivo es convocado para expresar la misma sed de justicia y el mismo clamor por las 3T: tierra, techo y trabajo que en ocasiones anteriores. Si el primer encuentro sirvió para conocer las distintas realidades de los trabajadores pobres y descartados; el segundo para discernir sobre lo que está pasando con el apoyo de la encíclica Laudato si’; este tercer encuentro se dialogó y se concluyó con en una serie de propuestas, un actuar compartido por todos los movimientos convocados para defender estos derechos. Con la participación de 170 delegadas y delegados de 65 países, se abordaron los diálogos de las 3-T y también nuevos debates sobre Pueblo y democracia; Territorio y naturaleza; Refugiados y desplazados del mundo. 

Los movimientos populares concretaron un Documento de Propuesta de Acción Transformadoras. Y en el mensaje del papa Francisco reconoce la importancia del compromiso cotidiano de los movimientos populares, la forma de hacerlo y les anima a seguir manteniendo este camino «de germinación lenta» y este diálogo por la justicia y por tierra, techo y trabajo, «ese grito de ustedes que hago mío». Francisco pide a los movimientos populares que ejerciten «esa solidaridad tan especial que existen entre los que han sufrido» y les emplaza a meterse en política, dando ejemplo y reclamando, participando socialmente en la vida pública «una de las formas más altas de la caridad, del amor», no sin antes señalar dos riesgos: encorsetarse, apartarse de las grandes discusiones, para no ser reducidos a un protagonismo secundario. Y un segundo riesgo, la corrupción. Contra ello, el antídoto es vivir la vocación de servicio con humildad y austeridad «moral, en el modo de vivir, en cómo llevo adelante mi vida, mi familia», predicando con el ejemplo al servicio del prójimo como «la mejor forma de promover el bien común y el proyecto-puente de las 3-T». 

El IV Encuentro, entre julio-octubre de 2021, por Internet

Durante el tiempo más duro de la pandemia, Francisco se dirige con una carta a los movimientos populares (12 de abril de 2020) para señalar que es «el momento de un salario universal para los trabajadores más humildes y sin derechos» porque el confinamiento impide “ganarse el pan”. Denuncia que los trabajadores pobres “han sido excluidos de los beneficios de la globalización” pero no de sus perjuicios: “los males que aquejan a todos, a ustedes los golpean doblemente”; anima a seguir en la lucha por las 3T: tierra, techo y trabajo; y les invita a pensar con él “en el proyecto de desarrollo humano integral que anhelamos” para el después de la crisis.

Ese pensar el después es el punto de partida del cuarto encuentro de movimientos populares que se realizará íntegramente en Internet, en formato de videoconferencia, por motivos sanitarios derivados de la situación pandémica mundial.

Tiene dos momentos diferenciados: la reunión de movimientos populares, realizada 9 de julio, cuyo objetivo era dialogar del impacto de la pandemia en los trabajadores más humildes y descartados, y profundizar en los dilemas que hoy tiene la humanidad. La segunda parte de este encuentro, el 16 de octubre. Será la ocasión de compartir el trabajo y las luchas de los movimientos populares durante la pandemia, con el documental La fuerza del nosotros; presentar al papa Francisco las conclusiones de los diálogos recogidos en el documento ¡Salvemos a la humanidad y al planeta!; y, finalmente, escuchar su mensaje, que no dejará indiferente a nadie.

 

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